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Corte de caja III: Los saldos económicos de la pandemia

Para 2020, se estima que la contracción económica del planeta será de entre 4 y 5 por ciento. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

Los estragos de la pandemia en la economía mundial tienen su referencia más cercana en 1931 cuando el PIB global descendió 7.7 por ciento. Para 2020, se estima que la contracción económica del planeta será de entre 4 y 5 por ciento.  

La crisis muestra claroscuros en la recuperación económica mundial, mientras la incertidumbre se prolonga para algunas naciones, ante la espera de la llegada de las vacunas que se estima comenzará hasta el primer trimestre de 2021.

En este contexto, se presentó un fenómeno al despegarse los mercados financieros del comportamiento de la economía real. Normalmente, la euforia bursátil, viene precedida del crecimiento de un sector o de una de las empresas que lideran los principales sectores económicos.

Cuando la mayoría de los analistas suponían que la caída de los mercados al inicio del confinamiento, se convertirían en un profundo y prolongado crack bursátil, de pronto el índice Dow Jones y el Nasdaq comenzaron a repuntar.

¿Qué amortiguo la caída? En principio, el gobierno de Estados Unidos adquirió la deuda de muchas empresas que cotizan en la bolsa, esto generó la confianza de los inversionistas para impulsar el índice Dow Jones que, al día de hoy, se encuentra por arriba de la cotización que tenía previo al confinamiento.

El índice Nasdaq se encuentra 31 por ciento arriba de su cotización de principios de año, esto gracias al boom del comercio electrónico y la necesidad de la interconectividad que requirió el trabajo a distancia. Pero no fue todo, las empresas del sector automotriz, aeroespacial y manufactura de dispositivos médicos, aceleraron su transición hacia la automatización, así como las empresas dedicadas a la biología molecular y la nanotecnología comenzaron a tomar mayor relevancia en los mercados financieros.

De hecho, la economía de Estados Unidos tendrá un retroceso menor al estimado a mediados de año; cifras del FMI, ubican la caída del PIB en 6.6 por ciento. El reto más grande de esta nación será detener la ola de contagios por coronavirus que, en ese país, es verdaderamente dramática; después recuperar el empleo, mantener una política monetaria que evite una hiperinflación y jugar sus opciones comerciales para evitar perder más liderazgo en el concierto internacional ante China. 

En este escenario, la economía mexicana también presenta claroscuros, pero sobre todo, para un grupo de empresarios, recuperar la confianza es lo más relevante ante un gobierno que, amén de combatir la corrupción, está aplicando la ley y endureciendo las políticas de recaudación fiscal.

Por lo pronto, las estimaciones de la caída del PIB se encuentra entre 7 y 9 por ciento. Ya lejos del 12 por ciento que se vaticinaba a mediados de año. En el caso de México, los factores que están ayudando a amortiguar la caída son, sin duda, los récords constantes por la captación de remesas.

El último reporte del Banco de México, revela un incremento del 10 por ciento en los primeros nueve meses del año con respecto al mismo periodo del año anterior. La cifra alcanzó 29,964 millones de dólares.

Aunque en menor medida, la inversión extranjera directa también se incrementó 2.6 por ciento en el segundo trimestre del año, comparado con el mismo periodo de 2019. El sector automotriz fue el impulsor de esta tendencia, junto con la industria del plástico, mientras que las exportaciones manufactureras repuntaron 4.3 por ciento al mes de septiembre.

El tipo de cambio hoy fluctúa a los 20 pesos por dólar, lejos de los casi 24.8 que alcanzó al inicio del confinamiento, mientras que la inflación anual, está un punto porcentual arriba con respecto a 2019 al ubicarse en 4.09. Esta cifra aunque representa un aumento, no es tan preocupante en un contexto en el que la economía mundial está prácticamente detenida.

Cierto, el desempleo aumentó, el gasto público no alcanza y el precio de la mezcla mexicana está lejos de los 56 dólares por barril que se registraba al inicio de año. Hoy fluctúa 30 dólares por barril.

En México, entre la necesidad y la necedad, permitieron que la actividad económica no se detuviera totalmente, amortiguando junto con los indicadores mencionados un mayor derrumbe de la economía. El abasto en los mercados y tiendas comerciales nunca escaseó, y aunque la industria manufacturera se detuvo parcialmente en algunos segmentos, en general se mantuvo operando, mientras que las remesas apuntalaron el gasto y el consumo, y con ello el PIB creció 12 por ciento en el tercer trimestre del año.

Escenario distinto vive el sector turístico, restaurantero, de entretenimiento y esparcimiento, que es donde más se agudizó el impacto del covid-19. Hoteles, agencias de viajes, aerolíneas y restaurantes grandes y pequeños están sufriendo la restricción de aforos.

El presidente no miente al decir que México va librando poco a poco la crisis económica provocada por la pandemia, cierto, no es suficiente, pero las cifras mencionadas son importantes para pensar en lo que se vendrá en el futuro, pues la aparición de la Alianza Integradora Económica Regional (RCEP) liderada por China, representará un desafío para el T-MEC. Pero de esto, hablaremos en la próxima entrega.