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Aunque lo nieguen con pañuelo blanco, sigue existiendo corrupción y más que nunca

Erradicar la corrupción es responsabilidad de todos. Hacen falta más personas íntegras en este país. | Vicente Arango

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Escrito en OPINIÓN el

En días anteriores, el presidente Andrés Manuel López Obrador nuevamente desconoció y señaló que son mentira (en esta ocasión con un pañuelo blanco desde la mañanera) los resultados del informe emitido por la organización World Justice Project (WJP), la cual desglosa las estadísticas en materia de corrupción a nivel global.

En dicho informe, México, es colocado en el lugar 135 de 139 países participantes para el año 2021; ubicándolo dentro de la categoría de los 5 peores países más corruptos del mundo (esto desde que gobierna Andrés Manuel López Obrador), solo por debajo de la República Democrática del Congo que está en primer lugar, Camboya segundo, Camerún tercero y Uganda cuarto. 

En esta categoría de los 10 más corruptos se encuentra Madagascar en el séptimo lugar; Kenia en el octavo; Bolivia en el noveno y para finalizar Haití en décimo. 

En el indicador de “ausencia de corrupción”, del mismo estudio, México fue el peor evaluado en este indicador, en el cual participaron 32 países analizados de América Latina y el Caribe. 

En atención a esto, es necesario reconocer que México es un país que verdaderamente se encuentra lastimado por la corrupción, aunque el presidente no quiera reconocerlo y ponga pañuelos blancos en su puño para decir que él tiene otros datos. No se puede ocultar lo que día a día viven las personas que son extorsionadas, robadas o simplemente que no son escuchadas por las autoridades al momento de querer levantar la voz. 

Aunque el presidente no quiera aceptarlo, desde que él gobierna, el país se encuentra frenado en materia de desarrollo, economía; pero sobre todo en la administración e impartición de la justicia. 

Es importante reconocer que no todos los mexicanos somos corruptos, pero también es importante reconocer que la presencia de la corrupción abarca todos los ámbitos de la geografía y la vida nacional. No solo arriba, como señala el presidente; aunque en diferentes medidas e intensidades, generando diferentes impactos y enfoques, pero todos en alguna ocasión mínimamente, hemos tenido que enfrentarnos a esta problemática social alguna vez. 

En este sentido, es necesario aceptar y reconocer que la corrupción es un tema de antaño que siempre ha existido, pero hoy en día se encuentra en niveles estratosféricos a los que nunca antes había llegado; ni cuando gobernaba el expresidente Enrique Peña Nieto. Cuando el hoy presidente cuestionaba este tema y señalaba que nunca podríamos estar en una situación peor.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sostiene que la corrupción es la causa de todos los males del país como son: la pobreza, la enorme desigualdad social, la violencia, la inseguridad, el deterioro ambiental y la falta de oportunidades. Esa afirmación genera reacciones diversas, algunas de odio y rechazo, sobre todo de “las buenas conciencias” conservadoras que confiesan todo tipo de virtudes, pero que no practican cotidianamente, viven en la simulación y la hipocresía. 

Hay que dejar claro que “el pueblo bueno y sabio” también practica y se beneficia con la corrupción. Erradicar este mal es responsabilidad de todos. Hacen falta más personas íntegras en este país, esos que hacen siempre lo éticamente correcto aun cuando nadie los ve. Si bien el presidente López Obrador es un hombre íntegro y bien intencionado, no podemos decir lo mismo de muchos de sus colaboradores, amigos y parientes, que no se distinguen en sus acciones de los neoliberales.