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AMLO y el PRI: una relación sadomasoquista

Andrés Manuel, MORENA y el PRI mantienen una relación perversa de estira y afloja al más puro estilo del Marqués de Sade. | Guillermo Sesma

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Escrito en OPINIÓN el

En días pasados el Partido Revolucionario Institucional cobró particular relevancia al ser la fuerza política que tiene los votos en ambas cámaras para que la Reforma Energética del presidente sea aprobada. Dicha reforma da marcha atrás a las modificaciones constitucionales aprobadas en el sexenio de Enrique Peña Nieto y que tanto presumiera su administración.

Algunos personajes del priismo cupular se manifestaron en favor de discutir la reforma, así como consultar a diversos sectores con la finalidad de emitir un voto informado y responsable. Alejandro Moreno y el mismo Rubén Moreira están abriendo la puerta a una negociación que puede tener un alto costo político. Otros como Claudia Ruiz-Massieu y Alejandro Murat se pronunciaron en contra de revertir la reforma peñanietista y mantener una actitud opositora ante el régimen.

El PRI se encuentra en la encrucijada de negociar con el presidente o romper con el PAN y el resto de los opositores a AMLO, pero no solo eso, está ya evidenciada una fractura partidista que los debilita como fuerza política relevante. Quienes hoy encabezan el PRI estarán tomando una decisión trascendente para los procesos electorales de 2022, 2023 y la sucesión presidencial de 2024. 

La elección de junio pasado mostró al PRI su incapacidad para ganar en las urnas, su alianza con el PAN y PRD no le reportó resultados significativos que lo hagan permanecer dentro de una alianza que poco sabe sobre cómo ser oposición, pues de las 15 gubernaturas que estuvieron en juego, las dos que ganó Acción Nacional no fueron en coalición con ellos.

En política las negociaciones tienen siempre un trasfondo de “ganar-ganar”, pues estas no siempre obedecen a los principios partidistas, sino a los intereses personales y políticos, basta con ver cómo en Sinaloa un gobernador priista operó en favor del presidente y MORENA. 

En la votación para aprobar la Reforma Energética lopezobradorista es muy posible que veamos a un PRI dividido, algunos estarán a favor de negociar para sobrevivir, mientras que otros intentarán proteger el legado político peñanietista.

La profundidad de la escisión priista está por verse, cada grupo estará llevando agua a su molino con la única finalidad de permanecer y encontrar la mejor manera de subsistir en un escenario político complicado, y que pareciera no tener ni pies ni cabeza. 

La política está hecha de circunstancias, quienes antes fueron acérrimos enemigos hoy por hoy pueden convertirse en aliados y viceversa. Las bases ideológicas de los partidos tienen mucho tiempo que son de chicle y se amoldan a capricho de sus actuales líderes y protagonistas.

De lo que en hay duda es que Andrés Manuel, MORENA y el PRI mantienen una relación perversa de estira y afloja al más puro estilo del Marqués de Sade, el sadomasoquismo político que hoy engalana las primeras páginas de los periódicos nacionales, y es la sal y pimienta de la vida política nacional.

En breve sabremos cuantos arrepentidos hay en el priismo y también cuántos de ellos luchan como sea por sobrevivir.