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Algunos apuntes de las elecciones

No se puede negar que el saldo de estas elecciones es muy favorable para el partido en el poder al obtener cuatro nuevas gubernaturas. | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

A diferencia de las elecciones federales y locales de hace un año en las que, dada su dimensión (renovación de la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, 30 congresos locales, casi 2 mil ayuntamientos y alcaldías) y sobre todo sus resultados, se podían hacer distintas lecturas con suficiente sustento, me parece que en esta ocasión hay mucho mayor claridad respecto al ganador de la jornada comicial. 

Por más intentos que se hagan para matizar lo sucedido este domingo, no se puede negar que el saldo es muy favorable para el partido en el poder al obtener cuatro nuevas gubernaturas de las seis que estaban en disputa (Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas), con lo que en tan sólo a unos cuantos años de su fundación, Morena va a gobernar en 20 entidades -además cuenta con otros dos gobernadores aliados en Morelos y San Luis Potosí- registrando un acelerado crecimiento territorial pocas veces visto. Habrá que ver si ello es en beneficio de sus habitantes que es lo que a fin de cuentas debe importar, pues en muchos casos los personajes son los mismos de antes, pero con una camiseta distinta y cuando menos en estados como Veracruz, Zacatecas o Puebla no se percibe un cambio positivo.

Otro dato relevante de estas elecciones es que dos candidatas obtuvieron el triunfo y por amplio margen, Tere Jiménez en Aguascalientes y Mara Lezama en Quintana Roo, que se suman a Baja California, Campeche, Ciudad de México, Chihuahua, Colima, Guerrero y Tlaxcala,  por lo que tendremos el mayor número de gobernadoras en la historia de nuestro país. 

También es de reconocer la calidad en el trabajo del INE quien, en coordinación con los institutos electorales locales (Oples), generaron las condiciones necesarias para que las 11.7 millones de personas inscritas en el listado nominal pudieran acudir a las urnas a ejercer su voto, lo que se dice fácil pero que demanda un esfuerzo importante por ejemplo en la insaculación y capacitación de las y los ciudadanos que participaron comprometidamente como funcionarios de casilla, así como en la entrega de los paquetes electorales muchas veces en zonas de difícil acceso o incluso de riesgo, además de destacar la precisión en los conteos rápidos que brindan una gran certeza, todo lo cual confirma al INE como garante de la democracia y factor insustituible para la estabilidad política del país. 

En cambio, desde donde se le quiera ver, los partidos de oposición no recibieron buenas noticias este domingo. Puede haber muchas explicaciones como la popularidad que sin duda sigue teniendo el presidente López Obrador, el impacto de los programas sociales -y en muchos casos su indebida utilización con fines electorales-, la operación política de funcionarios gubernamentales y movilización electoral con recursos cuya procedencia no es muy clara, o incluso que gobernadores entregaron la plaza para obtener impunidad, pero el hecho es que no lograron representar una opción atractiva para el electorado como lo demuestran los resultados obtenidos y la baja participación de la ciudadanía que decidió quedarse en sus casas (en promedio no llegó al 50% mientras que en Oaxaca y Quintana Roo la votación estuvo por debajo del 40%). De algunos análisis que se han dado a conocer, todo indica que la aportación de la alianza no fue significativa y en algunos casos pudo ser contraproducente. Es difícil pensar que por ejemplo en Hidalgo, la militancia panista haya acogido con entusiasmo a la dupla Viggiano-Moreira. 

Aunque el panorama no pinta fácil, no coincido en que las elecciones del 2024 ya están prácticamente definidas. Muchas cosas pueden pasar todavía, pero si no hay un ejercicio serio de reflexión y auto-crítica en la oposición, y su apuesta se sigue limitando tan sólo a los errores del gobierno, al voto anti, y a mantener la alianza a toda costa sin una valoración objetiva y sin tomar en cuenta a sus bases, previsiblemente sus posibilidades para el 2024 serán también muy escasas. 

Son muchos los retos que tienen por delante y que necesariamente pasan por el fortalecimiento de sus estructuras, regresar al trabajo de calle para estar en contacto directo con la gente -el activismo en redes es notoriamente insuficiente-, la revisión de perfiles, promover nuevos liderazgos, y sobre todo construir propuestas de la mano de la sociedad que puedan constituir una alternativa distinta para atender los problemas que preocupan a la población. Me parece que sólo así podrían tener alguna oportunidad, de lo contrario, efectivamente la suerte estará echada desde ahora.