Una de las promesas de quienes dieron forma a la alianza PAN-PRD-MC fue la de incorporar ciudadanos a los puestos de elección popular.
Sin embargo, el mazacote conocido como “Por México al Frente” no es más que un vulgar reparto de cuotas a un puñado de cuates.
Y es que los ciudadanos y la democracia no son compatibles con los cuates y las cuotas por eso aquí se insistió en que el llamado Frente Ciudadano estaba condenado al fracaso. Dijimos que el problema y su muerte vendrían una vez que el Frente entrara al proceso de selección de su candidato presidencial.
Grosero reparto de candidaturas
Y así ocurrió. Las dirigencias del PAN, PRD y MC pactaron –a espaldas de sus partidos y de los ciudadanos–, un grosero reparto de candidaturas y por supuesto las más importantes: la presidencial y la de la capital del país.
En ese acuerdo popular se pactó y se firmó que Ricardo Anaya sería el candidato presidencial del Frente y que Alejandra Barrales sería la candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, por la misma coalición.
Lo demás, las declaraciones de Ricardo Anaya y de Alejandra Barrales, las justificaciones de sus intelectuales orgánicos y la cargada a sueldo, solo son utilería.
Los datos duros resultan contundentes
· Ricardo Anaya ya es candidato del PAN y del Frente por el viejo método del “autodedazo”. Y es que era negociador del Frente y candidato al mismo tiempo.
· El pacto cupular de la alianza PAN-PRD-MC, ya incluía la designación de las candidaturas, sobre todo las de Anaya y Barrales.
Por eso cualquier otro proceso de supuesta elección de candidatos no será más que una mascarada.
· Sin embargo, llama la atención que a pesar de esa grosera designación de los candidatos de alianza PAN-PRD MC, pocos en el PAN sean capaces de alertar y/o cuestionar sobre un severo retroceso en la democracia mexicana; la muerte del PAN.
· Al final de cuentas los constructores de ese mazacote conocido como “Por México al Frente” podrán decir misa, podrán presumir de supuestos ejercicios democráticos y hasta podrán inventar hipotéticos campeones de la democracia, sin embargo no pasan la prueba de la democracia.
Y es que el destape de Ricardo Anaya no solo fue un “dedazo”, una negociación polar, sino una copia vulgar de lo peor del PRI.
Al tiempo.