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Auditoría en salud

Más allá de los “minutos de silencio” lo que hace falta son decisiones acertadas y frenar las muertes. | Marco Adame

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Escrito en OPINIÓN el

México vive hoy una de las más grandes tragedias de su historia en materia de salud. A cuatro meses del primer deceso por el covid-19 en México, hoy superamos los 53 mil muertos; somos el tercer país con más decesos en el mundo; uno de cada 14 muertos por la pandemia es mexicano y según cifras del New York Times, en agosto somos el país que más muertes reporta por millón de habitantes entre los países con más población del mundo. 

La realidad es contundente y la única conclusión es que el gobierno federal ha fracasado en su obligación constitucional y moral de proteger la vida de los mexicanos. La razón de esta desgracia es la soberbia, la necedad y la negligencia de algunos en la cúpula del poder. 

Mientras en el mundo se promovían las medidas de distanciamiento, en nuestro país se tenían giras presidenciales, conciertos y se invitaba a la gente a abrazarse; cuando internacionalmente ya se requería el uso del cubrebocas, en nuestro país autoridades federales afirmaban que no servían; mientras que los organismos internacionales llamaban a la realización de pruebas masivas de detección, al seguimiento y al aislamiento de los casos, en nuestro país se rehusaron a hacerlo y aseguraron que no era necesario. 

Hoy los resultados muestran lo equivocado que estaba el gobierno federal. Países como Singapur, Nueva Zelanda y Corea del Sur, que promovieron el uso de cubrebocas, pruebas de detección masivas, seguimiento y aislamiento, actualmente tienen un horizonte mucho más favorable que el nuestro.

Tan solo como ejemplo, Nueva Zelanda cumplió 100 días sin un nuevo contagio y únicamente ha reportado 22 muertes en total por la pandemia. En cambio, nuestro país reporta diariamente más de 5 mil nuevos contagios y 700 fallecimientos. 

Muchas muertes se pudieron evitar de haber tenido una estrategia diferente. Se dice que es de sabios rectificar, pero el presidente insiste en que no hará cambios pues asegura que su estrategia ha dado resultados. Y claro que hay resultados, pero son malos resultados. ¿Cuántas vidas más se tendrán que perder para que entiendan que se necesita una estrategia diferente?

Esa misma cerrazón la han sufrido integrantes del Consejo Salubridad General, que han afirmado que no ha habido apertura al diálogo y a la discusión en dicho organismo. Han manifestado incluso que muchas decisiones se les presentaron como ya tomadas y que únicamente les pedían su firma. 

Todo eso es contrario a la intención del Constituyente al crear el Consejo, pues el objetivo era y es el evitar que, ante serias amenazas a la salud en nuestro país, las decisiones se centralizaran en unos cuantos, en cambio querían que se tomara en cuenta la voz de los expertos; lo cual al parecer no ha sucedido.

El presidente sostiene que las críticas a su estrategia de salud son meras “politiquerías”. ¿Pero cómo puede ser “politiquería” el dolor de 53 mil familias por la muerte de sus seres queridos? Y desafortunadamente la cifra crece diariamente. No entienden que más allá de los “minutos de silencio” lo que hace falta son decisiones acertadas y frenar las muertes.

Se requiere de un cambio de actitud, apertura al diálogo y aceptar la propuesta del PAN para realizar una auditoría externa con expertos nacionales e internacionales, a fin de analizar las decisiones que se han tomado y valorar las que deben de tomarse hacia adelante. Y probablemente sea necesaria una reforma al Reglamento Interior del Consejo de Salubridad General para garantizar que las voces de todos los expertos se tomen en cuenta.

Sigamos el ejemplo de los casos exitosos a nivel internacional. Para detener las cadenas de contagio, además de la “sana distancia” y el uso de cubrebocas, es indispensable la realización de pruebas de detección masivas, el seguimiento y el aislamiento de los contagiados. Y siendo que aún falta tiempo para que contemos con la vacuna, es igualmente importante la participación de todos para tomar las medidas de prevención necesarias. Todos podemos ser parte de la solución.