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Clinton y Trump, 101

La elección de Estados Unidos es importante por la vecindad que tenemos ambas naciones (a querer y no).

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Escrito en OPINIÓN el

En el argot académico, y casi ahora como expresión idiomática en Estados Unidos se utiliza el “101” para referirse a alguna clase que comienza de cero. Por ejemplo, “Economía 101”; el significado de ello es precisamente “Economía para principiantes”. Pues bien, dicho lo anterior quiero escribir esta colaboración y llamarle “Clinton y Trump, 101” porque creo que a veces a falta explicar con más detalle por qué razón la elección en los Estados Unidos es importante para México.

 

Para esto, comenzaré diciendo que en la gama de tópicos que ocupan la agenda nacional de nuestro país, las elecciones presidenciales de los Estados Unidos no son el principal asunto que nos debe preocupar. Considero que la crisis de inseguridad, violencia y crimen en el país es la primera, seguida de la falta de estado de derecho y del enorme poder destructivo que tiene la corrupción y la impunidad. No obstante lo anterior, la elección presidencial en el vecino país del norte es el cuarto o quinto tema de mayor relevancia para lo mexicanos. La pregunta es porqué. Pues bien, comencemos por 101:

 

Primero que nada, la elección de Estados Unidos es importante por la vecindad que tenemos ambas naciones (a querer y no). Decía yo hace varias semanas que, aunque no nos guste, más nos valdría integrarnos a América del Norte si queremos ser competitivos. Y así lo creo firmemente. Nuestra posición geoestratégica es irrenunciable, pero además es privilegiada. Y siempre será más fácil hacer tratos con un vecino que nos entiende, nos apoya y nos integra, que con uno que solamente está buscando aislarnos, destruirnos o deportarnos. No digo que Hillary Clinton sea la respuesta a todo y que Donald Trump es lo peor que nos puede pasar, pero al menos Clinton ha dicho que quiere trabajar con nosotros (que lo cumpla, eso es otro boleto).

 

En segundo lugar, porque las implicaciones en materia económica serían desastrosas si no tenemos acceso al mercado del norte, por la vía del Tratado de Libre Comercio (que no solamente implica mercancías, sino también intercambio de mano de obra calificada entre ambas naciones y hacia Canadá). Si llegase a ganar Donald Trump (y en menor medida Hillary Clinton), las presiones para sacar a los Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio serían muchas; y cabe destacar que de acuerdo al estatuto del tratado, el Ejecutivo de un país puede – sin tener que tener la aprobación del Congreso – retirar a su país del acuerdo. Las consecuencias de ello serían económicas y directamente negativas para muchas personas (todos los exportadores e importadores verían afectada su actividad, los profesionistas que dependen de las visas de trabajo, etc.). La afectación – es irónico – provocaría exactamente aquello que se busca prevenir: un colapso económico en Estados Unidos. Huelga decir el tamaño del problema que tendríamos en México.

 

En tercer lugar, las amenazas de gravar las remesas que se envían de Estados Unidos a México, o confiscarlas o cualquier cosa parecida, terminaría también por provocar una crisis de enormes proporciones, pues hay muchísimas familias que dependen de ellas directamente para sobrevivir y para tener ingresos. En alguna ocasión le escuche a alguien referir que, tres de las principales fuentes de ingreso de los mexicanos más pobres eran las remesas, el comercio informal y el narcotráfico. Más allá de otra cosa, así de grande sería la magnitud del problema.

 

Por último, la amenaza de la deportación de muchos mexicanos provocaría la separación de familias, dejando a un sinnúmero de personas en una situación totalmente vulnerable y sin capacidad de tener una actividad económica remunerada, con todo lo que eso significa. No solamente se provocaría una crisis económica para México, sino que es un tema humanitario para mantener a las familias unidas.

 

Quizá las consecuencias no parecen graves vistas sin detenimiento. Quizá seguir o no el desarrollo de la elección Presidencial en Estados Unidos no ocupa el primer lugar de nuestra baraja de complejidades, pero sin duda es un problema real. Solamente quiero terminar mi artículo diciendo lo siguiente: si bien creo que Donald Trump no debe llegar a la Presidencia de Estados Unidos, tampoco estoy seguro que las políticas que quiere implementar Hillary Clinton sean las más adecuadas: el daño ya está hecho. El nivel de “nativismo” y proteccionismo de esta contienda harán prácticamente imposible que el ganador vaya en contra de la corriente. Si Barack Obama no pudo, a pesar de tener mucha más legitimidad y carisma, se antoja difícil que suceda ahora en 2016. El tiempo lo dirá.

 

@fedeling 

@OpinionLSR