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Banderazo de salida a la carrera presidencial

El banderazo de salida oficial se da con la celebración de las convenciones nacionales, tanto demócrata como republicana. | Alicia Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

Finalmente, el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, nombró a Kamala Harris como compañera de fórmula. Aunque la noticia dista de ser sorpresa, ya que Harris se perfilaba como favorita, al presidente Donald Trump parece preocuparle pues el binomio Biden-Harris podría mantener por el momento un liderazgo sobre la fórmula Trump-Pence en la carrera hacia la Oficina Oval. 

La preocupación del actual presidente de Estados Unidos se centra prácticamente en que Kamala Harris se ha convertido en una pieza clave en la captación de votos y en la recaudación de dinero para el partido demócrata. En los dos días posteriores a que Biden anunciara que Harris lo acompañaría en la carrera presidencial, como se esperaba, el nombramiento de Harris trajo el apoyo de mujeres, afroamericanos e indígenas estadounidenses que observaron en las primarias demócratas una débil representación femenina y de candidatos de color. Además, los demócratas lograron recaudar 48 millones de dólares, de los cuales 25 millones se obtuvieron el primer día, una gran diferencia si se considera que la mayor recaudación de fondos por parte de Biden había sido de 10 millones de dólares a finales de junio. 

Por otro lado, Harris es la primera mujer afroamericana y asiático-estadounidense en una contienda presidencial y si Biden gana el 3 de noviembre, Kamala Harris se convertirá en la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos. En muchos sentidos, Harris representa el “sueño americano” por su condición de hija de migrantes, ya que su padre es oriundo de Jamaica y su madre de India; además, representa a la población multirracial en Estados Unidos de la que poco se habla y que podría ser mejor reconocida entre las generaciones más jóvenes. 

Si bien para muchos analistas el nombramiento de Kamala Harris representa poco o nada un cambio dentro del partido demócrata, el hecho de que Harris se mantenga en el ala moderada es una apuesta segura en las elecciones presidenciales ahora que Joe Biden aventaja a Donald Trump en todas las encuestas. Un dato interesante es que después de que finalizara la Convención Nacional Demócrata celebrada la semana pasada, la plataforma demócrata 2020 logró consolidar una propuesta partidista para responder a problemas actuales en Estados Unidos, entre ellos la brutalidad policial, el racismo, la inmigración y la discriminación, así como para combatir el cambio climático, lograr atención médica universal y recuperar el liderazgo estadounidense a nivel mundial. Incluso, para aquellos que esperaban un candidato demócrata más progresista, Biden y Harris parecen estar dando mayor juego a Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez en el desarrollo de propuestas para mantener unido al partido demócrata, en el que hoy en día es notoria la división entre los demócratas conservadores y progresistas. 

Teniendo esto en mente, es de esperarse que durante la Convención Nacional Republicana que se desarrollará durante esta semana, el presidente Trump califique de socialistas y como una amenaza al estatus quo las propuestas demócratas, todo con el propósito de captar adeptos a su favor y consciente de que la plataforma del partido republicano se mantendrá igual que en 2016, basada en la reconstrucción de la economía, la creación de empleos, una estrategia energética basada en combustibles fósiles, la protección a la propiedad intelectual y un sistema de inmigración que proteja a los estadounidenses, entre otras prioridades. 

Ahora que la lista de oradores de la Convención Nacional Republicana ha sido publicada merece una comparación con la Convención Demócrata pues, a diferencia de los apoyos importantes de los republicanos, que se centran en el gabinete y la familia del presidente Trump, los demócratas aglutinaron a peces gordos de la talla de los expresidentes Barack Obama y Bill Clinton, así como de las primeras damas Michelle Obama y Hillary Clinton, quienes resaltaron las prioridades que los votantes deberán tener en cuenta durante las elecciones de noviembre y aprovecharon para atacar las políticas aplicadas por la administración Trump, quien, cabe decir, no tardó en lanzarse en contra por las redes sociales, mostrando justo lo que los demócratas querían: una falta de liderazgo sereno que, aunque poco interesa a sus férreos seguidores, sí importa a aquellos desilusionados de la administración Trump. 

Si bien la carrera presidencial está en marcha desde hace meses, el banderazo de salida oficial se da con la celebración de las convenciones nacionales, tanto demócrata como republicana; ya observaremos el primer debate entre Biden y Trump el 29 de septiembre próximo.