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Ciclovía en Insurgentes

Una mala instrumentación puede desalentar la permanencia de la ciclovía de Insurgentes, y como ciudadanos no debemos dejar que eso suceda. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

Paseo de la Reforma podrá ser la avenida más bella de la ciudad, pero Insurgentes es quizá la que mejor nos describe como metrópoli, porque en realidad hay muchos insurgentes, desde la entrada de Pachuca hasta la salida a Cuernavaca, con semáforos y sin semáforos, ricos y pobres, modernos y populares, activos y abandonados, más la Ciudad Universitaria.

El Metrobús de Insurgentes fue un gran acierto del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Luego de que en la primera mitad de su mandato ignoró al transporte público y prefirió invertir en segundos pisos, al final cerró con la decisión correcta. Como lo mencioné la semana pasada en este espacio, en algún momento el dilema fue hacer el Metrobús Línea 1 en el Eje 8 Sur o en Insurgentes. No había mejor avenida para arrancar el Metrobús que Insurgentes y eso catapultó a este modo de transporte. Más de medio millón de usuarios al día, antes de la pandemia, en esa línea.

Sin embargo,Insurgentes vive una saturación plena. Banquetas llenas, en los horarios de entrada y salida de las oficinas, así como a la hora de la comida. Los vínculos del Metrobús con los metros Buenavista, Revolución, Insurgentes, Chilpancingo e Insurgentes Sur están desbordados desde hace años.

Esta avenida de 28 kilómetros de largo, lo mismo concentra algunos edificios con más de 30 niveles, como la Torre Mural, Punta Reforma y el World Trade Center, que mantiene un buen número de inmuebles entre los 15 y los 20 pisos, lo cual da una densidad muy alta, que justo explica la saturación del metrobús.

¿Debe tener metro Insurgentes? la respuesta es afirmativa, pero seguro no es un proceso sencillo, por lo que la Ciudad de México ya debiera estar planeando cómo construirlo. Esto es algo en lo que han fallado todos los gobiernos democráticos, porque en los 23 años que llevamos gobernados por autoridades electas, se han construido decenas de edificios y ninguno ha aportado recursos para la dotación de transporte masivo en el corredor Insurgentes, ni siquiera para la operación del Metrobús y sí se han beneficiado de las obras públicas.

Bajo una lógica de planeación, hace tiempo tendría que haberse constituido un fideicomiso que ayude a financiar un tren subterráneo bajo Insurgentes. Conforme a los planes de expansión del metro de 1996, se planteaba una línea entre el Estadio Olímpico y Eulalia Guzmán. Siguiendo ese trazo, yo pensaría que una de las alternativas que hay que estudiar es ramificar el tren suburbano justo en Eulalia Guzmán para continuar en subterráneo atravesando por lo menos hasta Perisur, donde debería hacerse una gran ciudad multimodal aprovechando la gran plancha de estacionamiento de ese centro comercial, tal como sucede en ciudades asiáticas en las que convergen en el mismo sitio la vivienda, las oficinas, el comercio y el transporte público. Sabemos, sin embargo, que los retos del suelo volcánico no son menores. Justo por eso se vuelve tan importante contar con una planeación de largo plazo y evitar los caprichos sexenales (como el trolebús elevado).

En 1991 yo trabajaba en la Secretaría de la Contraloría General de la Federación, hoy Función Pública, en el área que elaboraba la síntesis de prensa. Entraba a las 5 de la mañana, debía tomar un microbús en el Eje 5 Sur y luego otro en Insurgentes; a pesar de la hora, nunca tardaban en pasar, pero iban a alta velocidad en los carriles vacíos de esta avenida. Metrobús implicó una mejora significativa en la gestión del espacio y eso ayudó a la seguridad vial, pero sigue teniendo accidentes mortales. Mover a tanta gente es un gran reto, cada autobús biarticulado transporta a más de 200 personas. Los choferes están presionados, se pasan altos; el director de Metrobús, Roberto Capuano, lo sabe y no hace nada.

No es una avenida cómoda para el auto. Pocos la utilizan para grandes distancias, pero sí para enlazarse entre una avenida y otra. Esto, a mi juicio, marca el potencial para seguir quitando espacio al coche y dárselo a modalidades sustentables. Por fin el Gobierno de Ciudad de México ha tenido una buena iniciativa en la materia: instrumentarán una ciclovía temporal sobre Insurgentes. Tenemos que exigir que se vuelva definitiva.

Se nota la apatía para instrumentar las ciclovías temporales: desde que inició el encierro, decenas de ciudades en el mundo han instrumentado ciclovías temporales, en el caso de la capital mexicana la promesa está condicionada a que el semáforo epidemiológico esté en naranja, lo que se estima ocurrirá dentro de dos meses, y no habrá ciclovía en Insurgentes desde ahora, como exigen las circunstancias.

La instrumentación no será sencilla, y en ese sentido, pese a su resistencia, hay que apoyar al gobierno capitalino: la avenida sigue contando con cruces peligrosos y la convivencia con el Metrobús exige reforzar acciones en torno a la seguridad vial: información, monitoreo y sanciones a las altas velocidades, corrección del desempeño de los conductores del Metrobús, mejoras en los cruces con otras avenidas, señalización.

Una mala instrumentación puede ir acompañada de incidentes viales fatales, y esto preocupa, porque casi toda la infraestructura vial que ha desarrollado este gobierno ha sido de baja calidad, fuera de especificaciones y con muchos riesgos para los usuarios. Una mala instrumentación puede desalentar la permanencia de la ciclovía de Insurgentes, y como ciudadanos no debemos dejar que eso suceda.