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C. S. Lewis: Más allá de Narnia

Las obras de Lewis han sido traducidas a más de 30 idiomas, y ha vendido millones de copias a través de los años.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Clive Staples Lewis (1898-1963), irlandés, “fellow” y tutor en Magdalen College, Oxford, entre 1925 y 1954, fue nombrado este último año profesor en la Universidad de Cambridge, donde enseñó hasta su muerte literatura inglesa medieval y renacentista.

 

Predicador protestante, a él se deben varios libros notables del siglo XXI, entre ellos Cartas del diablo a su sobrino, pero un lugar especialísimo en este original ensayista lo ocupa su obra más conmovedora: Un pena observada.

 

Una pena observada, en efecto, es uno de los ensayos más originales que yo haya leído. En él se trata de la transformación que se opera en los seres humanos cuando son tocados por el amor de benevolencia, ése en que el erotismo va de consuno con la admiración y el amor de amistad.

 

El autor cuenta su experiencia de encuentro con una lectora que necesita de una comunicación profunda que dé sentido a su existencia rota por el divorcio de un alcohólico. La lucha contra el amor por parte de un hombre que ha hecho su vida como si fuera posible estar más allá del compromiso concreto con un ser singular y, por tanto, personal.

 

La lucha por consiguiente, contra la inercia, la comodidad, la autosuficiencia. Es la vía del sufrimiento lo que conduce a la plenitud de la existencia, por tanto, a la felicidad. Este hombre que cuneta su vida ha amado, se ha entregado, ha roto su cotidianidad, ha aceptado, incluso, un hijo que ya es suyo por ser de ella.

 

El camino fue arduo, pero no estaría dispuesto a regresar a su existencia anterior que, una vez comprometido con esa mujer, la ve plana, desprovista, casi, de sentido. Ella enferma, es una enfermedad terminal. El autor nos narra el dolor de la amada y el suyo. El autor escribe cuando ya todo ha pasado, cuando todo aquello permanece:

 

El matrimonio hizo por lo menos una cosa por mí. Nunca más podré creer que la religión es manufactura del inconsciente y los deseos hambrientos, ni un sustituto del sexo. Pues durante esos pocos años H. y yo nos dimos un festín de amor, de todas sus modalidades, solemnes y graciosas, románticas y realistas, a veces tan dramáticas como tormentas, a veces tan confortables y consuetudinarias como ponerse las pantuflas.

 

Ninguna hendidura del corazón o del cuerpo quedó insatisfecha. Si el amor fuera un sustituto del Dios, habríamos perdido todo interés en Él. ¿Quién se molesta con sustitutos si posee la cosa misma? Pero eso no es lo que sucede. Los dos sabíamos que queríamos algo además de nosotros mismos, una especie completamente diferente de algo, una especie de querer enteramente distinto. Decir otra cosa sería lo mismo que decir que cuando los amantes se tienen el uno al otro ya nunca querrán leer o comer o respirar.

 

En un siglo en que los seres humanos buscan antídotos, estimulantes contra la cotidianidad, Lewis ha escrito que la única verdad cierta es el amor que compromete en la vida de todos los días a un hombre y a un mujer. ¡Nada menos, nada más!

 

Lewis tuvo un acercamiento importante y cercano con J. R. R. Tolkien, el autor de El Señor de los Anillos. Ambos autores fueron prominentes figuras de la facultad de Inglés de la Universidad de Oxford y miembros activos del grupo literario informal de Oxford conocido como los "Inklings".

 

Se cuenta que ambos iniciaron una carrera por escribir cada uno una obra fantástica, C .S. Lewis fue el primero, aunque Tolkien tuvo mayor éxito al publicar su novela.

 

De acuerdo a sus memorias denominadas Sorprendido por la alegría, Lewis fue bautizado en la Iglesia de Irlanda cuando nació, pero durante su adolescencia se alejó de su fe. Debido a la influencia de Tolkien y otros amigos, cuando tenía cerca de 30 años, Lewis se reconvirtió al cristianismo, siendo "un seglar muy común de la Iglesia de Inglaterra". Su conversión tuvo un profundo efecto en sus obras, y sus transmisiones radiofónicas en tiempo de guerra sobre temas relacionados con el cristianismo fueron ampliamente aclamadas, y entre esos temas surgieron Las Crónicas de Narnia, una fantástica obra que busca escapar del terrible conflicto bélico sucedido en Europa.

 

En 1956 contrajo matrimonio con la escritora estadounidense Joy Gresham, 17 años menor que él, que falleció cuatro años después a causa de un cáncer óseo, a la edad de 45 años. Lewis murió tres años después de su esposa, en 1963, debido a una insuficiencia renal.

 

Las obras de Lewis han sido traducidas a más de 30 idiomas, y ha vendido millones de copias a través de los años. Los libros que componen Las crónicas de Narnia han sido los más vendidos y se han popularizado en el teatro, la televisión y el cine. Ejemplos de ello incluyen la serie de televisión de la BBC en 1988, la adaptación al cine de El león, la bruja y el armario en 2005, El príncipe Caspian en 2008, y La Travesía del Viajero del Alba en 2010.

 

C. S. Lewis, fue un intelectual adelantado a su tiempo, y muestra de ello son sus ensayos y novelas críticas, que hacen pensar que este autor no ha sido valorado adecuadamente, y únicamente se le ha calificado en Latinoamérica como un escritor de obras fantásticas, nada más lejano de la realidad.

 

@plumavertical