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Censura moral (¿miedo a la diversidad?)

No se pueden imponer los propios criterios morales a toda una sociedad. | Leonardo Bastida

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Escrito en OPINIÓN el

Lo que se anunció como una noche cabaretera colmada de baile, lujuria, tentación y mucha diversión no pudo llevarse a cabo debido a que transgredía las costumbres de Durango y no se quería desatar el enojo de su población. Por lo tanto, las funciones de “Delirio Tropical” programadas para el 21 de mayo en el emblemático teatro Ricardo Castro de la capital de la entidad fueron suspendidas horas antes de su comienzo ante la sorpresa del elenco.

El montaje escénico hace un homenaje al cine de ficheras de la década de los 70, mediante la fusión del burlesque, el performance, la danza y el teatro, para mostrar la esencia de aquellas noches de excesos, en donde los antiguos cabarets se engalanaban con espectaculares números llenos de glamour.

Como parte de este carnaval de ritmos, de bailes y de alegrías, también participan drags dentro de la representación y se habla abiertamente de sexualidad y de sensualidad, y de las posibilidades de dar rienda suelta a los gustos del cuerpo sin remordimiento alguno y sin complejos, pues las posibilidades de amar e interrelacionarse son muy vastas. 

La obra presentada con éxito por varias semanas en la ciudad de México, en la terraza Bichi Cori, de la colonia Condesa, salía por primera vez de la capital mexicana para abrirse espacio en otros lugares y compartir esta idea de que el cabaret permite reflexionar sobre múltiples temas, de una manera lúdica, pero no por eso, menos consciente. 

Parte del elenco llegó a territorio duranguense desde temprana hora del viernes 21 de mayo para promocionar las funciones de la noche, a través de entrevistas y una rueda de prensa, y algunas otras actividades. El trajín del día era el típico de una gira hasta que el promotor que les había contratado les llamó para comentarles que las funciones tendrían que cancelarse. 

Las autoridades locales mencionaron que la medida respondía a la baja venta de boletos, pero, la compañía teatral tenía información de que casi estaban agotadas las localidades puestas a disponibilidad, que eran alrededor de 30 por ciento del total del aforo, debido a las medidas sanitarias impuestas como parte de la respuesta a la pandemia por covid-19.  

Como refiere Patricia Kattkins, integrante del elenco, más allá de los temas abordados durante la función, entre los que destacan el culto a lo femenino, a la mujer, y un homenaje a las vedettes de aquella época, alejándose de los cuestionamientos morales a los que fueron sometidas socialmente, tampoco hubo la apertura a permitir que un proyecto encabezado por una persona trans tuviera un espacio en el teatro más importante de Durango.

Incluso, esta puesta en escena representaba la reapertura de los espectáculos con público en la entidad. Sin embargo, ocurrió una situación que por varios años, incluso, tal vez, más de una década, no se había presentado en nuestro país, la censura a un espectáculo por considerar que afectaba a la moralidad de una población o de un grupo de personas. 

Tras los hechos, el propio Instituto de Cultura de Durango se volvió a poner en contacto con Patricia y sus compañeres para, por fin, presentar la obra en tierra duranguense, sin embargo, la actriz y bailarina ha decidido tomar su tiempo para pensarlo y analizar el escenario, pues no quieren volver a vivir una situación similar, pero, sobre todo, consideran necesario poner en la mesa la situación y dejar en claro que no se pueden imponer los propios criterios morales a toda una sociedad.