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Comercio y desgobierno

A México le urge reactivar su economía, atraer la inversión extranjera. Y es ahí donde se requiere certidumbre. | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

México, que participa desde el 1 de julio junto a Estados Unidos y Canadá en el T-MEC, el nuevo acuerdo comercial que sustituye al TLCAN, lo hace con un gobierno débil, desgastado y sin adecuados mecanismos para potenciar el intercambio con esas naciones.

El T-MEC ha entrado en vigor desde el 1 de julio y, según la administración de Andrés Manuel López Obrador, los gobiernos participantes en ese instrumento mantienen una relación de estrecha colaboración y respeto mutuo, indispensable para la salvaguarda de sus respectivos intereses.

La visita que realizará AMLO a Estados Unidos lo realizará sin que vayan empresarios en su comitiva lo que revela el grado de interés o desconocimiento del Ejecutivo en estos menesteres.

México está en su hora decisiva de aprovechar y obtener beneficios que permitan al país rearticularse. No se logrará, sin embargo, si no hay liderazgo y si se margina a la iniciativa privada, responsable de mover las ruedas de la economía.

Ignorancia, fanfarronería y desprecio o mala asesoría o tacañería podrían ser los factores que han imperado para que AMLO decida viajar solo, huérfano, con una pequeña comitiva oficial sin que los empresarios se sientan representados.

El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá o T-MEC reemplazará al TLCAN, vigente desde 1994, luego de que Washington lo objetara al considerarlo desventajoso para el empleo estadounidense.

Quien brinca en un pie con este nuevo instrumento, que lo considera su triunfo político, es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump quien atendió el pedido del sector empresarial norteamericano de lograr una mejor negociación.

El nuevo mecanismo conserva muchos elementos del TLCAN, acuerdo que unió a las tres naciones en una compleja red de interacciones y servicios comerciales, aumentando en general el crecimiento y elevando el nivel de vida en América del Norte.

Este es el acuerdo comercial más grande, más justo y más balanceado jamás negociado, dijo recientemente Trump al anunciar que el 8 de julio recibirá en la Casa Blanca a su homólogo de México.

Trump recordó que el T-MEC marca el cumplimiento de su promesa electoral de anular el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y sustituirlo con otro que beneficie a los trabajadores, granjeros, rancheros y empresas de Estados Unidos.

Lo que no se sabe es qué sacrificó México para que ahora Trump defina como una “tremenda victoria” para la economía estadunidense esa negociación con México y Canadá.

El 30 de noviembre de 2018, las tres naciones firmaron este nuevo acuerdo y en las negociaciones se convinieron retener los elementos claves de esta relación al tiempo de incorporar mecanismos destinados a resolver desafíos comerciales del siglo XXI.

¿Pero cómo llega México en estas circunstancias? El panorama no es nada halagador en lo político, económico y social. El país está arrinconado y sin poder maniobrar por parte de una administración que sigue con una visión arcaica.

En enero de 1994 se festejó mucho el Tratado de Libre Comercio de América del Norte pero desde el inicio de su administración, Trump dijo que buscaría un nuevo mecanismo para elevar el nivel de vida de la población de los tres países miembros.

El gobierno de México considera que el T-MEC ayudará a la economía mexicana, tras la debacle que ocasionó el covid-19. La recuperación tardará mucho ya que se requieren de millonarias inversiones.

¿Pero cómo invertir en México cuando no hay un horizonte seguro y el clima de las inversiones no parecieran ser los más adecuados?

A México le urge reactivar su economía, atraer la inversión extranjera. Y es ahí donde se requiere certidumbre. Por eso es que los constantes vaivenes del presidente Andrés Manuel López Obrador abonan muy poco a la estabilidad nacional.

A casi dos años de distancia del inicio de su gobierno, los inversionistas siguen pensando mucho si es conveniente invertir en México donde un día el presidente dice una cosa y al día siguiente lo anula.

México está urgido de salir de la actual recesión económica, promover el crecimiento del comercio y fortalecer la protección de los consumidores.

En ese contexto, México debe establecer mecanismos encaminados a fortalecer y ampliar la protección de los derechos de los trabajadores, al tiempo de combatir la corrupción y dar más facilidades para el desarrollo de las empresas.

Un sector golpeado y abandonado es la agricultura y en ese rubro urge mejorar el comercio agrícola al tiempo de fomentar mejores prácticas productivas para poder competir con Canadá y Estados Unidos.

Urge actualizar el marco institucional de protección a la inversión, así como su mecanismo de solución de diferencias y en materia laboral es necesaria la aplicación de los derechos laborales y garantizar la protección a los trabajadores migrantes.

La agenda es muy amplia y ojalá AMLO sepa qué conversará con Trump porque cada día va decepcionando a quienes votaron por él y le endosaron un cheque de confianza.

El tiempo le dará o nos quitará la razón. Mientras tanto hay que seguirlo vigilando para que no cometa más torpezas políticas.