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¿Crear un escándalo por los niños?

Dos noticias de los últimos días deberían mover a México más que el futbol. Una, la que muestra los niveles tan altos de maltrato que hay contra los niños. La otra, sobre la "situación de emergencia humanitaria" que se enfrenta por el ingreso de más de 52 mil niños mexicanos y centroamericanos a Estados Unidos, en condiciones preocupantes.

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Escrito en OPINIÓN el

Ambos casos configuran un gran problema social.

En el primero, la UNICEF en su Informe Anual sobre México estima que entre el 55 y el 62% de adolescentes han sufrido maltrato en algún momento de su vida y que:

—10% de los estudiantes de educación secundaria han padecido algún tipo de agresión física en la escuela.

—5.5% ha sido víctima de violencia sexual.

—16.6% ha sufrido violencia emocional.

—7 de cada 10 jóvenes viven o han vivido violencia en su noviazgo.

Además, el organismo internacional resaltó que en el periodo de 2006 a 2010 fallecieron 913 niños menores de 18 años por causa del crimen organizado.

En la frontera,la situación también es muy delicada.

A partir de octubre de 2013, los agentes de la Patrulla Fronteriza han aprehendido a más de 52 mil niños inmigrantes que llegaron solos a territorio de Estados Unidos, hecho que ya fue calificado como una crisis por el gobierno de Barack Obama.

Desde 2009 han sido deportados 159 mil menores.

De esta cifra, el 53% (es decir, 84 mil 397 niños), son mexicanos. "Estamos hablando de grandes cantidades de niños, sin sus padres, que han llegado a nuestra frontera hambrientos, sedientos, exhaustos, asustados y vulnerables", declaró Jeh Johnson, secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos al comparecer ante el congreso de su país.

En respuesta,nuestro canciller realizó una gira de trabajo.

El secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, viajó el martes pasado a McAllen, Texas, para tener una serie de reuniones con funcionarios federales y locales de Estados Unidos.

Las soluciones no se vislumbran fáciles.

Lo importante es que el Gobierno de la República ya está tomando cartas en el asunto. Lo deseable sería ver pronto los mejores resultados, ante la gravedad de los hechos, y a pesar de la escasa relevancia mediática que las informaciones han tenido.

Algo similar está sucediendo en las #RedesSociales.

Un gran número de temas de menor importancia, con excepción de los relacionados con el bullying, han desplazado los testimonios y narraciones estremecedoras que giran en torno a los graves indicadores estadísticos, que poco han llamado la atención.

¿Qué hace falta, entonces?

¿Cuántos niños más deben morir para que se actúe de manera más enérgica y contundente? ¿Qué tipo de videos se tienen que subir a las redes para provocar una reacción más firme por parte del gobierno, los medios de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil?

¿Hay que esperar a que termine el Mundial de Futbol?

El trato indigno que se da, por ejemplo, a los niños en las celdas abarrotadas y malolientes en que son encerrados en la frontera, por ejemplo, no han sido motivo suficiente para lograr las movilizaciones que están llevando a cabo los médicos que forman parte de #YoSoy17.

¿Por qué una noticia así llama la atención y las otras no?

Las acciones políticas y diplomáticas son necesarias y urgentes, pero no suficientes.  En algunos casos, el escándalo mediático ha contribuido a que las autoridades tomen decisiones más rápidas y eficaces como resultado de la presión mediática y social.

¿Convendría crear un escándalo en favor de los niños?

Gobierno y partidos han demostrado el poder que tienen las negociaciones y acuerdos en los más altos niveles. Aunque no todos coincidan, las reformas son ya una realidad que avanza a paso más acelerado del que muchos imaginaron hace un par de años.

Otros más no confiaron en la Selección Nacional.

Y Miguel Herrera y el equipo que dirige ya pasaron a la siguiente fase, con buenos resultados. El respaldo de la mayoría es evidente. En política y en el deporte es cada vez más frecuente escuchar el grito de "¡Sí se puede!”.

¿Hasta cuándo se podrá decir lo mismo por los niños?

 

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