Pocas noticias han generado tantas primera planas, tantos artículos de opinión y tantas dudas sobre el gobierno (tanto municipal, como estatal y federal) como la historia de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Una historia donde los que debieran ser los buenos son los malos y los que siempre son los malos ahora son cómplices del gobierno. Una historia que se supo por medios internacionales y tardó 8 días en ser atendida por la PGR porque en un inicio el mismo Presidente de la República la calificó de “asunto local”. Una historia en la que podemos ver con claridad el estado de descomposición del Estado y que aun con el esfuerzo de todos los niveles de gobierno involucrados no se ha podido resolver. Algunos apuntes breves sobre el tema:
- La narcopolítica existe, no es un mito y ya había sido evidenciada. El presidente Calderón hizo el llamado “michoacanazo” y aunque no arrojó resultados contundentes evidenció un problema que él intentó atender pero que las complicaciones que representa “armar un caso” no fueron favorables… parafraseando aquello que dicen que alguna vez dijo Vasconcelos (porque la verdad no me consta) los estaban acusando de estar involucrados con el crimen organizado no de pendejos.
- La renuncia del Gobernador es un logro social importante pero no resuelve nada e incluso abre la puerta a la impunidad. Sin la desaparición de poderes y sin un juicio de procedencia para hacerlo dejar el cargo no se garantiza ni siquiera que esté enfrentando un proceso legal, la renuncia es un buen mensaje pero es sería mucho mejor mensaje verlo tras la rejas en caso de que sea responsable o cómplice.
- La captura del alcalde de Iguala y su esposa en Iztapalapa también es una buena señal porque estaba prófugo pero si no ayuda a la localización de los 43 desaparecidos tampoco sirve de mucho. Ojalá sirva para la investigación y para encontrar la raíz del problema porque evidentemente no es un hecho asilado, queremos soluciones y queremos que encuentren a los desaparecidos; un presunto culpable no es una solución.
- El asunto es la punta de un “iceberg” que no se sabe hasta donde llega. No creo que se necesite un “pacto por la seguridad” porque no creo que nadie pueda estar en desacuerdo ni tampoco creo que nadie se oponga a sacar de la política y de los gobiernos al crimen organizado, tampoco creo que alguien se oponga a que no se lleven a cabo desapariciones forzadas… lo que se necesita son soluciones contundentes: castigos ejemplares a cualquier gobernante, policía o funcionario involucrado con el crimen organizado y partidos políticos que no permitan candidaturas “sospechosas”.
Todo lo visto no debe tener cabida en un régimen democrático y en un Estado de Derecho. No es un caso aislado y aunque ahora fueron perredistas habrá que revisar hasta dónde llega el problema.