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¿Cómo le va a los salarios?

Si estuviéramos en una pelea de box y el salario se enfrentara a la inflación, tremenda golpiza recibiría, desde el primer combate no la contaría. | Manuel Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

Si estuviéramos en una pelea de box y el salario se enfrentara a la inflación, tremenda golpiza recibiría, desde el primer combate no la contaría y directo se iría a la lona. La mayor parte de los espectadores, los llamados informales, por más porras que gritaran al maltrecho salario, no lograrían levantarlo del piso.

El salario, derrotado por la inflación, apenas lo reciben el 35% de los espectadores, que son 20 millones de asalariados (datos IMSS), de los 57 millones 672 mil 778 trabajadores que representan a la Población Económicamente Activa (INEGI 2022).

El restante 65% son 37 millones de trabajadores informales (INEGI), los cuales no tienen idea de qué es percibir un ingreso semanal, quincenal o de cualquier naturaleza de manera periódica. No saben lo que es tener un ingreso seguro.

Mientras que los más de 20 millones de asalariados “formales” con seguridad social apenas, y con algo de suerte, reciben un paupérrimo incremento al año, y sólo unos 4.7 millones se encuentran sindicalizados, quienes no llegan a ser ni una cuarta parte. La mayoría no sabe qué significa la reforma laboral, la contratación colectiva y un salario digno.

La Secretaría del Trabajo y Previsión Social reconoce que durante el mes de enero de 2022 el salario contractual aumentó 5.6%, mientras que durante el mes de febrero aumentó 6.7%. Lo que significó un crecimiento promedio del salario contractual durante el primer bimestre de 2022 de 6.1%.

Fueron 119 revisiones salariales en el periodo de enero de 2022, lo que representó una cifra de “41.1% menos de las realizadas un año antes (que fueron 202)”. En el mes de febrero alcanzaron 188 revisiones salariales, lo que representa “52.0% menos de las realizadas un año antes (que fueron 392)”.  

Por efecto de la crisis son cada vez menos los beneficiados de las revisiones salariales.

A los asalariados, como si fuera un juego maléfico, les han puesto una escalera de un solo escalón. ¿Alguien las conoce? ¿no? Entonces vayamos al submundo obrero y sabrán lo que significa tener un salario congelado, muerto e inmóvil.

En cambio, a la inflación le han puesto una escalera con peldaños móviles infinitos. La inflación, puede subir y hasta saltar al escalón que le dé la gana.

El salario promedio que perciben los asalariados mexicanos apenas alcanza 7 mil 380 pesos mensuales (INEGI), equivalente a 1.42 salarios mínimos generales. Esos son los empleos de los nuevos tiempos, endémicos, hijos de la reforma laboral que se ve muy lejos de alcanzar para los obreros del salario diminuto

Dicen los economistas, esos de cuello blanco, que la inflación anda en 7.3%, pero la familia obrera, esa del mísero salario, de la bolsa remendada, acude a los mercados y los precios no sólo se duplican, se triplican, y hasta se requintuplican. Tan sólo el limón se incrementó 165%, el aguacate 118%, el chile 39.7%, las tortillas 26.8%, y la cebolla 7.9%, entre otros.

Esos economistas, esos gobernantes, esos empresarios que conocen la “realidad” a través de cifras falsas, maquilladas, a través de cristales blindados y oficinas lujosas, no tienen la decrépita idea de lo que es sobrevivir con un mísero salario.

¿Para qué sirven los sindicatos si no pueden alcanzar la inflación? Ella está arriba, muy arriba ¿Para qué sirve que existan agrupaciones obreras si cada una pelea por su lado

¿De qué tamaño es ese sindicato que la reforma laboral minimiza y trata de hacerlo pequeño y fragmentado, hasta pulverizarlo? ¿Es del tamaño de las legitimaciones que apenas rebasan las 3 mil de un universo de más de 500 mil contratos colectivos?

La inflación, dicen las voces empresariales, no se debe sujetar a un control de precios porque se atentaría contra el país. ¡Claro, ellos son el país, son las únicas voces que son escuchadas!, para ellos los trabajadores no cuentan.

¿Una escala móvil de salarios para que suban al igual que los precios, y así los trabajadores tengan un sueldo digno para satisfacer sus necesidades? Dicen ellos, ¡tampoco, porque es atentar contra la economía de México! Claro ¡ellos representan el poder y la toma de decisiones!

A los dirigentes de la clase obrera les falta autocrítica, a los más organizados les falta bajarse de su sectarismo y lograr salir de sus gremios para ir a los de la zona fabril, con los jornaleros, trabajadoras del hogar, informales, de cada rincón del país, para construir un sindicalismo global, de enorme fuerza que sume a trabajadoras y trabajadores por igual y sin distinción.

El reto es dignificar el salario, humanizar el trabajo, apoyar los sistemas de justicia laboral y de salud, el transporte, la vida obrera, pero primero se requiere fortalecer los instrumentos colectivos y los canales de participación de los trabajadores y de sus organizaciones representativas, con visión de altas miras, que se traduzcan en reivindicaciones y fuertes posiciones que puedan ser unificantes.

Que sean capaces de lograr mejoras salariales dignas frente a la clara tendencia del Estado y los empresarios hacia la individualización de las relaciones laborales y destrucción de lo colectivo, ante el escenario nada alentador de la inflación cada vez más creciente.

Son tiempos de sumar y de construir en beneficio de los trabajadores. Todo es posible.