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AMLO y Trump, ¿son lo mismo?

Olvidar que AMLO difundió su 3 de 3, mientras que Trump se ha resistido a abrir su declaración fiscal, es padecer el síndrome de Alzheimer.

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Escrito en OPINIÓN el

 

 

La incapacidad para distinguir matices en determinados colores (rojo, verde y en ocasiones el azul) se llama daltonismo. La perdida del gusto y del olfato, que impide reconocer lo dulce de lo amargo, se llama ageusia. El glaucoma, por su parte, es una distorsión del nervio óptico que ocasiona que la visión se opaque y se reduzca el campo visual, impidiendo captar los detalles finos. La miopía genera la visión borrosa o poco clara de los objetos distantes.

 

De todos estos padecimientos podrían estar afectados quienes señalan que el rubio Trump es lo mismo que el moreno AMLO. Curiosamente, son los mismos que hace seis y doce años años comparaban a AMLO con Chávez.

 

Populistas, mesiánicos antisistema, enemigos del libre comercio y sembradores de odio son las características señaladas por nuestros daltónico-ageustas y glaucomados analistas cuando homologan a Trump con AMLO.  

 

No distinguir que Trump propone concentrar la riqueza mientras que AMLO busca redistribuirla, es miopía avanzada con rasgos de ceguera.

 

Pasar por alto que Trump propone bajar los impuestos a los mas ricos y AMLO busca una política fiscal progresiva, donde pague más el que más gane, es no tener papila gustativa para distinguir entre el vino y el vinagre.

 

Soslayar que Trump propone un muro para separar a México de Estados Unidos (a la manera como la Gran Muralla pretendía proteger a China de los bárbaros mongoles), mientras que AMLO defiende desde 2006 un acuerdo binacional para proteger los derechos humanos y laborales de los migrantes mexicanos, es padecer ageusia crónica.

 

Decir que Trump y AMLO son iguales porque ambos proponen revisar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte, es ignorar que lo mismo han ofrecido Hillary Clinton en Estados Unidos y Enrique Peña Nieto en México. Así que los cuatro serían iguales, junto con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, quien también ha formulado planteamientos similares.

 

Olvidar que AMLO difundió su 3 de 3, mientras que Trump se ha resistido a abrir su declaración fiscal, es padecer el síndrome de Alzheimer.

 

Pasar por alto que el ingreso anual de Trump es de 362 millones de dólares (un millón de dólares por día), mientras que el de AMLO es de 32 mil 813 dólares al tipo de cambio vigente (mil 666 pesos diarios), es perder el sentido de la objetividad y reemplazarlo por la “ojetividad”.

 

Dejar de lado que Trump realiza sus traslados en aviones particulares, y es escoltado por un equipo de seguridad de 10 guaruras, mientras que AMLO no ha utilizado un solo vuelo privado en su vida política, y en sus traslados no utiliza equipo de seguridad alguno, evidencia astigmatismo crónico.

 

Trump está debutando como político en los Estados Unidos y nunca antes había tenido un cargo público de elección popular. AMLO, en cambio, ha gobernado una de las ciudades más populosas del mundo, la Ciudad de México, ha dirigido dos partidos políticos de izquierda y ha realizado dos campañas presidenciales altamente competitivas. Si esto no los diferencia, entonces da lo mismo el día que la noche.

 

Trump se vanagloria de acosar a las mujeres y hasta de tocar sus partes íntimas sin que ofrezcan resistencia alguna. En contraste, AMLO, primero como dirigente del PRD y luego como jefe de gobierno, promovió los derechos humanos de las mujeres, castigo el acoso sexual y laboral, apoyó a las madres solteras, homologó los derechos laborales de hombres y mujeres, y no se le conoce actos de discriminación u ofensa alguna por causa de género.

 

En materia de valoración de las mujeres, si no se sabe distinguir entre la patanería de Trump y la sensibilidad de un dirigente de izquierda, entonces lo más conveniente es cambiar de oficio o profesión.

 

Trump hizo del sentimiento antimexicano toda una plataforma de campaña llamando delincuentes, violadores y asesinos a los mexicanos indocumentados. En contraste, AMLO ha respetado a los ciudadanos norteamericanos y nunca ha acudido a ninguno de los estereotipos que se usan despectivamente en México como “gringos, yanquis, imperialistas o mariguanos go home”. No ver esta diferencia es padecer dislexia, confundiendo la magnesia con la amnesia.

 

Pero la principal diferencia radica en el trato político que ambos han recibido de parte del gobierno mexicano: mientras a Trump le ponen alfombra roja para entrar a Los Pinos, a AMLO le colocan un tapete de obstáculos para cerrarle el paso.

 

 

Todas estas obvias diferencias ente Trump y AMLO no las ven sus malquerientes.

 

Hay que tener muy grandes el hígado y las glándulas suprarrenales --los órganos del odio, el miedo y el estrés--, y muy pequeño el cerebro –presunto depositario de la razón--, como para no ver las diferencias étnicas, religiosas, socioeconómicas, ideológicas, políticas y culturales entre AMLO y Trump.

 

En resumen, la distancia entre Trump y AMLO es mayor a la falsa cercanía que el daltonismo, la miopía, los intereses económicos en juego y la mala leche política les pretende atribuir.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

@RicardoMonrealA

@OpinionLSR