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El problema no es Trump . Él es la consecuencia pero no la causa.

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Escrito en OPINIÓN el

El gran problema de Estados Unidos es la enorme división política que existe actualmente entre sus filas. No será fácil de resolver en lo absoluto. Veamos. Durante la semana pasada escuchaba cómo un grupo de comentaristas en la televisión daban su opinión sobre un audio del Primer Ministro de Australia (algo así como la “cena de corresponsales”) en la cual se burlaba del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Y mencionaban los personajes en el noticiero sus opiniones (unos a favor y otros en contra).

La tesis de los comentaristas más liberales y progresistas era que los escándalos de Trump daban como resultado la burla del mundo; que todas aquellas cosas que hacía el presidente generaban vergüenza en otros países y que los estaba dejando en ridículo. Pero lo que más me llamó la atención fue el otro grupo de comentaristas (conservadores) que afirmaban que la elección de Trump como Presidente habría significado un “alto” para el mundo, y que los demás ahora “pensarían dos veces antes de meterse con Estados Unidos”; que ahora los “Estados Unidos estaban tomando el verdadero liderazgo mundial y que estaban marcando los límites y el poder de su autoridad, porque la gente sabría que no son un juego”.

El resto de los comentaristas se quedó sin palabras (yo también) y la única conclusión a la que llegaron es que los conservadores estaban defendiendo a Trump y su administración a toda costa, sin importar argumentos o razones, solamente por defenderlo. Es ponerse por encima de todo argumento racional, sin siquiera detenerse a pensar en lo absurdo de la defensa. ¿Yo me pregunto si en verdad ellos se creen ese cuento que ahora, con Trump en la Presidencia, el mundo los respeta más porque sabe que no deben meterse con ellos?

El problema de la división política de Estados Unidos es precisamente este: la gente no está dispuesta a reconocer que tal vez elegir a Trump no fue la mejor decisión y ahora, cueste lo que cueste, lo tienen que defender aunque los deje en ridículo en el mundo. ¿Se habrán preguntado acaso cómo es que los ven el resto de los países? ¿Qué opinan otros mandatarios de su presidente, como por ejemplo, lo que sucedió en la cumbre del G7 en Italia o la reunión de la OTAN en Bruselas?

Pero bien dice el dicho que: “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Y los miembros del Partido Republicano caen en dicho supuesto. Pareciera que no importa lo que Trump haga, lo mal que cometa, o el descrédito que pueda generar en otros pueblos, entre otros líderes y en otras naciones, ellos seguirán defendiéndolo a toda costa (y contra toda racionalidad) porque parece que importa más no estar equivocado, tener el poder sin duda alguna y no tomar en cuenta los efectos en el largo plazo.

El problema no es Trump. Ya lo hemos dicho mucho antes: Trump es la consecuencia pero no la causa. Lo que está atrás de esto es justamente la actitud y la disposición de los Republicanos a pasar por alto lo que sea con tal de avanzar su agenda, de tener el poder y de no incluir a otros grupos políticos en el espectro nacional. Lo que está atrás de Trump es una enorme cantidad de personas que siguen viendo al país en blanco y negro, como si las cosas fuesen así siempre y no están dispuestas a cambiar el modo de ver la realidad. Y este problema se ha convertido ahora en una carga más, porque tampoco nadie está dispuesto a asumir que quizá fue un error y ahora defienden el error, por más costoso que sea. Y el futuro del mundo está en juego.

@fedeling