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Buenos vs. malos

Las campañas han sido construidas alrededor de la idea de los buenos contra los malos, los corruptos contra los íntegros, los fifís contra el pueblo. | Francisco Rivas

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Escrito en OPINIÓN el

Es innegable que las acciones emprendidas por los diferentes gobiernos no han producido los resultados esperados y la historia del país en la última década ha estado marcada por los efectos de la violencia.

Pese a esfuerzos y sacrificios de muchos, las reducciones temporales de incidencia delictiva en algunas regiones del país no han permitido demostrar un cambio de ruta en el comportamiento al alza de la mayor parte de los delitos.

Por ello, en el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) nos hemos dado a la tarea de ser una voz analítica y crítica acerca de los efectos de las decisiones en materia de seguridad y justicia de las diferentes autoridades.

Con base en el análisis puntual de la información pública oficial disponible, hemos podido identificar retos y oportunidades para transformar los niveles de violencia que vivimos.

En los últimos ocho años hemos colaborado para lograr un combate más efectivo al secuestro y a las desapariciones; incidir para que fiscalías y procuradurías tengan procesos más eficientes y eficaces de combate al delito, así como mejorar la rendición de cuentas de los gobiernos, gracias a una estadística más confiable.

Como ciudadanos no es fácil abrir puertas, son frecuentes las promesas incumplidas, las descalificaciones e, incluso, las abiertas amenazas. Pese a todo, en el ONC estamos convencidos de la importancia de nuestra labor y por ello seguimos trabajando.

Para la construcción del gran imperio que fue Roma, los antiguos dirigentes practicaban la estrategia de “divide y vencerás”, ya que, a través del rompimiento de la cohesión de un pueblo, era más fácil asegurar la victoria. 

El presidente electo conoce bien esta estrategia, sus campañas han sido construidas alrededor de la idea de los buenos contra los malos, los corruptos contra los íntegros, los derrochadores contra los austeros, los fifís contra el pueblo.

Lo cierto es que la estrategia funcionó, no sólo el presidente electo arrasó, sino que instauró un ambiente de polarización donde es tangible el “conmigo los buenos, contra mí los corruptos”.

El pueblo sabio y honesto no cuestiona, defiende la cuarta transformación del país aún con procesos de cuarta. Pensemos tan sólo en los foros de consulta para la pacificación o la consulta relativa a continuar o no con la construcción del nuevo aeropuerto.

En ambos procesos falló la metodología, y en particular, la del aeropuerto carece de cualquier objetividad e imparcialidad. Desde el mensaje que el mismo presidente electo usó para descalificar una de las dos propuestas -sólo los corruptos están en favor de Texcoco-, violentó toda posibilidad de ser un ejercicio creíble.

No obstante, celebro la idea de establecer un sistema más participativo de toma de decisiones, si y sólo si éstas se sustentan en metodología confiable y con una claridad de qué sí y qué no se debe consultar. Me preocupa más la respuesta del mismo presidente electo y sus seguidores que descalifican a quien cuestiona la validez de dicho ejercicio.

Con miras a que el próximo gobierno sea exitoso, desde el presidente electo, hasta sus sostenedores deberían tratar de construir una unidad nacional en vez de seguir fragmentado.

Lo cierto es que la intolerancia abierta hacia la crítica y la descalificación de los ganadores de la elección hacia los opositores, generará un ambiente de violencia mayor del que ya vivimos.

En lo personal, sé que el presidente electo puede elegir en plena libertad qué políticas implementar y qué no, también creo que la sociedad debe seguir cuestionando a todo tomador de decisiones en materia de política pública.

En los últimos ocho años hemos criticado desde el ONC las fallas y reconocido los aciertos de todas las administraciones, independientemente de sus filiaciones políticas y seguiremos haciéndolo. 

El presidente electo y todos sus seguidores que rechazan la crítica deberían entender la importancia de esta cuando es objetiva y sustentada en datos. Deben reconocer su necesidad si quieren aprender de los errores cometidos por otros, y que esto les sirva para trazar el cambio de ruta prometido para demostrar que sí se escuchan todas las voces.

Es cierto señor López Obrador, se necesitan más abrazos y menos balazos, pero cuidado, toda descalificación estereotipada puede producir mucha más violencia.

Una larga transición

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