Main logo

Aspirantes de Terror: El panel de discusión

Pedro no entiende por qué no puede avanzar. | Aniela Cordero

Por
Escrito en OPINIÓN el

Son las once de la mañana y Paulina va saliendo de una entrevista especialmente complicada. Entre sus pendientes está rechazar a Pedro para el proceso de Gerente. Si bien su experiencia es buena, no pasó los ejercicios técnicos ni la prueba de inglés. Además… en la entrevista se enfocó mucho en lo personal y no tanto en sus logros o en sus actividades. Y bueno, eso no siempre es conveniente.

Le mandará el correo de rechazo y agradecimiento especificando que no avanzarán porque no pasó las pruebas requeridas.

Mientras tanto, Pedro está ansioso por recibir noticias del proceso. Sabe que probablemente no pasó las pruebas, y en el inglés le fue fatal porque aunque tiene un nivel avanzado, no lo ha utilizado ni practicado los últimos doce años, pero bueno, no es motivo para descartarlo, sabe que su perfil y su experiencia no las tiene nadie, y por lo que le dijeron en la entrevista, les urge la posición.

Paulina se prepara para su siguiente entrevista, cuando recibe en su celular una llamada. Ve el identificador y suspira. Es Pedro. Seguramente querrá más detalles del por qué fue descartado, piensa, y le contesta. Lo que no espera, es escuchar a Pedro tan molesto por no continuar en el proceso.

“¡No entiendo por qué me descartaron del proceso! Soy el mejor candidato y sus pruebas son una basura. Quiero hablar con el hiring manager”. Ni un “Hola”, ni un “¿Cómo estás?” nada. Paulina le contesta muy amablemente que lamenta escucharlo tan molesto, sin embargo las pruebas son un requisito para el proceso y desafortunadamente no las aprobó. El tema del inglés lo sabía desde el inicio, estaban buscando una posición con un nivel intermedio-avanzado y tampoco tiene el nivel. Al menos para esa posición no pueden continuar, pero siempre será un gusto contemplarlo para las siguientes posiciones.

Pedro no entiende por qué no puede avanzar. Las pruebas no determinan su experiencia, su motivación o sus ganas. Y no hay nada que no pueda aprender sobre la marcha. Está muy enojado, le dice a Paulina que él tiene todo lo que piden en el perfil. Tiene experiencia en la industria, ha trabajado para al menos 2 de las principales competencias, ha tenido gente a su cargo, está dentro del rango salarial y tiene disponibilidad inmediata para trabajar.

Paulina le dice que sí, que su perfil es muy bueno y su experiencia también, sin embargo, las pruebas no mienten, y no las pasó. No puede hacer nada al respecto, ni siquiera volverlas a enviar, y con el inglés tampoco puede ayudarle. La posición habla en inglés con proveedores y clientes todos los días, la compañía no puede darse el lujo de esperar a que aprenda a desenvolverse en inglés, eso también lo decía la publicación, que el nivel del idioma era indispensable y es algo que tampoco tiene.

Pedro entonces explota. Enojado, le grita que no es posible que sean tan cerrados en sus procesos, que se van a arrepentir de no haberlo contratado, y que él está feliz de no trabajar con una compañía que contrata personal tan inútil e incompetente como ella para entrevistar y evaluar a los candidatos. Paulina trata de interrumpirlo para defenderse y hacerle ver que esa no es una actitud profesional pero no puede.

Al final, Pedro se despide con un “Chin… tu madre” salido de lo más hondo de su corazón, para darse cuenta tres meses después, que ya no puede aplicar a ninguna vacante de esa compañía, ni del grupo.

Paulina mientras tanto, cuelga, se toma un té de manzanilla para bajarse los nervios del coraje, y procede a hacer una anotación en la bolsa de trabajo de la compañía y del grupo: “Poco profesional, conducta grosera y no entiende de razones al ser rechazado del proceso. No contactar para futuras oportunidades”. No es ni la primera mentada, y está segura que no será la última.