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Células madre ¿para qué?

La oferta de células madre, cuyo nombre correcto es células troncales, no sólo es en cremas y productos cosméticos. | Leonardo Bastida

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Escrito en OPINIÓN el

Resulta cada vez más común observar en los anaqueles de los supermercados y otras tiendas departamentales productos cosméticos con etiquetado en el que asegura, con letras mayúsculas, la presencia de células madre en el contenido del mismo, sobretodo en cremas faciales o corporales, y en letras más pequeñas, que estas provienen de flores como buddleja davidii, o llamada comúnmente, arbusto de mariposas, cuya finalidad es mayormente ornamental.

En el mismo etiquetado se asegura que estas cremas ayudan a brindar elasticidad a los tejidos, al aclaramiento de la piel, a disminuir arrugas y líneas de expresión. En la publicidad de estas cremas se asegura que se ocupa a esas células para lograr que el producto le dé a quien lo utiliza una protección que le permitirá “llegar a una apariencia de piel virgen” y “sentir que la piel renace, como los pétalos de una flor”.

La oferta de células madre, cuyo nombre correcto es células troncales, no sólo es en cremas y productos cosméticos. Existen clínicas, la mayoría de ellas sin registro sanitario o con uno diferente, que ofrecen tratamientos, supuestamente basado en ellas, para “curar” padecimientos como la diabetes, el Parkinson, el Alzheimer o el cáncer.

Al respecto, especialistas en el tema como Héctor Mayani, quien desde hace más de dos décadas ha desarrollado investigaciones sobre las aportaciones de las células troncales para posibles tratamientos para enfermedades crónico degenerativas, han señalado que la información científica que se genera alrededor de estas células debe servir para evitar que se juegue con el dinero y la voluntad de las personas, pues las investigaciones para el desarrollo de dichas terapias aún continúan en etapa clínica.

Por su parte, María de Jesús Medina Arellano ha explicado en diversos foros que hasta el día de hoy, existen muy pocos tratamientos ya aprobados, uno de ellos el de células troncales hematopoyéticas y los trasplantes de células de la médula ósea, algunos de los cuales ya se ofrecen en instituciones de salud públicas.

Los demás, que se ofrecen en las clínicas privadas, son derivados de tejido adiposo, es decir, grasa, y no son células troncales, por lo que no tienen un efecto terapéutico, y debido a la escasa información alrededor de estos espacios, se desconoce si causan daños a la salud, asegura la integrante de la Sociedad Mexicana para la Investigación en Células Troncales.

Estas células fueron identificadas por primera vez a principios del siglo XX, cuando se sugirió la posibilidad de la existencia de células primigenias que podían originar otras células de otros tejidos.

Tras la comprobación de esa hipótesis, se supo que este tipo de células tenían la capacidad de autorreplicarse o dividirse para dar origen a células idénticas a ellas mismas y también producir células maduras funcionales de diferentes tipos de tejidos.

Hasta el momento, han sido clasificadas como totipotenciales, esto es, aquellas capaces de generar al embrión y tejidos extraembrionarios, como el cigoto; pluripotenciales, las que tienen la posibilidad de desarrollar cualquier tejido embrionario, y están contenidas en el blastocito o conjunto de células que aún no se ha implantado en el endometrio, las multipotenciales, que puede desarrollar varios tipos de células maduras, o monopotenciales, si sólo generan un tipo de célula madura.

A partir de estos descubrimientos, se ha hablado de la plasticidad celular o capacidad de las células para producir células de tejidos diferentes al que pertenecen.

Vacíos legales

Para Medina Arellano, los vacíos legales existentes en el país han provocado que, en algunos casos médicos, y en otros, se desconoce la profesión de quien lo realiza, hagan experimentaciones en territorio nacional al amparo de la ambigüedad jurídica, y que no haya muchas posibilidades de una investigación científica formal.

A fin de aportar información al debate en la materia, la académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México ha publicado Regular para innovar: células troncales en México. Fronteras entre la ciencia, bioética y el derecho (Fontamara, 2018), un libro donde reflexiona desde el ámbito jurídico, pero también bioético, las posibilidades de que en el contexto mexicano se apoye y regule la investigación científica con estas células.

Por esa razón, la primera parte del texto disecciona el entorno moral mexicano y la influencia ejercida por instituciones como la Iglesia católica en la definición colectiva de vida, y las consecuencias de esta en el estatus jurídico de las células embrionarias, material requerido para la investigación en células troncales, y del cual, por el momento, no se puede disponer tan fácilmente, a pesar de la existencia de repositorios en algunas instituciones, incluso públicas, donde se realizan procesos de reproducción asistida y no son utilizados todos los óvulos fecundados.

La jurista argumenta que el proteger a estos óvulos, bajo el argumento de que ya “tienen vida” representa una contradicción por que la evidencia científica indica que no todos estos óvulos tienen la viabilidad de implantarse en el endometrio. Incluso, muchos de estos estarán congelados por años y nunca serán implantados.

De esta manera, la también integrante del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de Bioética argumenta que el panorama hace que las investigaciones se enfoquen a las células troncales adultas, las cuales, ya se han diferenciado, es decir, han adquirido una determinada fisonomía conforme al órgano o tejido al que pertenecen, por lo que su capacidad de regeneración, es exclusiva de esa parte. En tanto que, aquellas `provenientes de material embrionario, tienen la posibilidad de regenerar cualquier tipo de tejido u órgano.

Frente a este panorama, la investigadora propone debatir al respecto desde una visión laica y plural a fin de que se aprovechen los conocimientos científicos en la resolución de problemáticas que afectan el bienestar social y puedan propiciar una respuesta innovadora en áreas cruciales, como la de la salud de las personas.

PD. En el caso de la industria cosmética, aún no se ha podido comprobar la eficacia de las células madres vegetales en la piel humana

¿A dónde van las desaparecidas?

@leonardobastida | @OpinionLSR | @lasillarota