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Alertas encendidas para los derechos de las mujeres

El Comité CEDAW ha sido claro en recomendar a México el fortalecimiento del INMUJERES. | María Fernanda Salazar

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Escrito en OPINIÓN el

Son varios los elementos que han encendido las alarmas de los movimientos de defensa de los derechos de las mujeres en todo el país. Frente a todos los temas de la agenda las mujeres quedamos, otra vez, relegadas. Está quedando evidenciada, en el gobierno federal y la mayoría de los gobiernos locales, la ausencia de perspectiva de género y transversalidad en las políticas públicas, que permitan impulsar las agendas específicas para los problemas de las mujeres en México.

Así, estamos atestiguando la desaparición del Instituto Jalisciense de las Mujeres sin explicaciones claras. ¿Es un compromiso de campaña con poderosos intereses conservadores de Jalisco? ¿se trata de ignorancia? ¿es negligencia? Tal vez se trata simplemente del machismo. Hasta hoy no lo sabemos, pero esta definición del gobierno y del congreso estatal va en contra de los principios planteados por las normas constitucionales, leyes nacionales e instrumentos internacionales que por décadas se han construido para garantizar el desarrollo y autonomía de las mujeres. No debemos olvidar que la progresividad y la fuerza expansiva de los derechos humanos, son ejes que deben guiar a las autoridades en su quehacer. Lo que ha sucedido en Jalisco, va en sentido contrario.

Hay que decirlo claro: sin estas herramientas, instituciones, mediciones, políticas, leyes, seguiríamos en la misma situación de exclusión que a principios del siglo XX. No podemos darnos el lujo de relativizarlas.

Pero Jalisco no es el único ejemplo

La persistencia en los feminicidios, con casos sobrecogedores como el de la niña Giselle, se suman al de otras niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres adultas en todo el país. Estos crímenes siguen pasando por alto a las autoridades que solo se concentran en discursos y mensajes de condolencias y condena, repetidos ad nauseam, sin entender que hay herramientas que el Estado debe usar y que la sociedad ha depositado en sus manos.

Por otro lado, la postura despectiva del presidente de la República en este tema ha sido constante. Expresiones como la de pedir a las “madrecitas” que ayuden a que sus hijos no roben, como si los padres no tuvieran en ello la misma responsabilidad, el impulso casi exclusivo que ha dado a hombres en sus propuestas de designación para órganos autónomos, se suma al hecho de que a dos meses de haber asumido el cargo seguimos sin titular del INMUJERES, institución encargada de la política de igualdad entre hombres y mujeres en el país.

Ninguna de las políticas y programas prioritarios del gobierno anunciadas hasta hoy, parecen incorporar la perspectiva de género. Seguimos en el paradigma del desarrollo que sostiene que el combate a la pobreza de manera genérica impactará por sí solo en el bienestar de las mujeres. Esto ha probado ser equivocado; por nuestra histórica exclusión, las mujeres enfrentan obstáculos distintos para lograr bienestar y autonomía.

No bastan, pues, programas de empleo, programas sociales, políticas energéticas o ambientales genéricas; eso solo reproduce los patrones de desigualdad. Las mujeres en conjunto y aquellas que sufren múltiples formas de discriminación necesitan políticas públicas sectoriales y a su vez transversales que permitan resolver problemas estructurales como la violencia en razón de género y muchos otros de índole social, económica, cultural y política.

La paridad y las representaciones históricas que han alcanzado las mujeres en los congresos, exigen ejercer el liderazgo desde una nueva perspectiva. La agenda de las mujeres debe defenderse desde las alianzas entre ellas y con hombres que compartan el principio de igualdad, superando diferencias partidistas que, en ocasiones, solo buscan sostener la perspectiva masculina de la política.

El Comité CEDAW ha sido claro en recomendar a México el fortalecimiento del Instituto Mexicano de las Mujeres, así como la armonización de normas a nivel local, para lograr la igualdad sustantiva. Lo que pasa en Jalisco, en muchos estados y a nivel federal, es sintomático de la falta de comprensión y compromiso que hay con quienes representamos más de la mitad de la población del país. Tal vez valga recordarles que los derechos de las mujeres son derechos humanos.

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@Fer_SalazarM | @OpinionLSR | @lasillarota