¿Quién es Enrique Peña Nieto? ¿Acaso es el hombre que nos han dibujado los medios o las redes sociales? Para los priístas es un ser de características mesiánicas cuyo poder es capaz de transformar la materia: De pobre a rico, de mendigo a millonario, de militante a diputado, de líder juvenil a noble senador, de millonario a multimillonario, de pobre a rico pues…
Para otros es un hombre de mínima capacidad para ocupar el puesto que ocupa, en las redes es común ver el surgimiento de los memes que le ridiculizan y a muchas y muchos mofarse de la última pifia, la más reciente carcajada nacional.
¿Nos representa este hombre?
Un presidente por el que no votó la mayoría pero que ganó las elecciones, un hombre que no vive como vive el mexicano, nuestras esposas no son actrices millonarias que viajan con maquillistas privados, nuestras casas no son como su casa blanca (carente de libros y arte según sus fotos), es el minimalismo absoluto, la ausencia de todo para que lo que sea un “algo” se note discordante.
Nosotros no tenemos que aguantarnos todos los días que nos critiquen o que nos mienten la madre, manejamos nuestras cuentas de Twitter y nos damos la oportunidad de tomarnos nuestras copas, cantar, bailar y disfrutar en público o en privado. Peña Nieto no.
Usamos Facebook, compartimos barbaridades, somos activistas del teclado, nos desahogamos en el futbol o gritando nomás por gritar, vamos al antro (ya los hay para chavorrukos que se niegan a envejecer) y nos escapamos al cine con nuestros hijos, dudo mucho que sea esa su realidad.
Y la de muchos de nosotros dista mucho de la de otros mexicanos que se parten el alma para ver que van a comer, niños de la calle que han nacido y crecerán sin saber que es el amor o la compasión, que son seres invisible y desechables para muchos de nosotros, gente que vive en la más terrible de las miserias, en extrema pobreza y otros que están a punto de estar ahí al vivir solamente en pobreza, estas personas tienen un valor especial para los partidos: Cuentan con una credencial para votar.
¿Acaso el presidente siente sobre su cabeza, asume su responsabilidad en tantas y tantas muertes ocasionadas por el hambre, la ignorancia, la discriminación y la estupidez que prevalecen en un país que intentó ser grande teniendo el primer gran conflicto armado del siglo veinte pero que ahora solo sirve para hacer desfiles y fiestas sin sentido?
¿Ha sentido el presidente lo que es despedir a los hijos, familiares o amigos a altas horas de la noche de casa suplicándoles que se reporten al llegar a su destino?
¿Le han secuestrado, extorsionado, asaltado o mutilado a él o a algún pariente cercano o colaborador de toda su confianza?
¿Cuántas veces ha viajado en metro señor presidente? ¿Ya sabe cuánto cuesta la canasta básica? ¿Lee usted los diarios?
Ya sabe, nosotros no aplaudimos.