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Coronavirus, explosión de otro negacionismo

Donald Trump decretó Estado de Emergencia haciendo una pausa en su continúo negacionismo de la pandemia mundial. | Alicia Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

Durante semanas el presidente Donald Trump comparó al brote de coronavirus con una simple gripa. Su negacionismo sobre la gravedad de la nueva enfermedad que azota al mundo no tardó en explotarle en la cara con el anuncio oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificando al coronavirus como pandemia y con el reporte de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) sobre el aumento en el número de contagios y muertes en Estados Unidos.

Si bien con la advertencia de los CDC sobre los riesgos del coronavirus, en enero el presidente Trump ordenó limitar la entrada de personas que hubiesen estado en China y en febrero a los que hubiesen visitado Irán, la falta de sensibilidad por parte de su administración para incrementar la cooperación transnacional y así restringir el avance de la pandemia en Wuhan, lejos de ayudar a su país llevó a suprimir gran parte la cadena de suministro médico pues muchas de las medicinas, productos farmacéuticos y dispositivos médicos de Estados Unidos se fabrican China. Incluso, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) cuenta con informes de posible escasez de medicamentos debido al cierre de fabricas chinas.

A pesar de ello, en medio de la campaña electoral Trump llegó a afirmar que después de sostener reuniones con "un montón de grandes empresas" y que éstas "van a tener vacunas relativamente pronto”, contraviniendo totalmente a la OMS y al Instituto Nacional de Salud, quienes han señalado que la vacuna del coronavirus tardará en desarrollarse al menos 18 meses. Las falsas afirmaciones de Trump no sólo le valieron severas críticas por parte de expertos en salud, también evidenció, nuevamente, que su preocupación mayor estaba en los mercados de valores y no en la salud pública de su país.

El 11 de marzo, cuando los contagios por coronavirus llegaron a 938 y los fallecidos a 29, el presidente Trump volvió ampliar las restricciones de viaje, esta vez tocó a las personas procedentes de los 26 países que conforman el espacio europeo Schengen[1] a sabiendas que esta medida de poco servía para mitigar la pandemia en el país. Además de que la bolsa de valores cayó abruptamente como consecuencia de esto, el avance del coronavirus y los estrictos controles a viajeros aplicados en 11 aeropuertos estadounidenses y en los puertos de entrada terrestres de San Ysidro, California; Búfalo, Nueva York; y Blaine, Washington, evidenciaron la escasez de equipos de protección básico para personal médico y las deficiencias para realizar pruebas para detectar posibles contagios en Estados Unidos. Como dato, Corea del Sur evalúa a cerca de 4 mil personas por millón mientras que Estados Unidos sólo alcanza a hacer pruebas a 15 personas por millón.

El evidente fracaso de la administración Trump para manejar la situación y el aumento en el número de contagios encendió la alarma a tal nivel que desde en el Congreso se cuestionaron si la Casa Blanca sería capaz de liderar la coordinación interinstitucional para evitar y mitigar la propagación del coronavirus en Estados Unidos. Inclusive, durante las audiencias del congreso realizadas la semana pasada se propuso que los CDC y el Departamento de Salud fueran los únicos responsables de transmitir diariamente la información a los estadounidenses.

Por su parte, autoridades y organizaciones de distinta índole a lo largo y ancho de Estados Unidos comenzaron a tomar las riendas para contener la pandemia del coronavirus desde sus ámbitos de competencia; acciones que se sintieron en todos los ámbitos de la vida de los estadounidenses, desde la cancelación de reuniones de 250 o más personas por parte de autoridades de varios estados, entre ellos California y Washington, hasta la restricción a los torneos de la Asociación Nacional de Atletas Colegiados, incluida la temporada 2019-20 de la NBA.

El 13 de marzo, tras darse a conocer que en Estados Unidos había 1,629 contagiados y 41 fallecidos por coronavirus, Donald Trump decretó estado de emergencia nacional haciendo una pausa en su continúo negacionismo y dando a entender que la pandemia estaba bajo control, lo que trajo un fugaz efecto positivo en la economía mundial. No obstante, en el transcurso del fin de semana el coronavirus se expandió a 3,487 contagiados y 68 víctimas provocando que Donald Trump anunciara un nuevo paquete de medidas para mitigar la epidemia y reconoció que la crisis se extendería hasta julio o agosto, circunstancia que llevó rápidamente al desplome de la bolsa de valores y a lo que parece el inicio de una recesión económica internacional sin precedente. Así, en el transcurso de una semana Trump influyó en el ambiente de incertidumbre que prevalece en el mercado financiero mundial.

[1] Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Noruega, Polonia, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suecia y Suiza.