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Antes de hacer historia, un coñac

Empezaron con esa reunión secreta en Morelia, siguieron en Toluca y luego en Guadalajara

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Escrito en HIDALGO el

Era la medianoche del 18 de diciembre, hace 22 años. El rito se cumplía al pie de la letra: reunirse en una habitación, destapar una botella de coñac y servirse un París de Noche, el trago predilecto. Una o dos copas por cabeza, no alcanzaba para más.

Esta cábala se repetía por cuarta ocasión en el último mes. Siempre la noche previa al gran partido. Funcionó tres veces antes pero ahora los nervios estaban a tope.

A la suite del lujoso hotel en la Ciudad de México se colaban los auxiliares del entrenador, el secretario técnico, el doctor, el preparador físico, el masajista, el chofer del autobús y los utileros. Empezaron con esa reunión secreta en Morelia, siguieron en Toluca y luego en Guadalajara.

Iba la primera ronda cuando tocaron a la puerta. Presurosos, escondieron los vasos, los hielos y la botella para ver, con sorpresa, que entraba Javier Aguirre al cuarto.

El joven director técnico del Pachuca, hijo de emigrantes españoles, había llegado doce meses antes a los Tuzos; contaba con 41 años de edad, poca experiencia en los banquillos pero ya había logrado la permanencia y ahora libraba su primera batalla en una final. Cruz Azul era el rival.

“¡No se hagan pendejos!”, les dijo el Vasco a sus colaboradores y para aligerar el momento agregó: “anden, sírvanme a mí porque también estoy ‘cagado’”. En el argot futbolístico, ese término es una mezcla de nerviosismo y ansiedad.

Resultaba lógico. En unas horas, su equipo estaría ante un repleto Estadio Azul para definir el título contra el favorito y millonario Cruz Azul.

El coñac apaciguaba la tensión, ayudaba a dormir mejor. Pachuca era un cuadro modesto, compuesto por jóvenes promesas, cinco extranjeros con hambre de éxito y veteranos en el ocaso de su carrera.

Copa en mano, Aguirre se sinceró ante sus colaboradores: “les agradezco todo el trabajo y el esfuerzo que hicieron para llegar hasta aquí; mañana no sé qué pueda pasar, de verdad nos espera un partido muy jodido pero veo a los muchachos con ganas, convencidos de lo que deben hacer”. Un rato después, el técnico se retiró; todos a descansar.

24 horas más tarde, el Pachuca cambiaría su historia para siempre. Ganó el primer campeonato en el máximo circuito, después de vencer a La Máquina con gol de oro anotado por Alejandro Glaría. 90 minutos de pura entrega antes de llegar al tiempo extra a romper todos los pronósticos.

Javier Aguirre hizo los ajustes con una precisión de cirujano. Con sus cambios adelantó en el campo a Octavio Valdez, además de poner en el campo a Marco Garcés y Glaría. Esos tres futbolistas armaron la jugada que valió el triunfo.

Ese título dio origen de una década plagada de éxitos para el Pachuca y su afición, honrando su categoría como Cuna del Futbol Mexicano.

REMATE

El coñac es una de las bebidas más sofisticadas en la historia europea, data del siglo XVII y deleitó el paladar de un estratega militar adelantado a su época como Napoléon Bonaparte. El legendario general francés, seguramente, hubiera sido fanático del futbol.