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COVID-19: rezago y falta de priorización de la salud en el presupuesto

Durante la última década, el presupuesto por persona afiliada se contrajo en todos los subsistemas de salud. | Judith Senyacen Méndez Méndez*

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Escrito en OPINIÓN el

El reto del financiamiento al sistema de salud no termina al concluir la crisis sanitaria por covid-19. Países de todo el mundo se enfrentan a retos en materia de política fiscal; México no es la excepción y el panorama se agrava ante los rezagos presupuestarios. La capacidad de respuesta, las carencias y los retos pre existentes se han puesto en evidencia. 

¿En dónde se pueden observar las carencias y desigualdades entre subsistemas de salud? Una visión general se puede presentar en la cobertura universal. Hablar de cobertura universal es hablar de afiliación, servicios y presupuesto. 

En México, durante la última década, la población afiliada y los paquetes de servicio se han ampliado. Sin embargo, el presupuesto por persona afiliada se contrajo en todos los subsistemas de salud. Incrementar la población afiliada y los servicios sin un aumento en los recursos económicos, difícilmente conducirán a la cobertura universal.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sugerido destinar, al menos, seis puntos del PIB para el sistema de salud. La pandemia por covid-19 llega a México ante una brecha presupuestaria que supera los tres puntos del PIB; el presupuesto aprobado en 2020 equivale a 2.5% del PIB.

La respuesta inmediata ante la crisis de covid-19 se enfoca en atender la salud garantizando el acceso al diagnóstico y tratamiento para todos e impulsando y optimizando la capacidad del sistema de salud por medio de tres prioridades S: personal, insumos y espacio (staff, supplies, space). 

Atender estas tres prioridades sería equivalente a 117 mil 031 millones de pesos, 0.47% del PIB. El 18 de marzo del año en curso se aprobó la creación de un Fondo para la Prevención y Atención de Emergencias de hasta 180 mil 733 mdp; monto que no es exclusivo para el sistema de salud. 

La creación de un programa presupuestario emergente y específico para la respuesta a covid-19 abonaría a la transparencia ya que facilitaría la ejecución y el seguimiento presupuestario de los recursos. 

Una vez transitada la crisis sanitaria por covid-19, se presenta la oportunidad de replantear las asignaciones y prioridades presupuestarias entre sectores y dentro del sector salud. 

El presupuesto para el sistema de salud requiere internalizar el aumento en los costos de atención, derivados de la transición epidemiológica del país. En 2035, el presupuesto necesario para el sistema de salud podría alcanzar 10 puntos del PIB. 

Al hablar de las fuentes de financiamiento será necesario discutir esquemas de cofinanciamiento entre la federación, los estados y los usuarios. 

Retomar el tema de la integración de los distintos subsistemas de salud. El principal objetivo de integrarlos es disminuir las desigualdades actuales. Para esto es necesario homologar costos unitarios de atención y con ello, revisar la calidad, eficiencia y efectividad de los servicios entre subsistemas.

Todo esto ante un espacio fiscal en contracción que ha pasado de 6.6 puntos del PIB en 2016 a 2.4 puntos del PIB en 2020. Es urgente replantear las fuentes de financiamiento en aras de un sistema de salud sostenible, con cobertura universal y que reduzca las inequidades actuales entre subsistemas. En particular, el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) debe definir las condiciones de operación y presupuesto debido a que la disminución de empleos formales reduce la población afiliada a las instituciones de seguridad social y, por ende, incrementará la población a la que deberá atender.

*Judith Senyacen Méndez Méndez

Investigadora. Obtuvo una maestría en Administración con especialización en Finanzas Corporativas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y licenciada en Economía por la misma institución. Ha cursado estudios de Evaluación Social y Económica de Proyectos en el ITAM, Model for Evaluation of Financing Options de la International Atomic Energy Agency (IAEA) y de Economía de la Salud en el INSP. Tiene experiencia en evaluaciones socioeconómicas de proyectos públicos. Se incorporó al CIEP en julio 2016 y se desempeña como coordinadora del área de Salud y finanzas públicas. Le interesa contribuir a un México donde la salud sea un igualador social y no un perpetuador de inequidades.