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¿Cambio de rumbo?

Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno, fue nota principal cuando pidió la renuncia a todo su gabinete.

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Escrito en OPINIÓN el

A un mes de la jornada electoral se perciben ya las primeras reacciones de los gobiernos para dar respuesta al mensaje que recibieron de la ciudadanía. Lo que está sucediendo en el ámbito de la gestión pública pone al país frente una agenda intensa, no exenta de nuevos conflictos.


Es tiempo de ajustes y cambios.


Sin embargo, aún no se percibe con claridad cuáles serán las nuevas rutas estratégicas sobre las que se apoyarán en el corto y mediano plazos, tanto en el ámbito federal como local.


Lo cierto es que los gobiernos se mueven.


El Gobierno de la República lo hace abiertamente y también en forma discreta. Por ejemplo, en el espacio mediático, los spots sobre inversiones y generación de empleos son el eje principal.


La agenda presidencial es intensa.


Hay una combinación de eventos internacionales y nacionales en los que predominan los temas económicos. El mensaje intenta generar un contrapeso a los efectos adversos que está provocando la crisis de Grecia.


La actividad de algunos secretarios es significativa.


En el centro de atención se mantienen los de Hacienda y Gobernación. La mirada está puesta en el 2018 para no dejar libre el espacio a quienes han manifestado abiertamente su intención de contender.


Ambos han mostrado una línea proactiva.


Aprovechan diversos foros y se mantienen al frente en la atención de los conflictos que están bajo el ámbito de su responsabilidad y otros más. Temas como la inseguridad y la evaluación educativa tal vez no estén arrojando los resultados que esperan, pero se pueden convertir en oportunidades que deben ser aprovechadas.


El nuevo aeropuerto vuelve a ser noticia.


Lo mismo sucede con el tren México—Toluca. La cirugía de vesícula a la que fue sometido el Presidente no generó ninguna señal preocupante, más allá de algunas especulaciones sobre su estado de salud.


Los programas sociales se retomaron.


Progresa evoluciona, define nuevas metas —algunas de ellas ambiciosas— y se ha filtrado en algunos espacios que la instrucción presidencial a su gabinete es trabajar con especial atención en favor de los millones de jóvenes que votaron por primera vez el pasado 7 de junio.


Se asegura que muchos de ellos simpatizan con el PRI.


Si bien muchos analistas políticos están escépticos y cuestionan la falta de dirección y contundencia del gobierno federal en los temas que más preocupan a la ciudadanía, es evidente que se percibe tranquilidad en el marco previo al Tercer Informe del presidente.


En el DF la historia es diferente.


Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno, fue nota principal cuando pidió la renuncia a todo su gabinete. La utilidad de su decisión, que registró un alto impacto momentáneo, sin duda, se podrá saber una vez que concluya la evaluación que ofreció.


Hoy las noticias están centradas en Marcelo Ebrard.


El frente que reabrió con las denuncias sobre la Línea 12 del Metro llamaron la atención de muchos. Girar varias órdenes de aprehensión, incluyendo al ex director del proyecto, Enrique Horcasitas —con la intervención de la Interpol para localizarlo— parecen espectaculares.


Sin embargo, los casos no parecen sólidos.


O existe una estrategia que aún no se puede dar a conocer y que llegará pronto al fondo de la verdad de lo que sucedió con la obra, y la probable corrupción de algunos funcionarios, o el hecho se convertirá en una decisión de alto riesgo porque terminará imponiéndose la percepción de que se trata de una persecución política en contra de Ebrard y su equipo.


Para ganar, hay que arriesgar.


Esto es sin duda lo que está haciendo el Jefe de Gobierno. Para conocer la eficacia de sus decisiones habrá que esperar varias semanas. Del éxito o fracaso de su nuevo plan dependerá si se mantiene firme en la ruta de lograr su candidatura a la Presidencia de la República.