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Cierre de la Basílica de Guadalupe, pero prohibido prohibir

La mayoría de católicos aprueba la decisión por el bien de todos, incluso de la decisión tomó nota el mismo papa Francisco. | Fred Álvarez

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Escrito en OPINIÓN el

Por primera vez en la historia no habrá peregrinación a la Villa de Guadalupe, ni se cantarán las mañanitas la noche del 11 de diciembre como ha ocurrido en los últimos años.

Las condiciones sanitarias del país llevaron a la autoridad eclesiástica -el cardenal Primado de México, Carlos Aguiar Retes-, en coordinación con las autoridades de la Ciudad de México a cerrar la insigne y nacional Basílica de Guadalupe "por lo que invitamos a que los festejos guadalupanos se realicen en sus parroquias o en casa, evitando aglomeraciones y con las medidas de sanidad correspondientes”, subraya un comunicado conjunto fechado el 23 de noviembre.

Precisa que "desde el siglo XVI, el Cerro del Tepeyac ha sido un punto de peregrinaje para millones de hombres y mujeres que han encontrado en la Virgen María de Guadalupe una maternal protección frente a las adversidades y una fuente de inspiración en los procesos sociales...”

¡Estamos ante un hecho inédito!

El cierre del mayor templo mariano del mundo nunca se ha cerrado, y menos en una fecha tan importante para los guadalupanos. Es más, ni siquiera ocurrió en la persecución religiosa de los años 20. Pero la pandemia ha obligado a tomar decisiones difíciles.

La mayoría de católicos aprueba la decisión por el bien de todos, incluso de la decisión tomó nota el mismo papa Francisco, ya que también cerrará la fiesta de la Navidad en la Basílica de San Pedro, ni habrá servicio religioso en Belén.

Las cosas nos han obligado a hechos inéditos. Pero para otros es un atentado contra las libertades religiosas.

Hay que decir que México es un pueblo antes que nada guadalupano, y muchos mexicanos aun cuando no asisten a servicios religiosos dominicales, cada año hacen peregrinaciones para visitar a la morenita, y acuden al cerro del Tepeyac a pasar lista: Son compromisos que han heredado de sus antepasados; las famosas “mandas”.

¿Cómo combinar estas cosas cuando no se ha aplicado un estado de excepción? Simple. Haciendo una amplia campaña de concientización, pero aun así no se debe descartar que la gente acuda al templo mariano, si así lo desea. Nadie se lo podrá impedir.

De hecho, habrá  peregrinaciones, por lo menos hasta el día nueve, y el templo estará abierto....

Eso si, las autoridades capitalinas aplicarán durante esos días un gran operativo de seguridad para orientar a quienes viajen a las inmediaciones del Santuario mariano.

Estamos ante una situación similar a la que ocurrió el pasado 28 de octubre en el templo de San Hipólito en la Ciudad de México. Al final, los fieles se impusieron, y hubo muchos que alzaron la voz..

Incluso el mismo presidente ha dicho que desde el inicio de la pandemia se ha confiado en la gente y no se han impuesto medidas coercitivas, como toques de queda, o medidas de movilización. “Es nuestra concepción de prohibido, prohibir”, expresó en una mañanera, y tiene razón, a menos que haya estado de excepción como lo manda la constitución. Ese hecho está descartado, aunque algunos estados y municipios se han atrevido a aplicar medidas coercitivas por no usar tapabocas, por ejemplo. Esa es una violación a la ley, aunque han aplicado reglamentos y legislaciones locales...

Por cierto, algunas personas han dicho que el cierre de la Basílica habría sido una orden unilateral del gobierno de la 4T, concretamente de la oficina de Hugo López-Gatell.

Esta vez no fue así. La decisión la tomó personalmente cardenal Carlos Aguiar Retes, aunque debemos de decir que hubo una especie de doble señal...

¿Por qué?

Por una entrevista que habría dado Mons. Salvador Martínez Ávila, el nuevo Rector de la Basílica, que fue publicada el  domingo 22. El prelado comenta a la reportera que habría presentado un protocolo el cual consistía en que la Basílica permanezca abierta durante los festejos de diciembre para que los feligreses tengan la oportunidad de pasar frente al ayate  y luego retirarse; sin embargo, precisó que ello sólo será posible si el semáforo epidemiológico no estuviera en rojo...

"Usted venga y le aseguro que va a poder estar en la Basílica con las medidas sanitarias, va a poder participar en la misa, va a poder visitar los distintos lugares del recinto guadalupano, si usted le prometió veladoras a la Virgen, tráigalas, y nosotros nos encargamos de que el 11 y 12 se enciendan y que haya un tapete que se hará con las flores secas.”, dijo...

Y así estaban las cosas. No creemos que exista semáforo rojo, pero la decisión no fue impuesta, como cuando el Ejército cerró unilateralmente los accesos a la Catedral metropolitana en septiembre pasado.

Una de las gentes más sensibles con la autoridad católica de la Ciudad ha sido Alfonso Suarez del Real, secretario de gobierno de la Ciudad.

Creemos -acá entre nos-, que al final no habrá cierre total del templo mariano.

El tema de la religiosidad es complejo y la gente tiene una enorme devoción a la virgen, hay que hacer conciencia. 

Hace unos días, el 20 de noviembre murió de covid-19 Ireneo I, Patriarca ortodoxo de Serbia; todas las  campanas serbias doblaron en señal de luto. Numerosos fieles acudieron para despedirlo; el cadáver estuvo expuesto esta vez en un féretro cubierto con cristal, y no abierto como suele ser en los ritos ortodoxos, para que los fieles no pudiesen acercarse para besarle las manos por cuestiones sanitarias, aun así no se pudo impedir que besaran el cristal que cubría el cuerpo, el quid es que muchos de ellos no llevaban tapabocas ni guardaron la sana distancia. Seguramente hubo muchos contaminados.

Empero, fue imposible prohibir funerales de este tipo, ya que la Iglesia Ortodoxa Serbia ejerce una gran influencia política en el país balcánico.

El presidente serbio, Aleksandar Vucic, no acudió al funeral y se despidió del Patriarca a través de su cuenta de Twitter: “Nuestro pueblo serbio tiene grandes patriarcas y personas, y el patriarca Irineo I fue uno de ellos. Como exigió este tiempo y como quiso nuestra gente. Que Dios perdone su alma y le dé un asentamiento paradisíaco”.

La liturgia fue oficiada por los obispos de la Iglesia serbia, acompañados por delegados de las comunidades religiosas católica, musulmana y otras, los máximos representantes políticos serbios y otras personalidades. El papa Francisco envió condolencias, lo mismo que Vladimir Putin.

Nadie ni la pandemia  pudo haber impedido ese funeral.