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OPINIÓN

¡Anatomía de una falsa consulta!

Nadie sabe quién cometió un delito, tampoco se sabe cuál es el delito, y menos sabemos a quién afecta o afectó la comisión de los delitos imaginarios. | Ricardo Alemán

Escrito en OPINIÓN el

La consulta ciudadana que el Instituto Nacional Electoral (INE) llevará a cabo el 1 de agosto es, en el fondo, una de las mayores farsas propuestas por el presidente López Obrador.

Es una farsa más escandalosa que “la rifa del avión”, cuyos premios nunca se entregaron y el dinero fue saqueado de las arcas públicas.

Una farsa mayor a la destrucción del Aeropuerto de Texcoco (NAIM) y que la desaparición de los fideicomisos; en ambos casos por una supuesta corrupción que nunca fue probada.

Farsa más escandalosa que el fracaso en la lucha contra la pandemia; fallida estratagema que costó la vida a por lo menos medio millón de compatriotas.

Incluso es un escándalo mayor a las más de 60 mil mentiras del presidente mexicano en los primeros 32 meses de su gestión.

¿Y por qué es el mayor agravio de López Obrador a la sociedad mexicana?

Porque engaña a los ciudadanos con la verdad.

¿Engañar con la verdad?

En efecto, el mandatario utiliza el poderoso instrumento de la consulta directa a los ciudadanos –que por décadas fue un reclamo general y que nunca se ha utilizado a nivel federal–, para engañar a los propios consultados.

¿Y por qué los engaña?

Porque legalmente la consulta no servirá para enjuiciar a expresidentes.

En realidad se trata de una “ardid engañabobos” que busca sembrar en la conciencia colectiva la percepción de que López Obrador gobierna a partir de los deseos del pueblo; más allá de las leyes y de la Constitución.

En resumen: es la confirmación de los afanes dictatoriales de López Obrador

Pero, además, es el primer paso para que, en su momento, López Obrador pregunte al pueblo si quiere que siga en el cargo, más allá del periodo sexenal.

O si se quiere, la consulta del 1 de agosto es la pista de despegue en dirección a la reelección de López Obrador, con el supuesto aval de los ciudadanos.

Pero también es cierto que AMLO engaña sólo a quienes se dejan engañar; a aquellos que cierran los ojos a la realidad y al sentido común.

Y es que la respuesta al inmoral engaño de López Obrador aparece en la propia pregunta que formuló la Suprema Corte para la consulta.

Así, por ejemplo, los ciudadanos que acudirán a votar el domingo 1 de agosto próximo, leerán en la boleta el siguiente galimatías.

“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados, por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?

¿Entendieron el bodrio?  

Vamos a la anatomía de la pregunta.

1.- ¿Cuáles son las acciones pertinentes a las que hace referencia la primera parte de la pregunta?

¿Dónde habla la Constitución de “acciones pertinentes”?

¿Es una “acción pertinente” la aplicación de la justicia?

¿Quiere decir lo anterior que la aplicación de la ley se debe llevar a cabo a partir de una consulta popular?

2.- ¿Cuál es el “apego al marco constitucional y legal”, al que se refiere la pregunta?

Lo anterior es un soberano desatino, si no es que un monumento a la estupidez, ya que en México el “marco legal y constitucional” no supone aplicar la ley a partir de una consulta popular.

3.- ¿Qué significa “un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas”?

¿Cuáles decisiones políticas?

¿Quién determinará su se “esclarecerá” la decisión política de crear el IFE, de cambiarlo por INE o si se esclarecerá la decisión ilegal de tirar el NAIM o de extinguir los fideicomisos que tiró López Obrador?

4.- ¿Qué debemos entender los ciudadanos cuando se habla de “decisiones políticas tomadas en los años pasados”?

¿Serán las decisiones de los presidentes de los últimos dos siglos, o serán las decisiones del presidente López Obrador en los dos últimos años?

5.- ¿A cuáles “actores políticos” se refiere la pregunta?

Está claro que nunca habla de expresidentes, tampoco de exsecretarios de Estado, menos de gobernadores, legisladores o ciudadanos en particular.

¿Quién, con qué autoridad o en calidad de qué, decidirá cuales son los “actores políticos” cuyas decisiones políticas serán sujetas a un “proceso de esclarecimiento”?

¿Será que los 30 millones de mexicanos que votaron por AMLO podrían ser sujetos a tal “proceso de esclarecimiento” por la decisión política de votar por el peor presidente de los mexicanos?

6.- Si AMLO, su partido, sus aplaudidores y su claque insisten en llevar a juicio a los expresidentes, ¿están tomando en cuenta al ex “presidente legítimo” López Obrador?

7.- ¿Cómo será posible “garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas”?

Aquí asistimos a otro monumento a la estupidez por parte de los ministros de la Suprema Corte.

¿Por qué?

Porque la última parte de la pregunta es la negación del galimatías completo.

Es decir, se pretende investigar a quién sabe qué actores políticos por quién sabe qué decisiones políticas, que habrían afectado quién sabe qué derechos, de quién sabe qué víctimas.

 ¡De risa loca!

Y sólo resta una pregunta.

¿Es cierto, o no, que la aplicación de la ley “sí y solo sí” se lleva a cabo a partir de comisión de un delito?

En el caso que nos ocupa; de la consulta ciudadana y la “pregunta chabacana”, nadie sabe quién cometió un delito, tampoco se sabe cuál es el delito, y menos sabemos a quién afecta o afectó la comisión de los delitos imaginarios.

¿Es o no una consulta mentirosa que engaña a los ciudadanos?

Pero también es cierto, como ya se dijo aquí en distintos momentos, que luego de la mentirosa consulta conoceremos, de manera puntual, el número de mexicanos idiotas.

Al tiempo.