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Ciudad Innovadora

Claudia Sheinbaum ha adoptado el lema de “Ciudad Innovadora y de Derechos”, pero es probable que al final de la historia termine siendo la antítesis. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

A fines del siglo XX, Bogotá estaba sumida en una tremenda confrontación entre actores políticos. Antanas Mockus era el Rector de la Universidad Nacional. Es muy conocido el acto en el que, en medio de protestas e interpelaciones a un discurso que estaba próximo a dar, se bajó los pantalones y mostró su trasero a todos los asistentes. Acto seguido renunció a la rectoría y se hizo de tal fama, tanto por el hecho que acabo de relatar, como por la honestidad que se interpretó en su renuncia, que poco después se convirtió en el Alcalde de Bogotá.

Muchas de las innovaciones de la nueva agenda urbana comenzaron justamente en la capital de Colombia y en Medellín. En el caso de Mockus, lo que se recuerda es el uso de mimos para modificar actitudes entre la ciudadanía y generar conductas más cooperativas. Hubo más acciones. La violencia disminuyó.

A Mockus lo sucedió Enrique Peñalosa, quien nuevamente es el alcalde bogotano. Es un gran presentador en público, con una filosofía de favorecer los medios sustentables de transporte e impulsor de importantes transformaciones en su ciudad, como la ampliación de banquetas y la construcción del Transmilenio (un metrobús de mayor capacidad). Las visitas de estos dos personajes a México, además de Sergio Fajardo, en esos años alcalde de Medellín, inspiraron a muchos, incluido yo, a impulsar transformaciones en las ciudades mexicanas.

El acceso a internet y redes sociales ha permitido que alcaldías innovadoras en el mundo sean admiradas y respetadas por muchos. Claudia Sheinbaum ha adoptado el lema de “Ciudad Innovadora y de Derechos”, pero teniendo en cuenta las agendas urbanas de los años recientes en el mundo, es probable que al final de la historia, nuestra Jefa de Gobierno termine siendo la antítesis de una “Ciudad innovadora”: mientras las ciudades de vanguardia apuestan por contener al automóvil, las acciones viales de su gobierno van por una optimización de los espacios viales para incrementar la capacidad de las vías, como hace el derechista alcalde de Madrid, José Luís Martínez Almeida; mientras otras ciudades fortalecen su agenda internacional, Sheinbaum la minimiza; mientras otras urbes apuestan a la gobernanza y la deliberación de los problemas públicos, el primer círculo de la CDMX tiene “soluciones” para todo.

Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera sí apostaron por la innovación. Hoy estamos acostumbrados a un Madero peatonal, a calles compartidas, a que haya niños y adolescentes empapados en la fuente del Monumento a la Revolución, o a simplemente poder cruzar Río Mixcoac e Insurgentes con seguridad.

La alcaldesa de la “Ciudad Innovadora y de Derechos” prefiere pasar un segundo piso por una reserva ecológica y un sitio registrado como Patrimonio de la Humanidad, o regresar a 80 kilómetros por hora, avenidas en las que el activismo por la seguridad vial había logrado reducción de velocidades a criterios internacionales. En esta ciudad es más importante el esfuerzo por terminar a tiempo el Cablebús, pasando por encima de las casas, que liberar el derecho de vía para mejorar el espacio público y la seguridad, como se hizo en Medellín.

¿Cómo recuperar la búsqueda de la ciudad innovadora? No sé si la política capitalina nos lo permita a partir de 2024, cuando Sheinbaum termine su periodo; o a partir de diciembre de 2020, cuando una eventual renuncia la incorpore al Gabinete Federal, sin que se tenga que convocar a elecciones.

Tengo más bien la impresión de que en los próximos años la innovación no se dará en el Gobierno de la Ciudad de México sino en algunas de las 16 Alcaldías.

Al menos en el discurso, los nuevos alcaldes, y en su momento sus rivales electorales, abordan la nueva agenda urbana. Son temas que algunos, en particular, han entendido muy bien. Víctor Romo, como delegado, se apoyó mucho en la bicicleta y acogió mi propuesta de pintar el Rey Peatón en todas las calles de Miguel Hidalgo; pero su sucesora, Xóchitl Gálvez, siendo de una orientación política distinta, también lo hizo y aún hoy como senadora, se mueve en bicicleta.

He visto proyectos interesantes en materia de movilidad y espacio público en demarcaciones como Cuauhtémoc, Iztapalapa, Benito Juárez, Azcapotzalco, entre otros, derivado de un auge en las discusiones en la materia, pero también que los líderes políticos toman este tema y se rodean de buenas opiniones. No todo ocurre en la dirección correcta, al igual que pasa en el gobierno capitalino, pero sin duda las mayores oportunidades para la innovación están en las nuevas alcaldías.

Esto me dice que como sociedad tenemos que seguir siendo radicales en la propuesta, aunque debamos ser pragmáticos para la instrumentación. Hay que pensar en mejoras que realmente transformen la calidad de vida de los habitantes de la ciudad y no sólo que se queden en una batalla entre “pro bici / pro peatones” versus “pro automóvil”. Urge una gobernanza urbana que nos permita avanzar más rápido en todas las materias, y contener las ideas geniales, como las que, de manera recurrente, se han propuesto en todos los gobiernos, incluyendo el actual, con su viaducto elevado para trolebuses sobre Ermita Iztapalapa, en vez de favorecer la escala humana.