Main logo

Castigo público a migrantes indocumentados

Para Trump y su administración el hacinamiento de indocumentados es un castigo que debe hacerse público. | Alicia Fuentes

Por
Escrito en OPINIÓN el

Son innumerables las críticas a las que se han hecho acreedoras a las políticas antiinmigración de Donald Trump, pero ahora la condena pública viene desde adentro de su administración pues el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) ha publicado detalles sobre los peligros que corren no sólo los niños y adultos migrantes detenidos, sino también los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés), por las condiciones en las que se encuentran en los centros de detención.

En los meses de abril, mayo y junio, las autoridades estadounidenses detuvieron entre cuatro y cinco veces más indocumentados en la frontera con México de los que sus instalaciones pueden albergar; situación que ha colocado a los migrantes en condiciones “por debajo de los estándares más básicos exigidos por el derecho internacional humanitario para los prisioneros de guerra enemigos”, como señaló el académico estadounidense Ryan Goodman. El propio DHS en tres informes sobre los centros de detención de Valle del Río Grande, El Paso, Adelanto, LaSalle, Essex y Aurora resalta que en una celda con capacidad para 35 personas están hacinados 155 migrantes; en las de ocho personas mantienen a 41 migrantes, y en las de capacidad para 12 personas encierran a 76 migrantes.

Además de mantener a cerca del 30% de los menores detenidos por más de 72 horas, en varias instalaciones del Valle del Río Grande docenas de niños menores de siete años no tienen acceso a las duchas, tienen sólo un cambio de ropa limpia y son alimentados con sándwiches a pesar de que en los centros de detención se cuenta con fórmula infantil, jugos y bocadillos exclusivos para niños.

En el caso de los adultos, la mayoría no tienen acceso a duchas. Incluso aquellos cuya detención se ha prolongado hasta un mes, llevan ropa sucia durante días o semanas, se les confina en celdas por días o semanas en las que sólo pueden estar de pie y se les alimenta únicamente con bocadillos. Estas condiciones en un espacio limitado están provocando serios problemas de salud entre los migrantes y la propagación de enfermedades infecciosas como la varicela, la sarna y la influenza.

Aún con las constantes denuncias y el escrutinio público, el gobierno de Donald Trump ha mantenido las condiciones insalubres en los centros de detención desde septiembre de 2018, y a la fecha el entorno que rodea a los migrantes ha cobrado la muerte de cuatro adultos y de seis niños, cuando en un lapso de 10 años no se tuvo conocimiento de la defunción de ningún menor de edad.

Incluso, el DHS reportó que en la región de El Paso existe la preocupación de que el hacinamiento y la detención prolongada de los migrantes representan un riego inmediato para la salud y la seguridad no sólo de los detenidos, sino también de los agentes de CBP. Actualmente ya se registra un alto índice de contagio de las enfermedades padecidas por los migrantes entre los agentes estadounidenses y el aumento de las tensiones entre los detenidos preocupa que llegue a violencia. Imagine el lector a 150 hombres adultos detenidos en contra de su voluntad durante semanas; ahora piense que para limpiar la minúscula celda en la que se encuentran tienen que ser ubicados en pasillos y áreas comunes de las instalaciones de la Patrulla Fronteriza; ahora considere que alrededor de esta multitud debe maniobrar el personal estadounidense y, por último, imagine que los detenidos deciden no cooperar… En estas circunstancias, y sin probabilidades de que las condiciones cambien en lo que resta de la administración de Donald Trump, algunos empleados de los centros de detención elegibles para jubilación han acelerado sus fechas de retiro, mientras que otros ya consideran oportunidades de empleo alternativas.

Dos son las principales razones por las que no hace sentido mantener detenidos por largos periodos a los migrantes. La primera es la denuncia de la propia Patrulla Fronteriza de que el proceso de inmigración, incluyendo exámenes médicos y verificación de antecedentes penales, entre otros, puede completarse en pocos días, pero CBP se niega a liberar a los detenidos ya que de hacerlo deberá invertir más recursos para procesar al resto, inclusive si la custodia de los migrantes pasaran a manos de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés)[1] se incurriría en más gastos, cosa que no desea el presidente Trump. La segunda razón refuta el argumento de Donald Trump de que los migrantes son unos criminales. Resulta que durante la administración Trump la proporción de indocumentados con antecedentes criminales está en el nivel más bajo, incluso que en el último año de Barack Obama. Tan sólo en el año fiscal 2019, del total de los casi 600 mil migrantes detenidos en la frontera con México únicamente a 1,214 (el 0.2%) se le han comprobado antecedentes criminales distintos a cruzar la frontera sin documentos.

Pero a pesar de que CBP reconoce que “tiene un grave problema humanitario con la detención de adultos solteros durante tanto tiempo, cree que si Estados Unidos no tiene un sistema de consecuencias, ya sea enjuiciamiento o detención por parte del ICE, el flujo aumentará”. En resumen, para Donald Trump y su administración el hacinamiento de indocumentados es un castigo que debe hacerse público para disuadir que más personas ingresen ilegalmente a Estados Unidos, incluso para permanecer en el país. No en vano la amenaza del presidente de que próximamente comenzarán redadas para la deportación masiva de migrantes indocumentados.

A pesar de las críticas fundamentadas legalmente, es seguro que Donald Trump continúe prácticas de reclusión de migrantes en condiciones inconstitucionales e inhumanas como castigo. Su bandera de campaña para reelegirse ya está izada.

[1] ICE es la que es la agencia del DHS responsable de custodiar a migrantes detenidos en estancias de más de 72 horas.