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Abandonar el barco

Esperemos a ver como Morena se va despedazando y la 4T se hunde mientras los mexicanos esperamos un real cambio. | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

Seguidores de Andrés Manuel López Obrador han comenzado a abandonar el barco de la Cuarta Transformación al no encontrar resultados en un gobierno que “hace agua” y está hundiéndose estrepitosamente.

Las protestas ya se hacen escuchar a lo largo y ancho del territorio nacional. Campea el desencanto en medio de la pandemia que tiene de rodillas a empresarios, negocios e instituciones.

No ha podido o no ha querido gobernar. El presidente sigue en un mar de lamentos, echándole la culpa al pasado, a los saqueadores, a quienes se levantaron en vilo al país pero sin accionar judicialmente contra los corruptos.

Y ese desencanto ya alcanzó a diez gobernadores que decidieron abandonar la CONAGO al darse cuenta que es inviable y que el gobierno central los tiene arrinconados y en abandono y, haciendo uso de la soberanía estatal, han decidido dar un paso al costado.

Pero eso no parece importarle al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador que sigue enfrascado en los fantasmas del pasado sin enfrentar las sombras del presente.

El país, como un barco, marcha a la deriva. Y similar a un avión está en piloto automático, en inercia, pero en el interior de la cabina ya ha empezado un proceso de despresurización que terminará por sepultar un proyecto de gobierno.

Hay desencanto, sí. Tiene posibilidad de dar un golpe de timón, sí. Hay voluntad de hacerlo, no.

López sigue quejándose y no está aportando nada al desarrollo y sigue con sus medidas clientelistas de cara a procesos electorales y fortalecimiento de la 4T.

El tema del feminicidio no se está atendiendo al ciento por ciento. Hay reclamos por todas partes. Las protestas se empiezan a sentir y hay una salida de militantes de Morena que ahora buscan un liderazgo distinto al mesianismo de López.

Frena (Frente Nacional anti-AMLO) es la nueva piedra en el zapato de López Obrador. Pero quienes simpatizan con él han intentado echar abajo esas protestas.

López Obrador aún cree que tiene el mismo capital humano de cuando empezó su proyecto. Lo que no sabe es que cada día está perdiendo esa masa. El presidente considera, sin embargo, que hoy es más popular que antes.

Hoy la disputa es al interior de Morena. Costará que se pongan de acuerdo para definir un nuevo liderazgo. López Obrador intentará cargar los dados hacia un proyecto que le blinde las espaldas.

Mario Delgado, Porfirio Muñoz Ledo, Yeidckol Polevnsky, Alejandro Rojas y Gibrán Ramírez, son quienes quieren liderar el proyecto de Morena.

Quien quede al frente tendrá la posibilidad de ejercer poco más de 800 millones de pesos y decidir el futuro político de unas ocho mil personas. No es poca cosa. Es el poder total.

De ahí que quien quede al frente tendrá sobre sus hombros la posibilidad de definir la figura presidencial. Veremos si a Morena le alcanza la continuidad porque lo que está haciendo López Obrador es sepultar el proyecto político.

Al mandatario no le conviene que la pugna dentro de su partido llegue a la fisión nuclear. Sin embargo, la vileza, los odios, el encono, la violencia y la falta de oficio están calentando demasiado las cosas, alertó el analista Ricardo Raphael en un texto para Milenio.

López Obrador dijo que no intervendría en la vida interna de Morena, porque quiere ser presidente de todos los mexicanos. Se está equivocando porque cuando se desmorone, los adversarios obtendrán la fuerza que aún les falta para reventar su proyecto político.

Esperemos pacientemente a ver como Morena se va despedazando y la 4T se hunde mientras los mexicanos esperamos pacientemente un real cambio, distinto a los yerros del pasado.

Todo es cuestión de esperar.