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AMLO construye reventar lo que sabe perdido

Hace actos anticipados de campaña públicos todos los días y monopoliza todo el espectro mediático de su partido.

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Escrito en OPINIÓN el

López Obrador pretende someter a la autoridad electoral o victimizarse. Si puede, las dos cosas escalonadas.

Tres son los propósitos de sus fehacientes actos anticipados de campaña:

 

1.- Poner contra las cuerdas a las autoridades electorales, en una abierta provocación para que no le hagan nada. No sabrá ganar elecciones, pero sí culpar de sus derrotas a la autoridad hasta forzar su renovación a contentillo. Bajo ese esquema parece decir: aquí estoy burlándome en su cara, a ver si son tan valientes como para castigarme.

 

2.- En el fondo está urgido, desesperado, de que lo sancionen para construir su victimización. En ningún otro terreno AMLO se siente tan a sus anchas como en el del “compló”: buscará, primero, someter y domesticar a las autoridades electorales para que, forzadas por sus excesos, se vean obligadas a tocarlo con el pétalo de una rosa y, de allí, montar la versión “compló” remasterizada 2018.

 

3.- Todo ello con miras a posicionarse anticipada, inequitativa y dolosamente con miras al 2018.

 

En entrevista con Zabludovsky se comparó con Gandhi y Mandela. Su sueño ideal sería ser encarcelado y de allí salir a Palacio Nacional entre ovaciones populares. Por y para ello reta a toda institución y a toda ley. En la forja de su personaje requiere de un ogro autoritario y violento en su contra, y como las circunstancias no cuadran con sus delirios, inventa enemigos tan monstruosos y malévolos como indefinidos e inexistentes.

 

Escucho muchas voces que aconsejan dejarlo violentar todo lo que quiera sin caer en su juego para evitar victimizarlo.

 

Discrepo: No se puede dejar que alguien violente las normas por temor a ser criticado por hacer valer la ley. A quien no le guste el calor que no se meta a la cocina. Quien pierde es el Estado de Derecho; mañana serán otros los que pretendan el mismo trato y ya para entonces será demasiado tarde para rectificar.

 

Al mismo tiempo, considero que quienes así piensan no se hacen cargo del cambio en las circunstancias de AMLO y del país:

 

a) Ni Fox es Presidente, ni Creel Secretario de Gobernación. La impericia del desafuero en 2004 y 2005 fue un factor determinante en su fracaso.

 

b) AMLO no es ya Jefe de Gobierno; no tiene el presupuesto del que gozó para operar su defensa y pagar las multitudinarias movilizaciones; no tiene el control de los programas sociales que le facilitaron el manejo clientelar de dichas movilizaciones; carece del aparato de comunicación social y los recursos al alcance de éste para difundir e impulsar discurso, posicionamiento y desinformación. Finalmente, carece del privilegio que tuvo de fijar la agenda política diariamente a un gobierno federal inepto.

 

c) La densidad del desafuero era algo difícil de explicar y posicionar en la opinión pública y, por el contrario, de muy fácil tergiversación.

 

d) Su falta actual es pública, conocida, abrumadoramente ostensible, comprobable y cuantificable; fácil de entender, imposible de negar y difícil de desvirtuar.

 

e) El Señor ha aceptado abiertamente ir por la Presidencia en el 2018.

 

f) Hace actos anticipados de campaña públicos todos los días y monopoliza todo el espectro mediático de su partido y toda campaña institucional del partido y de sus candidatos.

 

g) Es irrebatible la anticipación de los tiempos. El propio argumento que hoy lo exonera, lo condena mañana: no son actos anticipados de campaña, dicen, porque aún no ha dado inicio el proceso electoral del 2018; ergo, una vez que empiece el proceso sí lo serán. No comparto el argumento de que la falta se actualiza hasta que empiece el proceso del 18; el artículo 3 de la ley, al definir la figura dispone en materia de temporalidad que son aquellos actos que se realice “en cualquier momento fuera de la etapa de campaña”, que contengan llamados al voto. Más claro ni el agua.

 

h) Los partidos son organizaciones de ciudadanos; reducir el partido a su persona es la negación misma del partido y sus militantes. La locura de AMLO lo coloca al nivel de Luis XIV, por cierto, lo más lejano a la democracia que se pueda pensar. ¿Quién de su corte demencial será María Antonieta?

 

i) Las estrategias y tácticas de AMLO son las mismas de 2004 a la fecha; están gastadas, son conocidas y previsibles.

 

j) Su discurso pontifica y condena, no persuade ni busca de persuadir; es maniqueo y, por ende, endogámico: habla a sus fieles, pero no busca ampliar su base social; antes bien, al dividir el mundo en buenos y malos, cierra la puerta a posibles nuevos simpatizantes. No da opción al consenso: lo tomas o lo dejas; no le importa el auditorio, a todos, fieles o enemigos, les dice lo mismo. Exige autos de fe desde una posición de soberbia. Busca que se sumen a “su” proyecto, no construir un proyecto ciudadano y común, lo que hace que muchos no puedan identificarse con él, aunque sean contrarios a otros proyectos.

 

Por todo eso, AMLO de hoy no es el del “compló” del 2004-2005 y su victimización será un fracaso.

 

Finalmente, su estrategia delata su inconsciente: AMLO no construye ni cuida el triunfo de una elección, revienta la elección que sabe perdida.

 

@LUISFARIASM