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Chanequita, ven acá....

Por fin pudimos reunirnos. Una ceremonia –esta vez– colectiva para la presentación del libro "Chaneca en todas partes" escrito a muchas manos. | María Teresa Priego

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Escrito en OPINIÓN el

Mi amada Chanequita, te cuento: el sábado al mediodía tu hija Aline encendió una velita para ti y leyó tu poema preferido: "Viaje a Ítaca",  en un salón maravilloso que Carmen Gaitán eligió para tu homenaje en el Museo Nacional de Arte. Por fin pudimos reunirnos. Una ceremonia –esta vez– colectiva y la presentación del libro "Chaneca en todas partes" escrito a muchas manos. Nos convocaron tu hija Aline Mackissack y tu sobrina Carmen Josefina Espinosa. Lo publicó editorial Palabra de Clío. Cuando tu amigo José Luis Chong supo que reuníamos escritos en tu honor, mandó por ellos corriendito y nos regaló la impresión de este libro memorioso justo para el día de tu primer aniversario. Gracias tantas, José Luis, por ofrecernos un contenedor de emociones y un baulito de memorias. Chane me murmura que tendríamos que preparar una ensalada de camarones gigantes con su receta campechana secreta. Así lo haremos.

Tu hija Irene pudo venir a México para tu homenaje. Tus amigas/os nos reunimos. Sí hubo lágrimas, ¿acaso no son parte del viaje? También hartas risas y sonrisas. Este viaje que emprendimos hace un año contigo, pero sin ti, es el de la pérdida y el de un duelo que no se termina, pero se transforma. Despacito. Y los duelos están hechos de rituales. Ceremonias. Dichas y desventuras.

Hace un año, cada una/o intentó sus rituales de ¿despedida? en el aislamiento. A como pudo. Ahora estamos juntas/os. La invitación a la ceremonia decía: "Chaneca será impuntual, solo por esta vez", por si sucedía, como sucedió, que no pudieras llegar. No sabemos a qué velocidad viajan las noticias allá donde vives. Parece que la distancia entre tu nuevo planeta y el nuestro no logran calcularla ni los científicos más avezados: que si la velocidad del sonido, que si la velocidad de la luz.

Lo que sí sabemos, porque está inscrito en todas las piedras sagradas desde el principio de los tiempos, es que lo escrito/dicho puede ser leído/escuchado hasta las galaxias más remotas sin importar corporeidades, ni tiempos, si se cumple la regla única de la invocación amorosa y esperanzada. La cumplimos. Nada de que tantito amor y un alguito de esperanza. No. De los dos y en abundancia. La Gaitancita llevó la mesa. Comenzamos con un video con fotos tuyas y tu canción preferida: "Moon river". Chane chiquita. Mayorcita. Madura. Preciosas siempre. "Chaneca era un acontecimiento", dijo, Gaitancita. Sí que lo eras, lo eres y lo serás. Fulgurante. Por ti conjugamos el verbo ser en todos sus tiempos. Luis de LLano Macedo, el hijo de tu tan querida amiga Rita y de uno de tus mejores amigos, don Luis de Llano Palmer (vaya que ustedes tres se quisieron), nos narró tus aventuras junto a su madre y a su padre. 

Escuchar a Paulita Mónaco hablar de ti. Su texto en el libro es precioso. A como es ella. Durante ochos años comieron juntas de lunes a viernes en La Jornada. Hicieron tantísimas cosas juntas. Paulita nos recuerda la más célebre de tus frases, la antesala verbal cuando querías marcar el punto que te importaba: "Ven acá..."  "Oye, oye, ven acá..." Allí una se ilusionaba, temblaba, enmudecía, según las circunstancias. En todo caso: caía en estado de lo que podríamos llamar "la atención más plena". Nos cuenta Paulita: "'Ven acá'...y Chane elegía las toallas que debía tener en mi casa". "Ven acá...'y claro que vas a aprender inglés; es fácil, yo aprendí rapidísimo'". "'Ven acá... y no le des muchos juguetes, uno a la vez porque si no, se distrae y no se concentra' apenas nacido mi hijo Camilo". Los inapelables "ven acás" de una mujer que vaya que sabía mirar. Vaya que sabía como nadie, escuchar. 

Chane, pero que te digo que vengas para acá

Ay, Chanequita. El sábado fui a tu casa. Hay ya menos objetos que la vez pasada. Había tantos, tantísimos. Te encantaban los objetos. Piecitas prehispánicas, muñequitas, libros. Paredes y paredes llenas de libros. Plantas de todos los tamaños. Juguetes mexicanos. Vasijas. Tu colección de discos de los de antes. Discos de a de veras. Hay cajas, mi Chane. Tomamos café. Me obsequian algunos de tus libros. Te los voy a guardar en mi librero. Y un día esos libros, mis hijos te los guardarán en sus libreros. 

Chane, ven acá... Tus hijas Irene y Aline recorren la casa. Qué dijiste que querías, qué habrías querido. Capullo ya no agita la cola en tu jardín. Ya está contigo. Seguro te mira feliz con sus ojitos amorosos de perrito ciego. Florecen las aves del paraíso. Tu colección de cactos. Aline me extiende una chamarra roja con un gorro precioso y de bordes peludos. Para que tenga algo muy tuyo. Tengo una foto en la que estás con esa chamarra en un mitin de tu Pejecito. Si le pongo el forro podría desafiar las nieves del Kilimanjaro. Eso. Regresé a la casa con tus libros. Y con una planta de tu sala. Todo se amontona sobre la mesa del comedor. Una casa tomada por tu presencia. Tu chamarra. Me abrigo con ella. En ella. Le envío foto a mis chamacos y Diego escribe: "Chane te deja vestida como personaje del Dr. Zhivago". Es cierto. Tu amor siempre alejó a los vientos helados de Siberia. Ayer dormí con tu chamarra puesta y por primera vez en mucho, muchísimo tiempo dormí de corridito. Sin apretar los dientes. Qué canten las balalaikas. Y las marimbas, cómo crees que se me iban a olvidar. 

Tu sobrino Mauricio Rafful nos compartió aquella ocasión en que le dijiste: "Morro: la vida es muy bella, muy muy bella y muy triste". Melancólicas celebraciones. Efectivamente la mujer más puntual del mundo esta vez no llega. Guardo la voz de tu hija Aline leyendo "Viaje a Ítaca" ante la luz de una vela en ese espacio majestuoso. Es pequeñita y parpadea. Tu vela. Tu familia. Tus amigas/os. Las de la mesa de los viernes. Elenita Poniatowska tu compañera de tantas marchas. En primera fila. Guardo los ojos aceituna de Marta. Como acuáticos. Graban la ceremonia para tantas/os que no pudieron venir. Qué hermoso mediodía de sábado. Qué mezcla de risas y ojos líquidos. El sol sobre esa plaza magnífica. Chaneca Maldonado, pero que te digo que vengas para acá, ¿dónde andas? 

Para leer, para ver y escuchar

"Chaneca en todas partes", libro íntegro.

Publicado el 18 de mayo del 2021. 

Homenaje a Chaneca Maldonado. 

MUNAL. 24 de julio del 2021.