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OPINIÓN

AMLO, sin sorpresas

AMLO lo que busca es concentrar más poder. Pero si no lo logra, al menos polarizó, dividió y generó una discusión estéril. | Jorge Ramos Pérez

Escrito en OPINIÓN el

López Obrador agitó el avispero al insistir en que va por la desaparición de los órganos autónomos, en particular se ensañó con el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).

La respuesta desde ambos organismos y por parte de expertos en temas de telecomunicaciones y de transparencia no se hizo esperar: en defensa de los mismos.

Una coincidencia en las voces: si bien no son perfectas las instituciones, son absolutamente perfectibles. Pero desaparecerlas para que sus funciones las asuman dependencias del gobierno federal es un total disparate...

¿Va en serio el presidente?

Vamos por partes. Lo evidente en cada caso. Empecemos por el IFT.

Para desaparecerlo se necesita una reforma constitucional, y no tiene una mayoría en el Senado. Y nunca la va a tener en lo que resta del sexenio. Salvo que el PRI les ponga la espada en la frente: o copelan, o cuello. Eso es posible.

Otro freno, de acuerdo con especialistas como Irene Levy, es que el IFT está atado a un acuerdo del tratado comercial con Estados Unidos, que por escrito dejó establecido que el Instituto debe ser autónomo, no solo de los regulados, sino del gobierno. ¿Acaso su negociador Jesús Seade no lo vislumbró cuando retomó la negociación con el gobierno de Donald Trump?

No la tiene fácil, pero tampoco imposible.

En el caso del INAI tiene el mismo escollo: necesita reforma constitucional. Pero las posibilidades de doblar al PRI existen.

De acuerdo con expertos en asuntos de transparencia, no es el momento de que desde instancias internacionales se meta freno a la intentona del régimen de matar al INAI porque, aducen, organismos como la ONU que viven de las aportaciones de sus estados miembros, y México sigue pagando las suyas. Yo en particular tengo mis dudas, pero lo que no descartan es que desde organizaciones no gubernamentales de carácter mundial, se enderece una campaña para exhibir a López Obrador por querer matar a la transparencia.

El presidente dijo que esta semana revisará con su gabinete la pertinencia de una iniciativa para alcanzar sus fines. Sinceramente me parece solo una baladronada, como cuando el gandalla del barrio amenaza con que el lunes que viene va a patear a todos los que lo miren feo. Si acaso cumple su advertencia, habrá que revisar con lupa el proyecto, y a qué cámara del Congreso la enviaría.

En San Lázaro hay solo 52 diputados que no tienen intención de reelegirse. Históricamente el último periodo ordinario en la Cámara de Diputados, antes de finalizar el trienio, es tiempo muerto. Ya se van. Y los de ahora estarán ocupados en atornillarse bien a la curul.

En el Senado, sin una mayoría fácil se torna complicado. Insisto, solo si le tuercen el brazo para pisar la larga cola a senadores tricolores podrían sacar adelante la iniciativa. Habrá que esperar, entonces, a que pase la elección del 6 de junio. Si logra la mayoría en la Cámara de Diputados podría ser pan comido, pero si la pierde, entonces se muere la baladronada.

El presidente está jugando a dos posibilidades. Desatar un debate estéril en cuanto a resultados reales de la propuesta, pero que electoralmente le reditúa en exhibir a los neoliberales, al viejo régimen y todos esos gargajos que se tragan sin ascos los seguidores del obradorismo.

La otra posibilidad es quizá más peligrosa: su tendencia a acumular poder.

Una de esas vías es desaparecer organismos que desde su perspectiva estorban en su ruta por una transformación de fondo que, según él, es la cuarta y es histórica.

Acumula tal poder el presidente que a muchos de sus secretarios del gabinete les motejan como “floreros”. Y los que se resistieron a ser un adorno salieron azotando la puerta.

¿Cuál es el peligro? Que en el caso de la transparencia se ponga una losa encima. Ya se documentó que lo que va del sexenio es cuatro veces más opaco que el de Enrique Peña Nieto, y vaya que eso casi es una blasfemia. Pero ahí están los datos: en 2020, el gobierno que encabeza López Obrador recibió cuatro mil 491 recursos de revisión por solicitudes de transparencia que no han sido solventadas, mientras que, en 2018, el gobierno de Peña Nieto recibió 792 recursos. 

En el caso del IFT, volver al esquema donde el gobierno es juez y parte para concesiones de radiodifusión (radio y TV), o peor aún, en todo lo que viene en materia de telecomunicaciones y el uso del espectro radioeléctrico, es sencillamente demencial.

Por eso el riesgo es que el Ejecutivo quiera más poder y que una forma de lograrlo sea quitarse de encima organismos con cierto rango de autonomía.

El presidente no quiere contrapesos. En la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiró al indefendible Eduardo Medina Mora, de quien no se sabe si ya se le investiga por algo o solo se hizo a un lado para poder nutrir con más perfiles afines al Poder Judicial. Del presidente Arturo Zaldívar ya ni que decir: está absolutamente entregado a la 4T. Y en el caso del Congreso convirtió a ese otro poder en un nuevo levantadedos.

Lo que busca es concentrar más poder. Pero si no lo logra, al menos polarizó, dividió y generó una discusión estéril que le puede redituar en votos en junio próximo.

Punto y aparte. Altos funcionarios se sorprenden que el presidente dedique una hora a la reunión del gabinete de seguridad de lunes a viernes, como parte de su propaganda de que si las encabeza entonces habrá mejores resultados. Pero los resultados son desastrosos porque el país sigue en llamas. Sin embargo, lo que realmente llama la atención es que dedique dos horas y a veces hasta más a sus conferencias de prensa posteriores a su reunión de seguridad.

Funcionarios de la primera línea señalan que el tiempo que dedica a recorrer carreteras, viajar en vuelos comerciales y en sus conferencias es mucho mayor al que dedica a reflexionar y trabajar con su equipo.

Es decir, le importa más la saliva que la toma de decisiones.

Punto final. La pus sale por todos lados en Morena. Se acusan de falsear encuestas, de violadores, de trácalas... renuncian al partidazo. Por todos lados. Y si como dice su líder moral que lo que los caracteriza en Morena es no mentir, pues…