Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (@cceoficial) cuestionó las candidaturas de "baja calidad" en las #Elecciones2015, pues "solo amplían el alejamiento entre la clase política y el resto de los mexicanos".
La postura debe analizarse
Aunque el empresario no explicó qué caracteriza una candidatura con dicho adjetivo, sí dejó bien claro que a los candidatos se les ve más como producto de la pertenencia a grupos, o que son resultado del nepotismo o del intercambio de favores o cuotas, más que de perfiles idóneos.
Pésima imagen
Aseguró además que hay muchos candidatos marcados por el rechazo y el desprestigio, sin méritos aparentes para cumplir sus funciones con dignidad. Son políticos, dijo, que no tienen las credenciales para cumplir la función de representante popular y mucho menos para tomar decisiones en el marco de situaciones críticas.
Se vale soñar
Nadie puede poner en duda que el país necesita candidatos mejor preparados, con experiencia y valores sólidos, dispuestos a actuar con transparencia y rendir cuentas. Pero la realidad ha demostrado que la tarea no es fácil porque en la lucha por el poder terminan imponiéndose los intereses particulares o de grupo.
Así ha sido siempre
Sin embargo, esta situación no impide que se busque cambiar el paradigma. En los ámbitos educativo, comercial y de servicios, por ejemplo, la calidad es un elemento altamente valorado. Siempre la exigimos. Aún más. Es requisito para mantenerse y elemento que garantiza buena reputación, sobrevivencia y un mejor futuro.
¿Por qué en la política no?
Es cierto que las razones parezcan obvias, pero hay que reconocer que los obstáculos siempre han existido. Si bien la democracia los ha reducido, no hay ni habrá un sistema perfecto que impida el acceso libre a cualquier ciudadano que aspire a un puesto de elección popular, aun cuando no cumpla con ningún estándar "de calidad".
El reto: Medir la calidad
El dilema, entonces, está en cómo medirla y evaluarla en los candidatos. Se requiere mucho más que "tener cuidado". Hacen falta indicadores, criterios y procedimientos, entre otras herramientas. También se necesita la participación directa del #INE, la creación observatorios ciudadanos y el escrutinio metódico de los medios de comunicación.
Ahora es cuando
El #CCE ha identificado un área de oportunidad y conviene aprovecharla. Lo que no prosperaría es intentar cambios jurídicos, porque eso pondría más piedras en el camino a procesos que, de por sí, están sobre reglamentados. Desde las organizaciones de la sociedad se puede hacer mucho.
Cambio de cultura
Para empezar, el organismo empresarial tendría que tomarse muy en serio su diagnóstico y elaborar una propuesta concreta, tanto en el método como en la estrategia de comunicación que lo respalde. La ruta es compleja y va más allá del desarrollo de un ISO (International Organization for Standardization).
¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Quiénes?
La labor es ardua y se tiene que empezar ya. Es posible, viable y factible. México tiene un número importante de especialistas que podrían trabajar en el proyecto. El solo anuncio del mismo sería una acción de fuerza y un punto de quiebre.
Proyecto de mediano plazo
Con seguridad el proyecto no estará listo para las elecciones de este año, pero sí para ponerse a prueba en las del 2018. El diagnóstico seria el punto de partida. La investigación, metodología, capacitación, selección de observadores, definición de lineamientos y acciones comunicacionales serían algunos de los pasos siguientes.
En favor de la confianza
El desafío está puesto. Lo lamentable sería que la postura del organismo cúpula de los empresarios se quede en una más de sus declaraciones semanales. Si se deciden a asumir los riesgos, podrían abrir una Caja de Pandora, pero ésta tiene el potencial de poner freno a la crisis de confianza y credibilidad por la que atraviesa toda la clase política.
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