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Cablebús no es planeación

El Cablebús es una solución fragmentada más, en esta gran ciudad de decisiones incompletas e improvisadas. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

Desde que la obra estaba por iniciar he cuestionado tanto el proceso de preparación como la ejecución del teleférico de Cuautepec, “Cablebús” como le ha llamado la administración local. En todo caso, sin embargo, el nuevo servicio de transporte representa muy bien la fragmentación de las soluciones en la materia.

Ciudad de México jamás ha podido basar sus decisiones de mayor impacto en un sistema de planeación; sin embargo, todavía en 1996 se emitió un Programa Maestro de Metro y Trenes Ligeros, que no sólo no se cumplió con los gobiernos electos, sino que tampoco fue actualizado o integrado a nuevas soluciones de transporte, como el Metrobús inaugurado en 2005, el tren suburbano y ahora el Cablebús.

Básicamente, cada gobierno interpreta la necesidad inmediata, y según sus capacidades de inversión desarrolla una “solución”, lo que en la práctica viene reforzando la lógica de soluciones fraccionadas.

El teleférico tal vez sea adecuado para las zonas altas de Cuautepec, de la Sierra de Santa Catarina y para las barrancas del poniente. Es un error construir 8 kilómetros de “Cablebús” en pendientes inferiores al 1%, a un costo de 300 millones de pesos por kilómetro, con un carril de concreto que pudo convertirse en Metrobús. Para colmo, las estaciones cuentan con separación de 2 kilómetros lo que aleja del transporte por infraestructura a quienes están lejos de ellas.

Si una línea de Metrobús o de Metro llegase a las zonas bajas de Cuautepec, sobre ese sistema se podrían desarrollar no un teleférico, como el que ya opera en Tlalpexco, sino por lo menos cuatro. Lo mismo diría de la necesaria extensión de la Línea 8 del metro hacia Santa Martha para que esa línea fuera el articulador de varios teleféricos de 2 o 3 kilómetros de extensión hacia las montañas.

La verdadera ausencia es un transporte masivo que conecte las colonias periféricas a la zona central. Al construir teleféricos en plano, sólo se está supliendo la carencia de infraestructura mayor y se mantiene la saturación de los sistemas centrales que necesitan fortalecerse con nuevos servicios troncales que a su vez lleguen a nuevos puntos de alimentación, reduciendo la cantidad de transbordos y la concentración de personas en los mismos puntos: Pantitlán, Indios Verdes y Cuatro Caminos.

Tenemos una ciudad sin un programa maestro de trenes actualizado y cumplible, una ciudad sin una estrategia integral de transporte público, una ciudad que improvisa la instrumentación de nuevas tecnologías y una ciudad que jamás ha articulado su desarrollo urbano con la infraestructura de transporte. Es decir, tenemos una ciudad que en vez de planear hace del corte de listón, la esencia de todos los gobiernos.

Otra de las carencias está, por supuesto, del lado metropolitano. Esto incluye el hecho de que si el Estado de México y la Ciudad de México se organizan, los teleféricos podrían dar servicio a ambos lados del parteaguas, en conexión con el Tren Suburbano, el Metro, el Metrobús y el Mexibús, con una atención integral a toda la población de las montañas, lo que podría recuperar, por ejemplo, el proyecto de llevar la Línea 3 del Metro a San Juan Ixhuatepec, desde donde los teleféricos tendrían mayor sentido.

En síntesis, nuestro planteamiento, sin menospreciar beneficios específicos del teleférico en su ramal a Tlalpexco, que es el único que vale la pena, es que en conjunto sí es un gran desperdicio y la zona pudo tener mejores soluciones con los 3 mil millones de pesos de inversión que requirió el Cablebús.

Sin duda se recordará que, salvo el esfuerzo que en su momento hizo la administración de Víctor Hugo Lobo para instrumentar una ampliación de la línea 7 del Metrobús, nadie había volteado a ver a Cuautepec. Sin embargo, la mayoría de las colonias quedó fuera del alcance de las estaciones del Cablebús, incluyendo barrios de montaña como toda la franja Sur y Poniente del Cerro del Chiquihuite, San Miguel, Compositores Mexicanos y Malacates, eso sin considerar todos los barrios mexiquenses que están en las faldas de la Sierra de Santa Catarina.

Esto no cambiará de milagro, necesitamos instituciones adecuadas para la planeación de la metrópoli. El Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva tiene funciones muy limitadas para promover una planeación integral que por lo menos debería enfocarse a tres aspectos en un ámbito territorial metropolitano: la infraestructura de agua y transporte, el desarrollo urbano y el financiamiento de dichas infraestructuras. En tanto esto no ocurra, sólo queda sumarnos a los aplausos sin reflexión por la inauguración del Cablebús, como una solución fragmentada más, en esta gran ciudad de decisiones incompletas e improvisadas.