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Adiós a Christophe Pierre, el quinto nuncio en México

En nuevo años, sirvió a dos Papas, se relacionó con dos presidentes de la Republica, y con dos presidentes de la CEM.

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Escrito en OPINIÓN el

Tal y como se esperaba, al mediodía de este martes 12 de abril, el periódico L’Osservatore Romano anuncio oficialmente que el nuncio apostólico en México Christophe Pierre ocupará la oficina de 3339 Massachusetts Avenue, NW en Washington, DC. El nuevo nuncio para EU sustituye en el cargo a Mons. Carlo María Viganó,que presentó su renuncia por haber llegado al límite de edad, como lo señala la legislación eclesiástica: renunciar a los 75 años.

 

El arzobispo francés seguramente hará un buen papel ya que es como el Papa Francisco, un hombre de “puentes” y no de muros –como Trump–, muchas veces ha sido mediador en los conflictos. Un hombre que sabe combinar bien la religión con la política, además entiende muy bien los cambios que está haciendo el papa jesuita.

 

Dice una nota de la agencia católica ACI prensa, mencionando a una fuente cercana a los obispos mexicanos que Pierre “es conocido por recomendar candidatos sólidos y confiables para el episcopado”. En México han llegado en este papado una nueva generación de obispos.

 

(Véase: Los obispos del Papa Francisco en México / Fred Álvarez en LSR)

 

Pierre deja el cargo en México después de más de nueve años.

 

Llegó el 22 de marzo de 2007, cuando gobernaba el PAN y el Papa era Benedicto XVI. Le tocó organizar con éxito la visita de dos Papas: la de Benedicto XVI en marzo de 2012 y la reciente de Jorge Mario Bergoglio, quizá la mejor visita que haya tenido el Papa argentino en todo su pontificado. Recordemos la frase poética que usó el Papa parafraseando a Octavio Paz en Ciudad Juárez:

 

“La noche nos puede parecer enorme,

muy oscura…

Pero en estos días, he podido constatar

que en este pueblo

existen muchas luces

que anuncian esperanza…”.

 

Debemos decir que durante el tiempo que el arzobispo francés estuvo en México mantuvo la cordura y prudencia, cosa que le agradecemos los mexicanos, aunque intentó cabildear la liberación de su paisana Florence Cassez Crepin, cosa que no le correspondía.

 

El quinto nuncio fue un buen pastor con los feligreses, basta recordar el servicio religioso que concelebró en Ayotzinapa, a pocos días de la desaparición de los 43 muchachos, una petición hecha por el mismísimo líder de los católicos del mundo.

 

En suma hizo un excelente trabajo con sus contrapartes del gobierno, tanto así que durante su estancia varios prelados integrantes de la Curia fueron condecorados por México con la Orden Mexicana del Águila Azteca, entre ellos: Pietro Parolin, secretario de Estado, Domenico Giani, inspector de la Gendarmería Pontificia, Alberto Gasbarri, encargado de los viajes del Papa Francisco.

 

 

Diferendo entre México y la Santa Sede por un correo

 

Quizá uno de los exabruptos fue cuando en febrero de 2015, el Papa Francisco escribió un mensaje a su amigo Gustavo Vera, legislador por la ciudad de Buenos Aires, y se mostró preocupado por el avance sin tregua del narcotráfico en Argentina y dijo  “Ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización”.

 

Ese correo se hizo público y generó reacciones. La frase caló fuerte y más la palabra “mexicanización” que algunos leyeron como una ofensa al Estado mexicano por ser estigmatizante y discriminatoria. El tema le dio la vuelta al mundo, y llevó incluso a un extrañamiento del gobierno mexicano, a través de una nota diplomática.

 

El primero en alzar la voz –la mañana del 23 de febrero– fue el canciller mexicano, José Antonio Meade, quien mostró tristeza y preocupación ante la carta privada del Papa Francisco que se hizo pública.

 

Pero, las cosas pudieron calmarse gracias a los buenos oficios diplomáticos, entre ellos del nuncio.

 

Semanas después, el Papa Francisco le explicó a Valentina Alazraki el contexto de la frase: “No tiene nada que ver ya con la dignidad de México. Como cuando hablamos de la ‘balcanización’, ni los serbios, ni los macedonios, ni los croatas se nos enojan”, dijo.

 

Y señaló que afortunadamente por los comentarios e información que recibió pudo saber que una amplia mayoría “el noventa por ciento del pueblo mexicano no se sintió ofendido por eso”.

 

Ahí quedo el asunto.

 

 

La salida del nuncio

 

Su salida ocurre justamente con la llegada de una nueva mesa directiva en la CEM para el periodo 2016-2018, encabezada por el cardenal José Francisco Robles Ortega,quien fue reelecto por unanimidad, la vicepresidencia correspondió a Javier Navarro Rodríguez, obispo de Zamora, y la Secretaría general a Mons. Alfonso Miranda Guardiola, obispo auxiliar de Monterrey.

 

La nota fue la no reelección de Eugenio Andrés Lira Rugarcía, obispo auxiliar de Puebla, quien fue organizador de la logística de la visita y que no dejó contento a nadie. Además de soberbia, un fuerte protagonismo, de entrada choco con sus pares.

 

 

Carta de agradecimiento

La tarde del martes 12 de abril esta directiva le envía una carta abierta de agradecimiento, le dicen:

 

Su Excelencia,

 

Enterados de la nueva encomienda que el Santo Padre le ha confiado llamándolo a colaborar como Nuncio Apostólico en los Estados Unidos de América, en nombre del Pueblo de México, los obispos de esta Conferencia Episcopal externamos nuestra felicitación, al tiempo que renovamos nuestra sincera gratitud por tantas muestras de fidelidad, competencia y generosidad que ha sabido brindar a la Iglesia que peregrina en México.

 

Durante nueve años de entrega y servicio en nuestro país, entre los cuales como pueblo mexicano tuvimos la gracia de recibir al Papa Benedicto XVI y al Papa Francisco en nuestra tierra, con toda certeza ha podido experimentar el profundo cariño que México le tiene al Santo Padre, afecto que se manifiesta también a la persona de su representante.

 

Y al final le dicen… “extrañaremos sus palabras y su cercano acompañamiento”, y le dicen que México siempre será su casa.

 

No recuerdo una carta de este tipo de la conferencia de obispos para con algún nuncio.

 

 

Su relación con la CEM; ¡muy buena!

 

Una de las actividades de trabajo del nuncio es mantener una permanente comunicación con la directiva de la CEM, la carta de arriba es una muestra. Cuando Pierre llego a México el presidente de la CEM (2006-2009 era monseñor Carlos Aguiar Retes, entonces joven obispo de Texcoco, y el hoy cardenal de Morelia era vicepresidente. Tres años después el hoy arzobispo de Tlalnepantla repitió en el cargo, siempre acompañado del brazo del nuncio francés.

 

En 2014, en los cambios de la CEM, los prelados mexicanos nombraron en la presidencia al cardenal, y arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, un hombre sencillo y prudente.

 

Con esa decisión se concretó el regreso de un purpurado a la CEM.

 

Ese mismo grupo –con leves cambios– fue reelecto para otro periodo más, este mes de abril de 2016. Así, deja la CEM el quinto nuncio en México.

 

 

¿Qué significa ser presidente de la CEM?

 

¡Mucho! Es el principal interlocutor de los obispos católicos con el gobierno en turno.

 

No es una decisión de dedazo ya que hay elecciones directas de entre todos los obispos.

 

Además no existen reglas o un perfil ideal, si hay empero, una exclusión: El presidente y el vicepresidente deben ser elegidos sólo entre los miembros que son obispos diocesanos, tal y como lo señala una Carta Apostólica de Juan Pablo II del 21 de mayo de 1998. Fuera de ahí cualquiera puede ser, pero debe de contar con algunas cualidades como:

 

  • Tener la capacidad de cohesionar a los distintos grupos y sectores de la institución;

 

  • La acumulación de la experiencia en la diócesis;

 

  • Ser una persona moderada, discreta y con buena relación con la Santa Sede (comulgar con el papa en turno);

 

  • Pertenecer al clero secular necesariamente;

 

  • Otros más son el haber estudiado en Roma, haber colaborado en alguna de las comisiones de la CEM o estar preferentemente en el Consejo de la Presidencia.

 

¡Ah! y olvidaba, deber ser cercano al nuncio en turno.

 

Con eso podemos saber el por qué está alguno y no otros.

 

 

Pendientes que deja el nuncio

 

Muchos o quizá quiero pensar ya los dejó “amarrados” o “encaminados”. Me refiero a las sedes vacantes o que están por serlo, sobre todo por motivos de edad. Hay otros prelados que quizá adelanten su retiro por petición directa de la Santa Sede. No comulgan con el Papa y han cometido el delito de encubrimiento, sobre todo en casos de pederastia.

 

Recordemos lo que les dijo el Papa Francisco a los obispos en su reciente visita a México, además del fuerte regaño en la Catedral. “Un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia. ¿Clarito? (lo dijo en tono porteño)”.

 

 

El papel de nuncio

 

Es clave en los nombramientos de obispos, ya que precisamente es quien propone la terna de las personas que deberán obtener los cargos, y claro, el Papa junto con algunos miembros de la Curia vaticana es quien al final decide.

 

 

Ocurrió hace 23 años.

 

El 25 de noviembre de 1993, Corripio Ahumada envió una misiva a Fernando Gutiérrez Barrios, entonces secretario de Gobernación, que le decía:

 

“Señor secretario de Gobernación. Por medio de estas letras deseo manifestar mi adhesión a la solicitud presentada por el Sr. Arzobispo Jerónimo Prigione, nuncio Apostólico en México, por indicaciones de la Santa Sede, el 25 de noviembre del presente año”.

 

En esa carta era claro que el nuncio quería tener el registro número uno y que de ahí se derivaran todas las diócesis, prelaturas y congregaciones masculinas y femeninas. Pero se le atravesó Antonio Roqueñí, y un grupo valiente de obispos que comulgaban con Corripio.

Menos de un mes después, el 15 de diciembre de 1993, Corripio de plano le escribió una carta al hoy santo Juan Pablo II pidiéndolo que por favor quitará del cargo al nuncio Prigione por el enorme daño que le generaba a la iglesia mexicana, le dice:

 

Beatísimo Padre:

 

...con toda humildad y movido por un deber de conciencia, se permite exponer a vuestra Santidad lo siguiente: (...) en el espacio de 15 meses llegarán a estar vacantes otras 5 arquidiócesis de la Iglesia en México, y un servidor llegará a los 75 años de edad.

 

Esta situación significa el reajuste y la orientación de toda nuestra Iglesia en México.

 

(...) Por otro lado el actual nuncio apostólico (...) se encuentra en México desde hace 13 años, complicados a causa de compromisos adquiridos por él con grupos de poder y de dinero, en medio de muchas vicisitudes y vulnerabilidades, con polémicas no siempre edificantes trascendidas a la prensa y con actitudes arrogantes y prepotentes con seres. Obispos, mezcladas con el gusto de hacerse unos propios clientes dentro del Episcopado Mexicano.

 

Le pide al Papa Juan Pablo II humildemente “como deber de conciencia sometiéndolo directamente a la benévola atención de Su Santidad que:

 

a) El actual nuncio apostólico S.E. Mons. Jerónimo Prigione sea sustituido por otra figura de representante pontificio más ponderado y aceptable.

 

b) Que la provisión de las 6 arquidiócesis y de las diócesis vacantes en la actualidad se suspenda hasta que el nuevo nuncio, con calma y serenidad pueda haber tomado conocimiento de la situación, para no perjudicar a nuestra Iglesia con nombramientos apresurados.

 

La misiva trae la firma del cardenal y el escudo del arzobispado de México y fue publicada en el #1936 de la revista Proceso, de diciembre de 2013.

 

¡Durísimo!

 

Obviamente eso no se dio a conocer entonces, y quizá las cosas hubieran cambiado. Peor, el hubiera no existe. No dijo el cardenal Corripio los nombres de los obispos cercanos y serviles al nuncio Prigione, pero es fácil saberlo. El sacerdote Antonio Roqueñí Ornelas los bautizó como El Club de Roma, por cierto recomiendo el texto de esta semana (#2058) en la revista Proceso de Bernardo Barranco, El llamado Club de Roma y el ocaso del cardenal Rivera.

 

Y obviamente el hoy santo polaco no le hizo caso a su viejo amigo, al contrario  justo  al cumplir 75 años le aceptó la renuncia, y nombró duramente un año a un administrador diocesano en la principal diócesis de México. Ahí se vio la mano del poderoso secretario de Estado y que quería ser Papa, Ángelo Sodano.

 

La historia la sabemos, meses después, en junio de 1995 llegó al cargo de primado de la Ciudad de México un joven de Tepehuanes, Durango, obispo de Tehuacán, entonces una persona sencilla y modesta que incluso venía a la ciudad de México en camión y tomaba el metro para trasladarse.

 

Quizá el eminentísimo cardenal Rivera Carrera ni se acuerde. Todo cambia, como dice la chilena Violeta Parra.

 

Meses después las cosas cambiaron, Corripio se fue a vivir a una modesta casa en el sur de la ciudad, murió triste el 10 de abril de 2008.

 

En unos meses más en junio de 2017, llegará una persona a ocupar las oficinas de Durango 90 en la colonia Roma. No sabemos quién será. Quizá el Papa jesuita traslade ahí a uno de los arzobispos actuales de la CEM, veremos a quien nombra de sexto nuncio.

 

Todo puede suceder.

 

Al margen.

 

México ha tenido cinco nuncios, a saber:

 

i) Girolamo Prigione, quien estuvo en este país 20 años, primero como delegado apostólico y luego, al establecerse las relaciones oficiales entre El Vaticano y el gobierno mexicano (septiembre de 1992), como nuncio apostólico. Le tocó organizar tres visitas del Papa Juan pablo II. Nombró a casi toda una generación de obispos.

 

ii) En junio de 1997 llegó el español Justo Mullor, quien se enfrento a Prigione y abordo el tema de Los Legionarios de Cristo, estuvo en México menos de tres años "ascendió" el año 2000 como director de la Pontificia Academia Eclesiástica. Empero, salió debido a las "grillas", que le armo el denominado Club de Roma.

 

iii) En el año 2000, cuando gobernaba EZPL, llegó el argentino Leonardo Sandrí, quien estuvo poco tiempo –meses–; en 2007 llego al cargo de cardenal y en el Cónclave de 2013 en el que fue elegido Jorge Bergoglio fue considerado papable, hoy es miembro de la Curia vaticana;

 

iv) En diciembre del 2000, justo al inicio del gobierno de Fox llegó Guisepe Bertello, y estuvo en México poco más de 6 años;

 

v) Y en la primavera de 2007 llegó a México el arzobispo francés Christophe Pierre, quien este martes 12 de abril deja el cargo oficialmente, y se va a EU.

 

¿Y quién será el sexto nuncio?

 

No sabemos aún.

 

 

¿Quién es Christopher Pierre?

 

Francés, nacido en enero de 1946, en Rennes, Francia. Estudió en el Seminario Mayor de su ciudad entre 1963 y 1969, luego en el Instituto Católico de París entre 1969 y 1971.

Fue ordenado sacerdote en 1970 en Saint-Malo, Francia.

 

Entre otros cargos fue Vicario Parroquial en San Pedro y San Pablo en Colombes, diócesis de Nanterre, entre 1970 y 1973, y entre 1973 y 1977 estudió en la Pontificia Universidad Lateranense en Roma y en la Pontificia Academia Eclesiástica. Cuenta con una Maestría en Sagrada Teología y un Doctorado en Derecho Canónico.

 

Ha servido en distintas representaciones pontificias en el mundo: Nueva Zelanda e Islas del Pacífico Sur (1977-1981); Mozambique (1981); Zimbawe (1982-1986); Cuba (1986-1989); Brasil (1989-1991); misión permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza (1991-1995).

 

Fue designado nuncio en Haití en 1995 y recibió la ordenación episcopal como arzobispo el 24 de septiembre de ese mismo año. También tuvo ese cargo en Uganda entre 1999 y 2007, y luego pasó a desempeñarse con ese cargo en México.

 

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