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Calderón: un presidente inolvidable

En Presidencia aún persiste la oficina de Opinión Pública, que en el pasado tuvo un alto costo presupuestal.

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Escrito en OPINIÓN el

Felipe Calderón Hinojosa será recordado como el presidente dubitativo, temeroso, voluble,  inseguro y cruel. Por lo menos esas serán las categorías que habrán de ponerse en la mesa de análisis de la historia y, ésta, la historia, ya se sabe, no es esa tía buena que todo lo ve y todo lo perdona…

…Poco a poco nos revelará las verdades de lo que ocurrió en México de 2006 a 2012 y de quien mandató en el lapso: Es cosa del tiempo, que es aliado de Clío. Por lo pronto algunas de las huellas de estudio se ponen ya a la vista… y como en un viejo cuarto obscuro de revelado, la imagen colocada en la solución aparecerá poco a poco, hasta alcanzar su nitidez casi exacta.

Lo que se sabe de Felipe Calderón, ahora, es ese temor a perder sus fueros y privilegios frente a adversarios políticos que podían ocupar un lugar superior a él en el ánimo público, aunque él fuera presidente de la República.  

De ahí su obsesión por medir de forma casi permanente la popularidad de algunos de los más relevantes, con lo que quería encontrar el punto exacto en el que él mismo se encontraba.

Según se lee en un trabajo periodístico de Zoraida Gallegos Valle que apoya el tema, desde el primer día de gobierno comenzó su síndrome de Blanca Nieves y su espejito-espejito: Para el primero de diciembre de 2006 mandó a preguntar a los ciudadanos mexicanos: “Para usted ¿quién es ahora el Presidente legítimo de México?... y el espejito le respondió: “Calderón con 93.1% y Andrés Manuel López Obrador con 4.8 por ciento”.  Esa noche durmió tranquilo.

Y de ahí en adelante su obsesión era preguntar-preguntar-preguntar el nivel de popularidad de Andrés Manuel López Obrador, de Marcelo Ebrard y de Enrique Peña Nieto, sobre todo.

Por supuesto que eso de andar de preguntones para saber qué piensa la gente de ellos nació ‘institucionalmente’ desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, con la creación de la oficina de ‘Opinión pública’ a través de la cual medían el impacto de actos de gobierno y dejaban que el Cisen se encargara de vigilar a los adversarios.

Con Calderón la encuestología alcanzó momentos de locura. Tan sólo durante su sexenio llevó a cabo 1,368 encuestas: algunas para saber el nivel de aceptación a su esposa Margarita Zavala, el impacto respecto de la muerte de Juan Camilo Mouriño y hasta se daba el lujo de frivolidades, como fue que quiso conocer la opinión pública respecto de la inocencia o no del cantante Kalimba.

[¿Las pensaba él o se las proponían las voraces empresas encuestadoras?]

Pero sus adversarios políticos eran su obsesión… Era una muestra de su debilidad, de su temor, de su búsqueda de poder sin tropiezos.

Estas 1,368 encuestas nos costaron, a los mexicanos, ni más ni menos que 275.7 millones de pesos. Un costo altísimo para que el señor todopoderoso del país no sólo supiera que era “el mejor presidente que en el mundo ha sido”, sino también para tomar decisiones…

Claro que sí. Para tomar sabias decisiones como tener información con la que llevar a cabo estrategias políticas para desestabilizar al adversario político.

Y ya se sabe, información es poder, aunque el poder se pierde cuando se gobierna mal, como fue que fue y, por lo mismo, tanto él como su partido político perdieron la presidencia del país, aunque él hubiera querido ser recordado por su política económica, lo cual no será porque hay 70 mil muertos que aun nos murmuran el no olvido y dejó de herencia a 52 millones de pobres, 15 millones de los cuales viven en la precariedad y en el abandono secular-seculorum.

En todo caso, esos 275.7 millones de pesos mexicanos del cuño corriente, en gran parte fueron a parar a las arcas de las empresas encuestadoras.

Las más beneficiadas, a saber: Mercaei 76.7 millones de pesos; Perspectiva en Campo de Investigación 73.4 mdp; Técnicos Encuestadores de Campo 37.8 mdp; Opina 21.4 mdp; Investigaciones Sociales Aplicadas – ISA 14.8 mdp (más) Indagaciones y Soluciones Avanzadas 12.4 mdp; De la Riva Investigación Estratégica 6.6 mdp y Consultores y Marketing Político 4.9 mdp. (El Universal, 8-VII-14).

Además de que en la misma Presidencia persiste la oficina de Opinión Pública que tuvo un alto costo presupuestal.

Este gasto extremo tendrá que ser investigado en términos de contratación y beneficio nacional.

Esta es, digamos,  la punta del iceberg, poco a poco se sabrá más respecto de los gastos y costos, para todos nosotros, de la personalidad de un hombre que fue presidente de México y cuyo gobierno dejó más dolores y quebrantos que aplausos y gratitudes en esa opinión pública a la que tanto temía pero para la que no gobernó porque se le olvidó que era presidente y se ocupó más en ser autoridad.

 

@joelhsantiago