Main logo

¿Aplazar las #Elecciones2021?

Si no se logra reducir el número de contagios y muertes por coronavirus, lo más conveniente sería replantear el calendario electoral. | José Antonio Sosa Plata

Por
Escrito en OPINIÓN el

El período de precampañas de las elecciones 2021 terminó con algunos problemas inéditos, preocupantes o que ameritan una mayor atención por parte de las autoridades electorales. La lucha por el poder en el marco de las elecciones más grandes de nuestra historia se está dando en uno de los peores escenarios sanitarios y económicos que hemos enfrentado desde hace más de un siglo.

La creación de dos grandes coaliciones (Va por México y Juntos Hacemos Historia), las denuncias presentadas contra algunos precandidatos, la reaparición de la guerra sucia, las crecientes amenazas de censura en las redes sociales y el enorme número de figuras del espectáculo que competirán por un puesto de elección popular se sumaron a la politización del esquema de vacunación que pretenden llevar a cabo las autoridades del sector salud. 

Como era de esperarse, el conflicto electoral hará más difícil la gestión de las crisis, de por sí ya complicada. Pero eso no es todo. Hoy, uno de los dilemas más importantes a resolver en el corto plazo está relacionado con la respuesta a una pregunta esencial: ¿Qué impacto tendrá en la salud de la población si se mantiene el periodo de campañas (4 de abril al 2 de junio) y la fecha del 6 de junio para la elección, a sabiendas que el proceso de vacunación se consolidará —en el mejor de los casos— hasta finales de año?

Por si no lo leíste: Prevén "desastre" por politizar esquema de vacunación.

Lo dicen los expertos: la cobertura de vacunación que necesitamos no se alcanzará durante el primer semestre, a pesar de los esfuerzos que está realizando el Gobierno de la República para cumplir con el Plan de Vacunación anunciado. Así lo confirman los retrasos difundidos por las principales farmacéuticas. Así lo confirma la realidad mundial. Además, es necesario tomar en cuenta —en el diseño del peor escenario— la aparición de nuevas cepas o variaciones del virus, y el preocupante desabasto de medicamentos que se está presentando en todo el país. 

Sería irresponsable seguir adelante con el proceso electoral como si nada sucediera. Sin embargo, si bien es cierto que el Instituto Nacional Electoral (INE)  cuenta con protocolos de seguridad sanitaria para todas las etapas del proceso —y que se tomarán las medidas correspondientes para el día de la jornada electoral— también lo es que se correrán grandes riesgos si la situación no se estabiliza o mejora sustancialmente en los próximos cuatro meses.

Consulta: Guía para organizar elecciones en tiempos de pandemia. Organización de los Estados Americanos (OEA), Junio de 2020.

Algunos podrían argumentar que la pandemia no ha sido obstáculo para realizar elecciones. Qué mejor ejemplo que Estados Unidos, en donde las campañas no tuvieron problemas para adaptarse a la comunicación y la participación virtual. Por supuesto que había razones de peso económicas, políticas y sociales para no aplazar la elección presidencial, pero tampoco se puede negar que se tuvo que pagar un costo muy alto en términos de contagios y muertes.

En contraste, más de 75 países y territorios sí decidieron postergar sus comicios nacionales y/o locales entre febrero y diciembre del año pasado. De acuerdo con datos de IDEA Internacional, “parece haber habido una mayor voluntad de posponer las elecciones locales en comparación con las elecciones nacionales. Durante este periodo de tiempo, el 67% de las elecciones locales se han pospuesto o se pospondrán, en comparación con el 47% de las elecciones nacionales”.

Lee más: Monitor global del impacto de COVID-19 en la democracia y los derechos humanos. Institute for Democracy and Electoral Assitance (IDEA Internacional), Actualización Enero 14 2021.

Aunque los análisis del organismo internacional dan cuenta de la resiliencia y capacidad de adaptación que ha demostrado la democracia en el mundo, las instituciones oficiales no han estado exentas a los “intentos de extralimitación ejecutiva y pisoteo democrático o colaborado para garantizar respuestas eficaces a la pandemia”. En otras palabras, que en nombre del coronavirus se están cometiendo abusos en favor de los intereses de quienes tienen un mayor poder en estos momentos.

En cualquier caso —y al margen de la decisión final que tomen las autoridades electorales antes de que termine el periodo de intercampañas—es preciso evitar una mayor incertidumbre en los temas más importantes de la agenda nacional, sobre todo la que ocasiona la falta de información precisa, veraz y confiable. A casi un año de que se presentó el primer caso de covid-19 en nuestro país, la confianza de la ciudadanía ya no resiste más.

Te recomendamos: Sergio Torres: El covid-19 será el gran factor en las elecciones de 2021, Expansión-Política, 20 Diciembre 2020.

Dadas las circunstancias actuales, lo más razonable es postergar el arranque del periodo de las campañas y, por lo tanto, la fecha de las elecciones. Para eso se tendrían que establecer nuevas reglas y lograr el consenso de todas las fuerzas políticas e institucionales que intervienen en el proceso. Sin duda, una decisión tan trascendente generará críticas, dudas y suspicacias porque la postergación podría favorecer al partido en el poder. 

Sin embargo, si el hecho logra evitar que mueran más personas no existe motivo para ponderar las desventajas que habría en el terreno político. Es obvio que el covid-19 será la variable de mayor peso al momento de la votación. Por eso, nadie duda que la cantidad y velocidad en el suministro y aplicación de las vacunas tendrá un efecto directo en los partidos de la coalición que defienden los intereses del presidente de la República.

Con el cambio de fechas, el escenario político sería más complejo porque asistiríamos a uno de los mayores desafíos de nuestra historia moderna. Y como cualquier reto, también habría algunos efectos positivos. El más importante sería que se presionaría a dirigentes, candidatos, candidatas y consultores a ser más creativos y audaces en sus estrategias políticas y de comunicación.

Te puede interesar: La Carta Democrática Interamericana. Guía de acción política para enfrentar la pandemia del Covid-19. Organización de los Estados Americanos (OEA), Mayo 2020.

Lo que no se debe permitir, bajo ninguna circunstancia, es el titubeo o la manipulación abierta y descarada de quienes defienden sus intereses particulares por encima de las necesidades más apremiantes de la sociedad. La defensa de los derechos humanos debe estar en el primer lugar de la lista de prioridades. Todo lo demás se puede ajustar y corregir. México cuenta con la fortaleza de sus instituciones y los recursos para llevar a cabo la tarea que representa la postergación propuesta.

La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, aseguró hace unos días que Morena no pretende aplazar las elecciones. Se trata de un rumor, dijo. Pero también dejó bien claro la responsabilidad de la decisión final la tiene el INE. Hasta el momento de escribir esta columna, las y los consejeros de la institución no se habían pronunciado al respecto. Todo indica que, desafortunadamente, no están considerando esa posibilidad. Al menos hasta hoy.

Recomendación editorial: Felipe González, Gerson Diamani y José Fernández Albertos. ¿Quién manda aquí? La crisis global de la democracia representativa. España, Debate, 2017.