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A propósito del 30 de Abril: Los niños los más vulnerables

Las niñas, niños y adolescentes del país enfrentan condiciones de vida muy precarias y siguen estando expuestos a explotación, violencia y falta de oportunidades.

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Escrito en OPINIÓN el

En los últimos días fue ampliamente difundido el caso de Alondra Luna Núñez, una jovencita guanajuatense que fue sustraída de su escuela por agentes de la Interpol y llevada a Houston, Texas, Estados Unidos, bajo la solicitud de una mujer llamada Dorotea García, quien afirmaba que la menor era su hija.

 

Además de las múltiples irregularidades del caso, que incluyen la falta de ética y buen trabajo de parte de la jueza Cinthia Elodia Mercado García, quien concedió el traslado de la menor sin siquiera autorizar una prueba de ADN que comprobara la supuesta maternidad de la reclamante; el caso debe llamarnos a una seria reflexión sobre el estado que guardan los derechos de las niñas, niños y adolescentes en nuestro país.

 

Las niñas, niños y adolescentes del país enfrentan condiciones de vida muy precarias y siguen estando expuestos a explotación, violencia y falta de oportunidades a pesar de que el Estado mexicano firmó y ratificó la Convención de los Derechos de la Infancia. Como respuesta al cuarto y quinto informes consolidados que las autoridades del país en 2012 rindieron al Comité de Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas –con un año de retraso–, y de cara al que presentarán en 2015, es importante hacer mención de las fallas y retrasos que se viven en México en esta materia.

 

Una de las herencias de la “guerra contra el narco” y la actual violencia que se vive en el país, es la gran cantidad de niñas, niños y adolescentes huérfanos a causa del asesinato de sus padres, o por causa de la desaparición forzada de los mismos. Aunado a esto, el aumento de suicidios y asesinatos entre adolescentes, así como los índices de consumo de drogas e incursión en actividades ilícitas desde muy temprana edad.

 

En el mismo sentido, es lamentable que no existan estadísticas o datos certeros respecto al número de niños en casas-hogar, tampoco se atiende el problema de madres adolescentes, no hay estrategias para combatir la trata de menores ni se hace nada por procurar la reinserción social de los menores que hayan cometido algún delito, cuya única alternativa es ser asesinados o volver a entrar a la delincuencia.

 

Pero estos no son los únicos aspectos preocupantes. El titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Alfonso Navarrete Prida, subrayó que “no hay que echar las campanas al vuelo” en cuanto a las acciones para reducir la explotación laboral infantil, pues a pesar de la reducción de 500 mil menores en esta condición poco más de dos años, aún existen 2.5 millones de niños, niñas y adolescentes realizan alguna actividad laboral. 

 

“Muchos son presas de las peores formas de trabajo infantil, tales como la ocupación forzosa en las fábricas, la servidumbre por deudas, el tráfico de drogas y la trata sexual, entre otras”, sostuvo el funcionario al conmemorar el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil. 

 

No podemos olvidar tampoco la situación que viven las niñas, niños y adolescentes migrantes en nuestro país, en donde la gran mayoría sufre violencia de toda índole, sin que existan los protocolos de atención adecuados que procuren su bienestar y –sobre todo– su reintegración al ámbito familiar. México también ha demostrado ser un país cruel con laspersonas migrantes que transitan por nuestro territorio, a pesar de que miles de mexicanas y mexicanos enfrentan los graves riesgos de la migración a Estados Unidos cada año.

 

Es claro que la construccio´n de una perspectiva incluyente y a favor de los derechos de las niñas, niños y adolescentes debe ser revisada y repensada a partir de la teoría de los derechos humanos, que permita generar un marco de verdadera protección a los derechos de este grupo de personas, identificar los obsta´culos estructurales que enfrentan sus derechos, y reconstruir un nu´mero importante de categori´as juri´dicas que obstaculizan el desarrollo de los mismos.

 

Se acerca nuevamente el 30 de abril, fecha que debe dejar de ser un día de celebración vana, y convertirse en una conmemoración que nos lleve a reflexionar en los pendientes que tenemos como Estado con quienes integran uno de los grupos más vulnerables de nuestro país, y quienes resultan ser también nuestra mejor esperanza para un buen futuro.