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Adiós

Manuel Mejido*

Por
Escrito en OPINIÓN el

Fui un hombre afortunado, porque nací dos veces. Una fue cuando salí del vientre de mi madre y, la segunda, al ver publicada mi primera nota periodística en el semanario Claridades. Revivía a diario, junto al periódico que se publicaba cada mañana con mi nombre escrito en la nota principal. 

Ahora acepto resignadamente que muerte solo hay una. 

Cada hoja en blanco que tuve frente a mí, fue un gran lienzo para contar con palabras una historia, hacer una denuncia o una oportunidad para compartir algún recuerdo. En su tinta iba una parte de mi vida, de mi visión y de mi coraje ante la injusticia.

Los lectores poco o nada supieron que detrás de cada teclazo a mi máquina de escribir, había un minuto arrebatado a mis hijos por ir tras la noticia a cualquier parte del mundo, un instante que dejé de compartir con mi familia para traer grandes exclusivas. 

A la distancia me enteraba que ellos presumían con sus amigos que su papá estaba en alguna guerra, conversando con un presidente, inventor, escritor, músico o persiguiendo algún artista loco, rodeado de grandes personalidades o al lado de los desposeídos. 

A mi regreso a casa, siempre encontré refugio, descanso y alegría en un hogar que mi esposa Estela supo muy bien cuidar, defender y conservar. Volvía para sanar las heridas con las sonrisas y travesuras de mis hijos; tras convalecer regresaba al campo de batalla. Esa siempre fue mi historia, la que me reconfortaba y nunca quise cambiar. 

En mis andanzas noticiosas, me encontré los mejores compañeros, cómplices y amigos. Tuve la inmensa fortuna de compartir con ellos horas interminables de profundas conversaciones, charlas absurdas, divertidas hazañas y momentos que nos conmovían y motivaban a continuar con esa lucha constante contra el abuso. 

Poco importaba dónde estábamos, si en El Chamizal o en el Muro de los Lamentos; en Praga o El Vaticano, en Chile o en Nigeria, en Chihuahua o Monterrey, siempre estuve acompañado de entrañables amigos.

Incluso mi vida fue tan bendecida que, como pocos, puedo presumir haber tenido a un gran maestro, Carlos Denegri, quien lo mismo podía ser el Doctor Jekyll que Mister Hyde, pero que muy pocos podrán alcanzar su inteligencia.

También fui maestro de todos aquellos que quisieron escuchar un poco de lo que este periodista podía compartir; esos estudiantes aspirantes a reporteros que me invitaron a charlar en sus universidades, incluidas la UNAM o la Ibero, donde tuve la fortuna de presentar mi último libro llamado “Con la máquina al hombro”.

Además, tuve la inmensa oportunidad de recorrer al menos dos veces el mundo entero. Conocí las costumbres, idiomas, comidas y necesidades de los cinco continentes. En todos prevalecía el mismo reclamo: la justicia. 

A Pablo Picasso le llamé maestro, a Jean Paul Sartre le invité un café, a Gabriel García Márquez le conté el golpe de Estado en Chile, Augusto Pinochet puso precio a mi cabeza, a Dwight D. Eisenhower le compré una guayabera, a Nikita Jrushov le escribí 136 telegramas, a Elizabeth Taylor la vi triste y al Papa Negro le cobré un favor. 

La vida me la gané escribiendo, y así es como hoy me despido de ella. Me voy, porque debo entrevistar a Dios. 

Como legado a las nuevas generaciones, dejo estas 27 recomendaciones que me sirvieron para ejercer el periodismo:

1. El periodismo es vocación para ser y ética para ejercer

2. Se debe criticar, nunca difamar

3. Se tiene que denunciar, no calumniar

4. El periodismo agresivo, no es agresión personal

5. Periodismo independiente no significa oposición, ni de facción

6. Periodismo combativo, sí; destructivo, no

7. Periodismo que convenza, no que intimide

8. Es preferible perder una gran noticia que publicar una falsedad

9. Periodismo de interés, no sensacionalista

10. Un periodismo que no oculte noticias, pero que tampoco las invente

11. Sin oficialismo, sí; sectarismo, no

12. El único compromiso de un periodista debe ser con sus lectores

13. Ser objetivo no significa deshumanizar la información 

14. El buen juicio es el mejor aliado de la objetividad

15. El ocultamiento de noticias no es periodismo, es traición

16. Los intereses del periodista deben ser los de la sociedad a la que está obligado a servir

17. Un periodista no debe abrazar causas impopulares

18. Un periodista debe escribir con base en los hechos y no en su conveniencia

19. Un periodista no debe ser anti de nada ni de nadie

20. El periodista debe manejar realidades, no suposiciones 

21. No debe ser vocero de intereses oficiales

22. No debe pretender ser dueño de la verdad, ni manejar verdades a medias

23. Concreto, no abstracto

24. Imaginativa, sí; pero sin alterar los hechos

25. El único ismo que puede permitirse un periodista es de periodismo

26. Se debe informar, no alarmar ni escandalizar

27. Para ser buen periodista se tiene que ser, primero, un buen ser humano

*El periodista Manuel Mejido murió tras ejercer el oficio por décadas, en varios medios. Durante los últimos 25 años de esta trayectoria publicó su columna Alto Poder en los diarios de la OEM-El Sol de México. Anticipando su deceso, escribió esto que por cortesía de la OEM, presentamos en forma póstuma en reconocimiento a un colega que vivió tiempos que pueden ser controvertidos, con claroscuros, bajo los ojos actuales. Pero que transmiten un mensaje vigente para el periodismo actual.