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Chiapas, laboratorio electoral

Mientras se define quién será el que gobierne, Chiapas es uno de los centros experimentales más atractivos para la clase política | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

Antiguo bastión priísta, baluarte del cardenismo, del magisterio y del EZLN, Chiapas está hoy en la encrucijada de volver al pasado, mantenerse en el yerro del presente o apostarle a un cambio con actores que hoy por hoy libran una de las más fuertes reyertas políticas.

Consulté a los que aspiran gobernar a Chiapas: Roberto Albores Gleason, José Antonio Aguilar Bodegas, Luis Armando Melgar y analicé la tesis que pregona Eduardo Ramírez Aguilar. No se incluyó al aspirante de MORENA, Rutilio Escandón, que se mantiene alejado de la prensa. Todos coinciden, desde sus trincheras, en que, sin un Estado de Derecho ni gobernabilidad, no será posible generar empleos, activar la economía y apuntalar políticas públicas que generen crecimiento económico.

Este territorio del sureste mexicano es ahora uno de los laboratorios más sofisticados de la clase política donde Andrés Manuel López Obrador, aspirante presidencial de MORENA, va a medir fuerzas con las huestes del todavía presidente de México, Enrique Peña Nieto.

Aquí convergen el hambre con la pobreza; la necesidad con el saqueo; el cacicazgo con una clase empresarial que sucumbe ahora con deudas. Sobreviven viejos liderazgos y la prostitución política se arraigó en muchas comunidades indígenas y en el campo donde cada candidato lleva costales de dinero y sale con pocos votos o casi nada. Chiapas es tierra del experimento y es el lugar donde Estados Unidos fracasó con su soterrado espionaje.

“A Chiapas le ha faltado un gran empuje económico, activar la economía, generar crecimiento económico. Chiapas es el Estado más pobre y marginado del país, con una particularidad compleja: somos el Estado que menos crece a lo largo de décadas en México. Eso significa que la brecha entre las regiones centro-norte, que van generando una dinámica económica muy positiva, pues están acrecentándose respecto a nuestro estado, eso lo tenemos que cambiar”

Dijo en entrevista exclusiva para Opinión LSR el senador de la República (con licencia), Roberto Albores Gleason, candidato del PRI a la gubernatura de Chiapas.

El ex senador José Antonio Aguilar Bodegas, quien también aspira gobernar este empobrecido estado, planteó a este columnista un diálogo permanente, comunicación y concertación política para garantizar la gobernabilidad de Chiapas.

“No hemos desarrollado económicamente el Estado”, admitió al plantear afrontar los retos, aprovechando el gran capital humano. “Necesitamos retomar todo, volver a la raíz, con un gobierno que tenga un acercamiento con la sociedad civil”.

Es urgente, expresó, recuperar Chiapas de la grave crisis en que lo dejó el anterior gobierno de Juan Sabines Guerrero. “No se ha logrado recuperar el estado por coyunturas internas y externas”.

La crisis financiera que azota a Chiapas, heredada por la administración de Juan Sabines Guerrero, imposible de resolverse en seis años, dejará saldos muy graves a la siguiente administración, dijo Aguilar Bodegas, cuya candidatura no se define aún.

Esta es una crisis que dejó el anterior gobierno (8 de diciembre de 2006 al 7 de diciembre de 2012) que genera el pago de la deuda de más de tres mil millones de pesos anuales. Deja, además, un desfase entre la estructura laboral y presupuestal para los servicios de salud y de educación que se estima superior en seis mil millones de pesos.

Extraoficialmente trascendió que hay una pérdida de las reservas actuariales del ISSSTECH, lo que podría llegar a generar faltantes para el pago de pensiones mayores a los diez mil millones de pesos.

— ¿Se necesita mano dura en Chiapas o un pacto social para poder poner orden?, le pregunto.

—Se requiere un pacto social basado en la ley fundamentado en leyes que tal vez requieren de alguna adecuación y alguna revisión, pero asimismo de una adecuación de los programas y la vinculación que el Estado tiene con la federación porque muchos de los programas que se aplican en Chiapas, por parte de la federación, aun cuando son muy generosos en recursos materiales, no responden a la necesidad de Chiapas. Por lo general gran parte de ellos no se ejercen y los que se ejercen no se hacen de la manera más indicada.

Las elecciones del 2018 van a ser un quiebre en la vida social de México y fundamentalmente de Chiapas porque la mitad de la sociedad no está de acuerdo con lo que está pasando y la otra mitad vive vinculada a la instancia gubernamental y quiere decir que es lo que se debe seguir haciendo y es la única vía para poder generar un futuro de certidumbre a México, respondió.

A su vez el ex presidente del Congreso y ex líder del PVEM, Eduardo Ramírez Aguilar, que fue arrinconado y obligado a salirse de su partido tras lo que él llamó una imposición desde el centro tras la designación del candidato del PRI, dijo que el movimiento que lidera encontró una ruta social. “Por eso estoy empeñado que el próximo Gobierno de la República ponga en su prioridad a Chiapas y a esta región fronteriza”.

“Vamos a pedir que se manden más recursos a nuestros hermanos del campo, para que no salgan a protestar y tapar carreteras por falta de oportunidades. Vamos a seguir luchando por una sociedad más igualitaria, incluyente y que garantice una vida libre de violencia contra las mujeres. Somos un pueblo de esfuerzo y rico en cultura, que le va a demostrar a México que sabemos salir adelante, unidos y con una visión clara de lo que queremos para Chiapas”.

El senador Luis Armando Melgar, que también quiere ser candidato a gobernador de Chiapas, dice a su vez que su partido el verde-ecologista de México tiene con qué. Se ha enfocado en las últimas semanas en mandar señales positivas de que Chiapas solo puede superar sus añejos problemas en un marco de gobernabilidad, certeza jurídica y un adecuado clima para las inversiones.

Lo demás, según lo desliza en sus presentaciones, es protagonismo y falta de tacto político en un estado que sigue esperando un gobierno de unidad, concertador y capaz de salir del actual bache económico.

Melgar Bravo es quizás el único aspirante al gobierno de Chiapas que no está enfrentado a nadie y que es considerado un concertador y posible bisagra frente a la crisis que se vive en la entidad, merced a las disputas por el poder de todos contra todos.

A Chiapas le ha faltado un gran empuje económico, activar la economía, generar crecimiento económico. Chiapas es el Estado más pobre y marginado del país, con una particularidad compleja: es el Estado que menos crece a lo largo de décadas en el país. Aunque ha habido grandes inversiones a partir de 1994, a raíz del levantamiento del EZLN, es urgente generar una cascada de políticas públicas, de recursos públicos hacia el Estado, más enfocados a los temas sociales, según coinciden todos los aspirantes al gobernar uno de los estados que no logra salir de la pobreza.

Con una población arriba de los cinco millones de habitantes, Chiapas tiene jóvenes ávidos de oportunidades y de explotar su potencial, tenemos una diversidad de naturaleza extraordinaria. Por tanto tenemos que apuntalar políticas públicas que generen crecimiento económico, señalan por separado cada uno de los aspirantes.

Preguntado al respecto, el senador priísta, Roberto Albores Gleason, dijo que la trayectoria de Chiapas va mucho más allá de una dinámica sexenal. Soy un enemigo de pensar que la política se reinventa cada seis años. Lo que sigue ahora, desde la óptica del aspirante priísta, es generar empleos, activar la economía, apuntalar políticas públicas que generen crecimiento económico, generar industrias, agroindustria y tener un turismo de clase mundial e inversiones muy superiores a las actuales en infraestructura.

Pero para ello “habrá que convocar a un gran acuerdo de paz y desarrollo en Chiapas” a fin de que se superen los bloqueos carreteros y se resuelva una serie de problemas sociales como los desplazados de Chalchihuitán.

Todos estamos ávidos de generar prosperidad en nuestro Estado. “Esa es una dinámica de diálogo que hay que impulsar”, señaló desde la capital del estado y tras realizar una intensa gira que lo llevó al municipio de Acala.

Aguilar Bodegas es optimista: considera que con el empoderamiento de todos los sectores será posible cambiar la ruta y se muestra convencido de que hay que volver los ojos al campo; en tanto, Luis Armando Melgar apuesta por lanzar actividades productivas que detonen Chiapas mientras se trabaja en el fomento de la agroindustria y se protege el entorno ecológico; Eduardo Ramírez cree que la ruta es hacer más participativa a la sociedad en momentos en que la crisis agobia no solo a Chiapas sino a todo México.

Mientras se define quién será el que gobierne, Chiapas es hoy como ayer uno de los centros experimentales más atractivos para la clase política, que aún ve en los chiapanecos una especie de “conejillo de indias”.

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