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AMLO, semejante a lo que odia

Lo que tanto abomina López Obrador lo replica con singular alegría. | Jorge Ramos Pérez

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Escrito en OPINIÓN el

“¿Entonces, señor presidente, usted piensa que yo soy más pendejo que él?”, soltó un cercano colaborador de Enrique Peña Nieto.

La respuesta fue un sonoro “sí”. Eso motivó la salida del gobierno del preguntón.

Al inicio del gobierno de Peña Nieto se habían conformado al menos tres ejes: Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio Chong y Humberto Castillejos. Aunque no le tuvo nunca confianza al hidalguense, lo mantuvo todo el sexenio en la Secretaría de Gobernación. Y Videgaray, aunque salió por cuerdas por tramitar la visita del entonces candidato Donald Trump, se mantuvo cerca.

Pero fue Castillejos el verdadero personaje a quien sí escuchaba Peña Nieto y que, a decir de quien relata la historia, resulta que era menos pendejo que él. Era un desconocido el presidente, muy distinto al gobernador del Estado de México.

Los choques entre Osorio y Videgaray eran de antología. Aún así se mantuvieron en el barco hasta el final.

En el sexenio de Felipe Calderón el choque en el equipo central.

Patricia Flores Elizondo, quien fue jefa de la Oficina de la Presidencia entre 2008 y 2010, relató que “hay un grupo conformado que viene acompañando al presidente Calderón desde hace muchos años, no es oculto. Y yo no pertenecía a ese grupo cercano y pequeño que tiene el presidente alrededor”.

Añadió en septiembre de 2011 que “había diferencias, como en todos los equipos; sí había diferencias”.

Víctor Toledo, aún secretario de Medio Ambiente, soltó unas perlas en la semana que recién concluyó. Acusó que la 4T es inexistente y, lo más delicado, acusó al jefe de la Oficina de la Presidencia, auspicia negocios que lo menos peor es que dañan al medio ambiente.

Las renuncias de Germán Martínez al IMSS; de Carlos Urzúa a la SHCP, y de Javier Jiménez Espriú a la SCT fueron porque cada uno de ellos estaba en desacuerdo con políticas de López Obrador.

El presidente ha minimizado los choques. Alude a la libertad de pensamiento y que no hay pensamiento único.

Quizá lo que no hay es valor para enfrentar a López Obrador. Los que tuvieron los arrestos optaron por retirarse sin dejar de señalar los errores.

En el equipo de gobierno cuentan que los roces siguen a todo galope. Sólo que son pocos los que le plantan cara.

En él sector salud, uno de los principales frentes abiertos que tiene la 4T, hay incomodidad por el rol de Hugo López-Gatell. Pero se aguantan las ganas de gritarlo.

Aunque López Obrador se jacta de estar cambiando las formas de hacer política, en los hechos no es así.

El choque dentro de la 4T no sólo es por estar en desacuerdo con las políticas obradoristas. No. Es ya por la sucesión presidencial. Los grupos más ultras atacan con uñas y dientes para fortalecerse con miras al 2024. Van haciendo equipos desde ahora.

Es decir, siguen haciendo política como los de antaño. Sean del PRI o del PAN.

Otra estampa que refleja que las viejas formas no se han ido es el caso Emilio Lozoya. Que el ex director de Pemex esté en su hogar deja mucho qué desear. Las filtraciones han estado a la orden del día y el mismo López Obrador tiene acceso a datos de la Fiscalía General de la República que se supone autónoma.

Lo que tanto abomina López Obrador lo replica con singular alegría.

Punto y aparte. El golpe al sector salud propinado por Raquel Buenrostro mientras fue oficial mayor de Hacienda sigue causando estragos. En el sector salud confían en que sí habrá un cambio en las formas de adquirir medicamentos y otros insumos... pero no se ve la luz al final del túnel. Esto mismo ha llevado a compras de pánico por 31 mil millones de pesos de marzo a junio, en plena pandemia. Y por adjudicación directa. Ojalá no se lleven un susto más adelante, las compras sin licitación son una peligrosa ventana a la corrupción.

Punto final. Predecible que López Obrador no destituyera a López-Gatell por petición de nueve gobernadores. Tan predecible porque es como los políticos de antes. Como predecible es que Toledo está ya fuera de Semarnat. Porque son como los de antes.