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Buenrostro, la mano dura de la 4T

Detrás de la mala fama de despiadada de la oficial mayor, hay una profesionista de 49 años, cuya encomienda es sacar buenos números. | Romina Román

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Escrito en OPINIÓN el

A Raquel Buenrostro, quien es la mujer con más poder dentro del gobierno del presidente López Obrador, no le importó esperar más de tres horas para hablar con el entonces director de Pemex, José Antonio González Anaya. Lo que tenía que decirle bien valía la pena, porque junto con los documentos que ponían en evidencia malos manejos en una empresa de la paraestatal, también llevaba su renuncia lista.

Eran alrededor de las 9 de la noche cuando en 2016, González Anaya recibió a Buenrostro: “todavía sigue aquí”, ¿tan grave es lo que me tiene que informar?, le dijo el director de la Petróleos Mexicanos. Buenrostro sin darle mayores vueltas le mostró las cifras de un desfalco millonario que ella acababa de descubrir al quedarse como encargada del despacho, luego de la renuncia de uno de sus superiores. “Director, aquí hay dos opciones: las cosas se quedan como están o se toman cartas en el asunto para resolver el problema y fincar responsabilidades”.

González Anaya quien no sabía del desfalco, le respondió: “¿te tengo que dar una respuesta en este momento Raquel?, son las 10 de la noche, ¡déjame revisar el expediente!”, a lo que ella sin titubear contestó: “Si, porque si me responde que las cosas se quedarán como están, aquí está mi renuncia vigente a partir de hoy”. Esa respuesta le valió la confianza de González Anaya, quien días después le encomendó tomar cartas en el asunto y liquidar a la empresa.

A pesar de que Buenrostro, matemática por la facultad de Ciencias de la UNAM, gozaba del reconocimiento y del aprecio de personajes como Santiago Levy, ex subsecretario de Hacienda y director del IMSS y de José Antonio González Anaya, desde su época de estudiante compartía los ideales de Andrés Manuel López Obrador desde siempre, desde que ocupó la Jefatura del entonces Distrito Federal; ahí lo conoció y declinó a aceptar un cargo en el IMSS, con Santiago Levy, en donde su salario habría sido tres veces mayor.

Ella le dijo al recién nombrado director del Seguro Social que no y llamó a su maestro en el Colegio de México, Carlos Urzúa para que la invitara a trabajar con él a la Secretaría de Finanzas del gobierno capitalino, ahí conoció a López Obrador, quien le tomó aprecio y confianza de inmediato. Incluso, antes de ganar las elecciones, el entonces candidato a la presidencia sabía que ella era la persona idónea para ejecutar, planear y presupuestar los gastos del gobierno y la nombró Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda.

A Buenrostro no le molesta que la llamen la mujer de hierro, tampoco le afecta que la odien o que la quieran. “Estoy haciendo mi trabajo y muchas veces tengo que decir que no”. Los que conocen a la oficial mayor, aseguran que detrás de su mala fama de funcionaria despiadada, hay una profesionista de 49 años, que tiene una sola encomienda: sacar buenos números.

Tache para Prosa

Los que están mal y de malas son los directivos de Prosa, quienes en los últimos días están pendientes de que las autoridades revelen los resultados sobre la falla que sufrió la empresa en sus equipos de cómputo y que ocasionó una de las peores crisis en el sistema de pagos de los últimos años.

Los directivos de las instituciones bancarias comentan muy en corto que el problema tiene una explicación: Alejandro Morales Bustamante, que a más de un año de que ocupó la dirección general de Prosa, despidió a buena parte de su personal y los sustituyó por amigos cercanos que no son expertos en la materia.

No es casualidad que su antecesor, José Molina, que ocupó la dirección de la empresa por 32 años, nunca enfrentó un problema de esa magnitud; nos cuentan que la crisis en el sistema de pagos, se habrían podido evitar y que el trasfondo está en que no se aplicaron los protocolos adecuados de seguridad en la revisión de una falla energética.

Pero ese no es el único Talón de Aquiles del actual directivo, sino que nos aseguran que también lo acusan de gastos excesivos que podrían poner en jaque a la compañía.

Así las cosas…