Main logo
OPINIÓN

¡Confirmado: llegaron al poder para robar!

Cinismo y desfachatez como política de Estado. | Ricardo Alemán

Escrito en OPINIÓN el

Por años, López Obrador engañó a muchos con el falso discurso de la “honestidad valiente”.

También por años aquí documentamos que, en realidad, el activismo del tabasqueño siempre estuvo soportado en una intrincada red de pillerías que desmentían la “honestidad prometida”.

Y la mejor evidencia es que en sólo 34 meses de gestión, el actual grupo en el poder confirmó –con hechos–, que se trata de una pandilla mafiosa cuyo verdadero objetivo fue saquear al país y depredar el dinero público.

Por eso, hoy ya no engañan a nadie, en México y menos en el mundo.

Y el mejor ejemplo lo vimos en el más reciente informe que sobre corrupción y nulo Estado de Derecho ofreció el Índice Global de Estado de Derecho (WJP) –por sus siglas en inglés–, que coloca a México entre los cinco países del mundo con mayor nivel de corrupción.

Según el reporte, México aparece en el lugar 135 de 139 países evaluados y comparte su nivel de corrupción con algunas de las naciones más atrasadas del orbe; Uganda, Camerún, Camboya y el Congo.

Pero la verdadera novedad es que esa evaluación de espanto se desató justo en los tres años del gobierno de AMLO; una gestión que ha sido de saqueo sin freno en todas o casi todas las instituciones del Estado mexicano.

Y es más visible la corrupción, cuanto mayor es la impunidad y la complicidad de Palacio.

Es decir, cuando el presidente solapa y defiende de manera pública a los corruptos –como hermanos, parientes y amigos–, en realidad el mensaje que manda a todas las estructuras del Estado es que tienen manos libres para robar.

Y, por eso, el saqueo es generalizado en las dependencias federales en donde se institucionalizó “el moche” al salario de los trabajadores.

Que si una rifa, un boleto para esto y aquello, que la compra de los libros del presidente; que si las tandas oficiales…

Pero además, “el moche” ya es un robo en despoblado en industrias como la construcción –motor de cualquier economía–, que en México vive uno de sus peores momentos frente a la rapiña oficial.

Por ejemplo, construir un edificio de departamentos lleva a las empresas a subir los precios hasta en 40% del mercado, para poder pagar los insaciables “moches” que piden autoridades municipales, estatales y federales.

Existen casos de escándalo, en donde el alcalde pide un departamento a cambio de los permisos, pero luego el gobierno de la CDMX también pide su “tajada” que consiste en otro departamento y así, sucesivamente.

En pocas palabras, en el gobierno de López Obrador la corrupción se desparrama igual que cuando se barre una escalera; de arriba para abajo; desde Palacio hasta el más humilde empleado público.

Y los ejemplos más grandes aparecen en las obras faraónicas: Tren Maya, Refinería Dos Bocas y Aeropuerto de Santa Lucía, en donde los trabajadores son extorsionados con un “moche” de hasta el 30 % de su salario.

Pero tampoco es novedad que en el gobierno de AMLO México haya caído al top 5 de los países más corrutos y con menor Estado de Derecho.

Durante años aquí se documentaron las extorsiones de López Obrador con sus plantones, tomas de pozos petroleros, éxodos y, sobre todo, la venta de candidaturas a puestos de elección popular.

Aquí documentamos “el moche” a trabajadores del GDF en la gestión de López Obrador; documentamos la creación de una red de “recaudadoras” de dinero sucio proveniente del crimen organizado y el narcotráfico; documentamos las alianzas mafiosas con la antigua “mafia del poder” y advertimos lo que venía en materia de corrupción.

¿Lo dudan?

En la columna Al Tiempo, del 4 de diciembre de 2020, titulada: “Rateros y cínicos, la epidemia de Palacio”, advertimos que antaño, igual que hogaño, el cinismo es la respuesta de Palacio ante la exhibición de las pillerías de “la mafia en en poder”.

A continuación, un fragmento de esa entrega, exclusiva para el diario digital Contrapeso Ciudadano.

“Además de la fea costumbre de robar sin freno y sin pudor, en la familia presidencial hacen gala de un cinismo sin parangón”.

“El cinismo propio de las dictaduras cuando los tiranos y su prole son pillados en el robo del dinero público; dinero que saquean alegremente, mientras el pueblo carece de empleo, de atención médica, de medicamentos”.

“Y es que de nueva cuenta un trabajo periodístico revela las raterías de la familia Obrador –la familia presidencial–, y también de nueva cuenta aparece como respuesta oficial, el cinismo del mismísimo presidente López Obrador”.

“En esta ocasión, otra vez la empresa de noticias de Carlos Loret de Mola reveló que una prima hermana del presidente, de nombre Felipa Obraor, recibió sin licitar contratos de Pemex por casi 400 millones de pesos. Sí, una pariente del presidente metida en el desfalco de dinero público”.

“¿Y cuál fue la respuesta de López Obrador?”

“La risa y la descalificación; la misma respuesta que dio López Obrador cuando pillaron a su vocero, Jesús Ramírez, en transas para favorecer con dinero público, mediante empresas fantasma, al diario oficial, Regeneración; idéntica respuesta cínica del presidente mexicano cuando los pocos medios críticos recopilan los fracasos del gobierno de AMLO; fracasos como la promesa de que acabarían las masacres…”. (Fin de la cita)

Hoy, a pesar de que en sólo tres años llevó a México a la mayor corrupción de la historia, López Obrador alardea de su próxima visita a la ONU, en donde presumirá la “honestidad valiente” de su gobierno.

Sí, el cinismo y la desfachatez como política de Estado.

Al tiempo.