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Aniversarios, proyectos y vicios

Ni la Sedena ni ninguna otra dependencia federal cuentan con una planta industrial para “construir” aeronaves.

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Escrito en OPINIÓN el

Es temporada de aniversarios, de proyectos, planes y anuncios de crecimiento ambiciosos en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. También siguen siendo tiempos de vicios y opacidad en la administración y operación de áreas vitales en la Sedena.

 

El 30 de enero, el general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda encabezó el inicio de los festejos por el centenario de la creación de la Industria Militar. Lo hizo anunciando varios proyectos en marcha y otros en puerta que, como lo anunció a principios del año 2012, buscan colocar a la Sedena a la altura de las mejores instituciones castrenses del planeta o al menos de Latinoamérica.

 

Cienfuegos habló de modernización, de capacitación, de compromiso, de avances indiscutibles en la incipiente industria militar mexicana que comienza a producir para satisfacer las necesidades, carencias y atrasos que han caracterizado el desarrollo militar mexicano.

 

Luego vendrá la segunda parte de la reingeniería militar mexicana que buscará ser realmente competitiva y vender sus productos en el mercado continental, el donde chilenos, brasileños, colombianos y argentinos, con todo y crisis, llevan una amplia delantera.

 

El general ponderó “la adquisición de 116 máquinas y equipos de última generación para la modernización de las plantas de producción de las fábricas de armas, de granadas de 40 milímetros, de cartuchos, de plásticos, de punzones y matrices, de utillaje, de serigrafía, de tratamientos térmicos y del laboratorio central de pruebas”.

 

El rearme del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos (FAM) incluye la fabricación de fusiles mexicanos FX-05 Xicouahtl, que para el 2018 deberán abastecer a todo el personal militar. También se busca continuar con la producción de  vehículos tácticos blindados DN-XI para operaciones urbanas.

 

El Sistema para el Accionamiento Remoto de Armas de Fuego (Saraf Balam 1)  instalados en vehículos tácticos en esos vehículos tácticos muestra grandes avances. Seis de esas unidades ya operan con torretas en las que no hay tirador.

 

Se trabaja también en el desarrollo y perfeccionamiento de prototipos de 2 vehículos todo terreno; el Kitam con blindaje ligero, y el Cimarrón para el transporte de personal, “desarrollado en forma conjunta con la empresa Mercedes Benz”.

 

Pero el punto central de los anuncios de Cienfuegos fue el de la construcción (o armado, nunca lo aclaró) de “un avión biplaza y dos aviones experimentales, para adiestramiento básico de vuelo, en la escuela militar de aviación”.

 

Ni la Sedena ni ninguna otra dependencia federal cuentan con una planta industrial para “construir” aeronaves. No hay líneas de montaje ni estructura que posibilite, en dos años y medio, la fabricación de aviones militares en México.

 

En su número julio-septiembre, la revista Comercio Exterior, editada por Banamex (Número 3, 2015), publicó un excelente artículo en el que analiza el segmento de la industria aeroespacial en el país, destacando, entre otros puntos de agendas pendientes para las que no existe fecha o plazo probable, el de la construcción integra de un avión

 

El autor del artículo La Industria Aeroespacial y el Despegue de la Productividad en México es el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid Cordero, quien reconoce de manera implícita que “a diferencia de la industria terminal automotriz, uno de los retos para la industria aeronáutica establecida en México es el despegue de un avión manufacturado enteramente en el país”.

 

El secretario de Turismo agrega que “entre las compañías más avanzadas en este sentido está Bombardier, cuyos adelantos con el Learjet 85 son muy destacados. Esta aeronave constituye un ejemplo de colaboración dentro del marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ya que involucra a las plantas de la empresa en México, Estados Unidos y Canadá”.

 

“Actualmente, la planta de Bombardier Aerospace, ubicada en Querétaro, se encarga de manufacturar el fuselaje, ensamblar las alas, los estabilizadores horizontales y verticales, así como fabricar e instalar los arneses eléctricos de esta aeronave. El ensamblaje final se realiza en Wichita, Estados Unidos”.

 

De hecho, el tema del despegue de la industria aeroespacial mexicana ocupa casi la mitad del espacio de la publicación, con entrevistas a diversos personajes relevantes y numerosos datos en la materia, pero en ninguno de los cinco artículos y recuadros dedicados al tema se señala la posibilidad de que en México se construyan aviones en el corto, mediano o largo plazo.

 

Por eso, el anuncio del  alto mando -poco claro pero muy espectacular- se refería en realidad al proyecto para armar aviones, no para construirlos de cabo a rabo. Algo similar hizo en su momento la Marina, cuando anunció hace más de diez años la construcción de aeronaves y terminó armando los kits de los aparatos Lancair y los Zlin dela República Checa.

 

El otro lado de la moneda tiene que ver con la constante opacidad, con los manejos extraños en la compra de material aéreo y otros insumos para las fuerzas armadas mexicanas.

 

En 2012, la Auditoría Superior de la Federación (ASF), al revisar el cumplimiento de Programas y Proyectos de Inversión (PPI) de la Sedena, detectó diversas irregularidades de raíz en el procedimiento de selección del Boeing 787-8 Dreamliner adquirido por la Defensa Nacional para uso presidencial y en otras compras de material aéreo y vehículos de tierra.

 

En un documento de 12 páginas, la ASF detalla las omisiones, errores y excesos de la Sedena durante el cumplimiento de la ruta administrativa para la compra del avión presidencial, señalando, en forma resumida, que “este procedimiento no cumplió con criterios de imparcialidad, eficiencia y economía, que aseguraran las mejores condiciones para el Estado”.

 

La ASF aportó los elementos básicos y le pidió a la Sedena que iniciara una investigación para determinar responsabilidades administrativas sobre las decisiones en la compra de la aeronave.

 

Esto ocurrió hace exactamente un año. A finales de febrero de 2015, la Sedena se comprometió públicamente as investigar y sancionar a quienes resultaran con responsabilidades de acuerdo con lo señalado por la ASF.

 

Ya pasó un año.

 

Los resultados de la investigación (si es que los hubo) tal vez los conoce la ASF. Tal vez no.

 

@JorgeMedellin95