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Cómo perder una campaña política en 10 pasos

Para atrapar a los electores indecisos, finja inocencia política.

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Escrito en OPINIÓN el

Para ayudar a la reflexión política de la dirigencia del partido político y cuyo voto no le haya sido favorable en estas elecciones, a continuación se presentan algunas consideraciones, que harán más simple su comprensión del fracaso.


Primero, juegue con la necesidad de la gente. Diseñe un plan de campaña en el que su principal objetivo, lo sea comprometerse con sus electores en todo, haciéndoles creer que usted podrá construirles un río, aunque no sea necesario. Proporcióneles mensajes y propaganda ajena a su postulación de campaña.


Además, planeé en grande. No pierda tiempo y vea todos los capítulos de House of Cards, estudiando cuidadosamente el papel de Frank Underwood, para que por ósmosis, usted y sus colaboradores se conviertan en unos estrategas consumados en las artes de la política, del tipo Hágalo usted mismo.


Segundo, sea audaz al entrar en acción. Cuando su contrincante lo descalifique, cite a rueda de prensa para desvirtuar sus dichos, presentando acusaciones, -falsas de preferencia-, sobre el pasado de su contrincante.


En tercer lugar, haga que sus logros parezcan hechos con facilidad. No hay nada más eficaz que hacerle creer a sus electores, que son unos idiotas y que no comprenden el fino y delicado arte de engañarlos que usted perfectamente domina.


Como cuarto paso, aproveche los recursos que le ofrecen sus patrocinadores. Si su partido gobierna la entidad federativa, el municipio o el distrito por el cual usted es candidato, preste atención a todos los recursos humanos, materiales o económicos, de los cuales, usted puede valerse para su campaña. La leyes se hicieron para romperse y el papá del gobernador de su estado lo sabe y lo consiente.


En quinto lugar, menosprecie lo que no puede obtener. Cuando la opinión pública y su contrincante se le revierta a usted, subestime, menosprecie o descalifique esa forma de pensar hacia usted. Esta arma es eficaz para hacer pasar a sus electores como torpes e incapaces de hacer deducciones.


El sexto punto es, “muerto el perro se acabó la rabia”. Confíele a uno o dos de sus patiños favoritos la difícil tarea de la guerra sucia, con acusaciones y difamaciones contra su contrincante. Las redes sociales le serán de gran apoyo. Al final y cuando usted haya sido derrotado en las urnas, despídalos.


Como séptimo paso, sea audaz cuando tenga que entrar en acción. La audacia puede medirse en la mezquina capacidad de obtener recursos de procedencia dudosa, como por ejemplo, haciendo pactos con otras fuerzas políticas o con interesados en ser presidenciables. Aquí se incluye la posibilidad de obtener financiamiento de la delincuencia, por supuesto, a cambio de su benevolencia cuando usted sea autoridad.


Haga que le envíen dinero en efectivo en un vuelo de avión privado, -para no dejar rastro en una transacción electrónica bancaria-, aunque usted crea inocentemente que la Policía Federal o el CISEN no lo están investigando.


En octavo lugar, mantenga sus manos siempre limpias. Tenga siempre a su disposición unos cuantos de sus leales colaboradores, en quienes recaerán las lamentables acusaciones de que usted como candidato sea objeto, cuando sus contrincantes políticos, ya sea en su propio partido o en el de en frente, lo descubran con las manos en la masa.


Noveno punto, simule candidez. Para atrapar a los electores indecisos, finja inocencia política. Posiblemente lo creerán y votarán por usted y sus contrincantes se sorprenderán de su capacidad para hacerse tonto y engañarlos.


En último punto, dese cuenta con quién está tratando y no ofenda a la persona equivocada. Uno de los mejores errores que pueden cometerse lo constituye, la soberbia, la prepotencia y la arrogancia, de usted como candidato o de sus subalternos. No hay nada mejor para alejar apoyos que comportándose de esta manera con la estructura territorial de su partido, de la ciudadanía, o bien, de los liderazgos sociales del lugar que usted pretende ser autoridad.


Como colofón, desprecie toda crítica y comentario cuyo orígen lo sea alguien ajeno a su grupo político o a su partido. Tenga usted en mente que usted tiene la razón en todo momento y lugar.


Niegue todo, cierre los ojos y agradezca hipócritamente en redes sociales a sus electores, aunque por dentro de su alma este trinando de coraje.


Ejemplos los tiene usted en Jalisco, Nuevo León o Sonora.