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Breviario sobre el estorbo

Sí, a este presidente le estorban muchas cosas. Pero creo que somos muchos para quienes no son esas, las cosas que nos estorban. | Leonardo Martínez

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Escrito en OPINIÓN el

Al presidente de este país le estorban algunas cosas.

Le estorban la democracia y la división de poderes porque alentan y dificultan las acciones que le urge aplicar para sentir que avanza con su anhelado redentorismo.

Le estorban los medios de comunicación independientes y los analistas que critican sus ocurrencias cotidianas, porque le enoja tener que repetir que no son falsos dilemas, ni desvaríos, ni paparruchas.

Le estorba la sociedad civil, porque sus asociaciones y organizaciones le quitan espacio que él reclama para realizar actividades clientelares y de proselitismo.

Le estorba la competencia económica porque ésta cuestiona con hechos y datos reales la pertinencia de mantener costosísimos e ineficientes monopolios estatales.

Le estorban los programas institucionales de apoyo social cuando no son suficientemente eficaces para promover el clientelismo y ampliar la base de fieles de su evangelicanismo.

Le estorba la planeación del uso de los recursos públicos porque es algo complejo que se aleja del ideal de las iglesias pentecostales y evangélicas en las que se privilegia el simplismo y la ausencia de autocrítica, y se desprecia a la ciencia y al pensamiento analítico y complejo.

Le estorba la aritmética porque lo obliga a entender cómo calcular correctamente los porcentajes y a sumar de manera transparente los muertos por violencia que siguen acumulándose cotidianamente.

Le estorban el cambio climático y las energías limpias porque van a contrapelo de su amor platónico por el petróleo y del cariño que le tiene a la generación estatal, sucia y costosa de la energía eléctrica.

Le estorban los contrapesos institucionales, porque no le gusta perder el tiempo justificando sus proyectos con especialistas de temas difíciles y complicados.

Le estorba la idea de imaginar una sociedad sin clases, porque desaparecerían los pirruris, los fifís, los finolis, los camajanes, los picudos, los conservadores, los neoliberales y se quedaría sin adversarios a quien insultar y a quien endilgar la incompetencia del gobierno y sus malos resultados.

Le estorban los que no piensan como él, los que tienen ideas propias o los que también saben burlarse de los otros y aderezar una entrevista o un debate con una sonrisita socarrona.

Le estorban las personalidades carismáticas, las honestas, las que hablan con el corazón en la mano, porque llaman la atención de la gente y le quitan micrófonos y reflectores. Por eso evade a Javier Sicilia, por eso se le niega, por eso lo odia.

Le estorban las personas inteligentes, dignas y preparadas porque son las que le explican que si entendiera lo que significa gobernar se daría cuenta que no es fácil, y porque son las que le platican que el mundo ha cambiado mucho desde que se acabó el periodo echeverrista y que, si su voluntarismo nos está llevando hacia algún lado, es directamente al retroceso.

Sí, a este presidente le estorban muchas cosas. Pero creo que somos muchos para quienes no son esas, las cosas que nos estorban.