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Campañas electorales en tiempos de confinamiento

El uso de las redes sociales no sólo está permitiendo acercar amigos y familiares, sino también hacer campaña política. | Alicia Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

Con el covid-19 todos hemos tenido que adecuarnos a las nuevas circunstancias que obliga el confinamiento, los candidatos a la presidencia de Estados Unidos no son la excepción.

Para dar cumplimiento a las directrices del distanciamiento social en Estados Unidos se suspendieron los eventos públicos y muchas oficinas locales de las campañas electorales dejaron de recibir voluntarios para hacer llamadas telefónicas o ir a tocar puertas, como se estila en ese país. La pandemia prácticamente ha mantenido en un impasse a las campañas presidenciales de Donald Trump y Joe Biden, por lo que el uso de los medios digitales emergió como herramienta política por excelencia para llegar a los electores, especialmente a través de las redes sociales, las aplicaciones móviles y la publicidad pagada en las redes sociales.

Sin embargo, esta estrategia mediática no fue espontánea, pues previo al confinamiento diversas encuestadoras pusieron manos a la obra para conocer cuáles podrían ser los hábitos de los estadounidenses durante el distanciamiento físico. Por ejemplo, a principios de abril pasado, statista publicó los resultados de una encuesta realizada a usuarios de las redes sociales en Estados Unidos en la que 63.7% adelantó que durante el confinamiento usaría más YouTube, mientras que 62.3% se inclinaría más por Facebook, 43% por Instagram y 34.4% por Twitter, con porcentajes más reducidos le siguieron Pinterest, Snapchat, Blogs, LinkedIn, TikTok y Twitch.  

Por supuesto, esta circunstancia daba una ventaja en el arranque a Donald Trump, pues ya es un usuario consumado de internet y su triunfo en 2016 es una muestra de lo que se puede lograr mediante el uso de redes sociales. Se puede afirmar que mucho le debe su estancia en la Casa Blanca a su hiperactividad en Twitter, al que ha hecho su herramienta diaria para hacer política y reafirmar su influencia en la agenda pública.

Pero el ser pionero no le da exclusividad, su oponente Joe Biden, un político considerado por muchos total y absolutamente analógico, también está haciendo una campaña digital. Este cambio está revolucionado las campañas políticas en Estados Unidos, pero especialmente es un desafío para el propio Biden, pues mientras candidatos como Bernie Sanders y Elizabeth Warren han llegado a dominar el idioma de internet, Biden aún está aprendiendo lo básico. 

Hasta ahora, desde su estudio, Biden ha realizado siete episodios de su podcast “Here’s the deal”, todos durante pleno confinamiento, y que de acuerdo con su equipo de campaña los cuatro primeros generaron 7.8 millones de vistas entre el 4 y el 11 de abril, y 52.8 millones de vistas después de dicha semana. Sus cuentas de Instagram, YouTube y Facebook, han estado tan activas, al grado que la agencia Bully Pulpit Interactive afirmó que la campaña de Biden ha superado a Trump en la recaudación de fondos a través de Facebook y Google con aproximadamente 3 millones de dólares. 

En pocas palabras, las redes sociales están permitiendo aumentar seguidores y atraerlos al sitio web de la campaña electoral, que a final de cuentas es la base de operaciones y en dónde se pueden dar mensajes más directos y recopilar la información sobre los seguidores. Por ejemplo, la página de Facebook de Donald Trump contiene publicaciones sobre eventos virtuales con el “Team Trump”, un clic en el enlace y se solicita a los visitantes su número telefónico, así la campaña ya tiene un seguidor más. Hablando de teléfonos, tanto Trump como Biden han lanzado aplicaciones móviles para dispositivos iOS y Android. 

No obstante, Biden tiene de inicio una desventaja en una campaña digital; mientras Donald Trump hace de Twitter un ring de boxeo y da sesiones informativas diarias en los medios nacionales, Biden parece enfocarse en producir monólogos que buscan ser empáticos con el grupo de votantes que podrían ser persuadidos para votar por él. Si bien esta empatía es una de las características que hacen a Biden atractivo ante muchos votantes, la empatía dista de traducirse en un abierto apoyo digital. Donald Trump y su equipo de campaña lo comprendieron bien en 2016, de ahí que adoptaron el método de avivar el fuego de la indignación para divulgar política y recaudar fondos. Ni Biden ni su equipo de campaña están pensando en moverse de esa forma.

La televisión siempre es un recurso para hacer campaña ya que, a diferencia de las redes sociales que están dirigidas a personas que buscan la campaña, los medios televisivos cubren regiones enteras, pero conllevan más costos que pagar por la información de los curiosos que ingresan a las páginas de campañas a través de Facebook, Instagram y Google y que permite diseñar campañas similares a las de televisión. Precisamente esta técnica parece que fue la que ayudó a Donald Trump a ganar en 2016. 

Ahora que las convenciones partidistas se han movido al final del verano, Trump y Biden tendrán más tiempo para acrecentar el número de seguidores o, mejor dicho, bases de datos. Lo que parecía una temporada electoral estancada por la pandemia del covid-19 se ha movido al terreno virtual, el uso de las redes sociales no sólo está permitiendo acercar amigos y familiares, sino también hacer campaña política en tiempos de confinamiento.