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Altar

#Ayotzinapa. La Catrina está triste, le molesta llevarse a tantos y a tantas que no estaban en su libro, “es antinatura” piensa.

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Escrito en OPINIÓN el

En el olvido se levanta un altar mexicano, un altar de muertos cuidadosamente preparado. Se ha picado el papel, listos los platillos y las calaveras que ahora no son de azúcar sino de huesos putrefactos, esqueletos de miles y miles ignorados. Los platillos favoritos de los que ya no están son platos ausentes, sillas vacías en las casas de hombres y mujeres que han visto arrancar de sus brazos a sus hijos, padres, madres, hermanos.

 

Varios niveles recrean este altar de muertos, es una elevación arquitectónica gigante, prehispánica, erigida sobre el musgo los gusanos, sobre los gritos reprimidos, sobre los golpes en la cara, en las uñas arrancadas, en la tortura, el odio y el miedo.

 

Pavoroso espectáculo, terrorífico escenario. El olor no es menos escabroso, la fragancia que despide es el olor agridulce de la codicia, de la miseria y la distancia de un Estado que olvidó a sus integrantes, de un sistema que permite los más atroces crímenes que quedan en el olvido, en el abandono.

 

Los colores predominantes en este altar son el de la sangre y la pus, los de la deshonra y el coraje, los gritos ahogados tienen el color de las lágrimas.

 

Nunca, los mexicanos hemos tenido una relación tan cercana a la muerte, sin aviso, sin conflicto, sin revolución, sin guerra pero con el alma en un hilo

 

Con el arma en un hilo,

 

Tejido social sin hilos

 

La Catrina está triste, le molesta llevarse a tantos y a tantas que no estaban en su libro, es antinatura” piensa, medita, se molesta, quiere llevarse a aquellos que por omisión han contribuido a esta masacre, pero no lo hace, en México la muerte tiene principios.

 

La música que adorna el altar es la composición putrefacta de miles y miles de cuerdas vocales que quedaron calladas de golpe, de patada, de balazo, de machetazo, de infierno en gasolina en la cara, en el cuerpo, en los brazos.

 

Y los visitantes somos los vivos, los que nos quedamos aquí, los que callamos. Procesión lúgubre de muertos en vida, los sin esperanza en un México que aprendimos a amar en las escuelas y que ahora nos muestra su aliento más fétido, más voraz y terrible.

 

Nosotros, los que andamos con temor en las calles, los padres de esos pequeños que antes de cumplir seis años saben lo que es una balacera, una pelotera, una masacre, un levantón o un decapitado.

 

A veces no son las cabezas, sólo los colgados en los puentes peatonales

 

El altar está en el corazón de todos los hogares, de todas las familias, anquilosado, semienterrado en una negra bolsa de basura desgarrada por el viento y la lluvia

 

En una fosa

 

…común.

 

#AyotzinapaSomosTodos

 

@_TORRESBERNAL